Osteopatía y artrosis
El ser humano es un ser articulado que tiene gran capacidad de movimiento gracias a su esqueleto, formado por los huesos que se desplazan desde las articulaciones y se movilizan con la tensión de sus músculos.
Las articulaciones o lugar donde contactan dos huesos, permiten la soltura corporal y la movilidad. Quizás la articulación sea uno de los saltos evolutivos más importantes en el paso de la planta al animal.
La artrosis es una afección crónica de las articulaciones, de naturaleza degenerativa y no inflamatoria. Se caracteriza por la degeneración del cartílago articular y la pérdida de su función amortiguadora, lo que se traduce en una mayor presión sobre el hueso situado debajo del cartílago.
Los esfuerzos a partir de este momento que recibe la articulación puede afectar a la cápsula sinovial.
Causas de la artrosis
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Las causas que pueden producir la degeneración del cartílago articular son:
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enfermedades articulares sufridas anteriormente
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fracturas intraarticulares,
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reumatismos inflamatorios
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sobrecargas articulares producidas por posturas inadecuadas, sobrepeso y trabajos estáticos o forzosos.
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Tensión emocional, la rigidez de pensamiento produce rigidez articular, la represión , y la ansiedad pueden producir una coraza muscular que acabe traduciéndose en rigidez muscular que comprima la articulación y su sistema circulatorio, una falta de nutrición del mismo y en definitiva una degeneración del cartílago a la larga.
Consecuencias de la artrosis
El efecto de la artrosis es la pérdida de movilidad en las articulaciones provocando que el riego sanguíneo en la zona sea deficiente y lleve al cartílago del hueso a no muy largo plazo, a un proceso degenerativo y a crear posibles depósitos de calcio como el caso de las articulaciones intervertebrales.
La incidencia de la enfermedad va aumentando con la edad y es mucho más frecuente en mujeres que en varones sobre todo después de la menopausia.
Manifestaciones clínicas
Dolor que aparece sobre todo cuando se pone en funcionamiento la articulación después del reposo, limitación de la movilidad, ruidos articulares y deformaciones en procesos muy avanzados. Las localizaciones más frecuentes son articulaciones vertebrales, rodillas, caderas, hombros y articulaciones interfalángicas.
El dolor es uno de los síntomas principales de la artrosis, generalmente cede con el reposo y de nuevo comienza al iniciar el movimiento, sobre todo cuando es brusco y descontrolado. Incrementa al ponerse la persona de pie tras haber estado sentado mucho tiempo sentada , al subir o bajar escaleras y al llevar peso.
Tras un cierto tiempo en movimiento la articulación se calienta y las molestias disminuyen pero vuelven a aparecer cuando se prolonga el movimiento y se carga de nuevo la articulación.
Síntomas en la artrosis de rodilla
En los casos de artrosis de cadera la persona siente dolor al subir las escaleras, ponerse calcetines o cruzar las piernas, siendo continuo e intenso en la artrosis avanzada.
La intensidad del dolor no siempre es proporcional al grado de lesión, al parecer la depresión y la ansiedad ayudan a agudizar los síntomas.
El dolor puede aumentar con los cambios de tiempo, al aparecer una tormenta o al cambiar la temperatura y la humedad del medio ambiente.
Qué puede hacer la osteopatía
La osteopatía, ante esta patología, tiene como misión dar movilidad articular para impedir el avance del proceso degenerativo, mejorar el riego sanguíneo en la articulación y tejidos adyacentes (musculatura, ligamentos, fascias) permitiendo una nutrición correcta de los tejidos de la zona y ayudando a la absorción de posibles depósitos de calcio que puedan existir. El trabajo muscular por tanto a través de estiramientos, movilizaciones articulares y masaje por planos es también importante, al verse implicados en el proceso degenerativo.
Se consigue de esta manera aumentar la calidad de vida del afectado, al aumentar su movilidad, flexibilidad y riego sanguíneo.