Qué es para mí el EFT
Nunca antes tres siglas encerraron tanta sabiduría y buen hacer. El EFT es una técnica que nos ayuda a desbloquear aquellas emociones que tenemos anquilosadas en nuestro interior. Ayuda a que se desintegren nuestros miedos, nuestras frustraciones, nuestras incertidumbres, nuestras penas..., que hacen que estemos estancados, generando malestar en nuestro cuerpo físico y mental.
Nos permite avanzar amablemente, dulcemente, sin controversias, hacia el camino que hemos elegido, libremente y de forma consciente. Es como un abrazo que te reconforta, pero a la vez te hace sentirte segura. Es abrir tus brazos a la posibilidad de que las cosas se pueden cambiar. Es empezar a elegir por uno mismo aquello que quiere.
La clave del EFT, es su facilidad, cercanía y rapidez. Es fácil, muy fácil, a veces incluso extremadamente fácil, tanto que no parece posible acostumbrados a la complejidad del mundo que nos rodea. A través de unos golpeteos en puntos concretos de tu cuerpo, acompañados de una frase que conecte con la emoción que se quiera trabajar, es suficiente para empezar asimilarla, hasta conseguir exteriorizarla del todo y una vez alcanzado este objetivo simplemente debemos dejarla marchar, retenerla no tiene ningún sentido. Es lo único que necesitas para empezar tu camino en el EFT.
Con EFT, se puede alcanzar aquello que se anhela. Puedes ser la persona que siempre has soñado ser. Lo realmente importante del EFT, es que no es necesario creer en él, no es necesario ser fiel a ningún dogma ni a ninguna doctrina. Lo único realmente necesario es ser consecuente con uno mismo. Lo único necesario es darnos permiso, para ser aquello que realmente queremos ser.
Quizás eso para mí fue lo más difícil de interiorizar. Saber que todo este tiempo aquello que deseaba, siempre había estado conmigo, siempre me había acompañado, siempre había pertenecido a mí ser, y yo misma lo estaba bloqueando, fue un descubrimiento inquietante. ¿Cuántas cosas NO nos permitimos? ¿Cuántas cosas mueren en nosotros antes siquiera de haber nacido? ¿Cuántos imposibles sumamos a nuestro saldo, en vez de posibles a nuestro favor? Cuantos interrogantes surgen, cuántas penumbras cobran vida, cuantos fantasmas enterrados agonizan en su silencio.
Estamos cansados de que nos bombardeen con lo importante de pensar en los demás, casi se ha convertido en un pecado inconfesable pensar en nosotros mismos. Por eso creo que cuesta tanto concedernos esa oportunidad, porque en muchos casos rompe con todos nuestro bagaje que arrastramos con mayor o menor fortuna a lo largo de nuestro ciclo vital.
Tener ese tiempo para uno, tener ese espacio de paz donde estar en contacto contigo mismo, eso no tiene precio, no hay compensación posible, ni tiempo mejor invertido. Mi mentor y maestro en estos lares, Luis Bueno, siempre dice una frase muy buena que creo que debiéramos marcarnos a hierro, que debiera ser nuestra máxima en cualquiera de las situaciones que nos van pasando. Nosotros debemos hacer aquello que nosotros queramos hacer, debemos decir aquello que queremos decir, debemos ser aquello que queremos ser "y a quien no le guste, que le den".