EFT y las afirmaciones
¿Ya sabes lo qué quieres? ¿Puedes visualizarlo? ¿Crees que te lo mereces? ¿Necesitas un cambio? ¿Qué te lo impide?
La mayoría de nosotros tiene más claro lo que no quiere que lo que realmente desea.
La tendencia general es de quejarnos de todo lo que nos molesta creyendo que así nos desahogamos, cayendo en el victimismo, en el enfado y en la frustración, pero en realidad no conseguimos cambiar ni mejorar nada, solo hacernos más daño a nosotros mismos, debilitarnos e ir acumulando más carga emocional.
Sufrimos dolores de cabeza, de espalda, de estómago... estamos tristes, ansiosos, preocupados... y ahora, además, en época de crisis, nos dejamos abrumar por la energía del “todo está fatal”, “no hay nada que hacer” y nos pasamos los días resignados en la apatía de “es lo que hay” y a la espera de tiempos mejores.
Y me pregunto, ¿No sería más efectivo intentar imaginar qué queremos en nuestra vida y cómo la queremos vivir para poner en marcha todos los mecanismos necesarios que nos lleven al cambio deseado?
En este sentido, las técnicas de gestión emocional nos pueden ayudar. Son herramientas para recuperarnos a nosotros mismos, para conocernos y entendernos, para aceptarnos y amarnos, para confiar en nosotros y en nuestras posibilidades, para abrir nuestra mente y nuestro corazón a aquello que deseamos para permitirnos la felicidad.
Una forma fácil y efectiva de empezar a prepararnos para emprender este largo camino hacia el cambio y hacia la realización de nuestros deseos es mediante la combinación de las afirmaciones y el EFT. Las afirmaciones son frases cortas, específicas, positivas y en presente que representan nuestros deseos como si ya los hubiésemos conseguido. Las afirmaciones tienen que contener todo detalle, ser precisas de manera que podamos imaginarnos o visualizarnos claramente mediante lo que describen dichas afirmaciones.
Cuando somos capaces de visualizar, sentir y creer en las afirmaciones que nosotros mismos hemos creado, engañamos a nuestro subconsciente (cerebro emocional o límbico), creando una nueva realidad para nosotros que sin darnos cuenta muy posiblemente la atraeremos, no por arte de magia, sino porque estaremos alerta de toda oportunidad que se nos pase por delante. Por este motivo, es muy interesante e imprescindible, para el cambio, saber qué es lo que queremos de forma precisa y concreta.
Hasta aquí, todo parece muy sencillo pero en el fondo no lo es porque detrás de las afirmaciones solemos tener muchos “peros”: “me gustaría pero... tengo miedo, no me lo merezco, no soy capaz, yo no se, qué pensarán de mí, etc... de limitaciones , que no nos permiten creer ni sentir que dichas afirmaciones van con nosotros, quitándoles todo el poder.
En este punto es donde aplicando EFT podemos ir liberando las cargas emocionales, bloqueos, creencias, miedos, limitaciones, etc. que no nos permiten integrar las afirmaciones como posibles.
EFT nos ayuda a entrar en nuestra mente subconsciente para ir rescatando aspectos inconscientes no “digeridos” que suelen ser la clave para resolver todas estas limitaciones. Recuerdos de la infancia, experiencias en la escuela, introyectos parentales, fracasos amorosos, incidencias en el trabajo y más. EFT nos ayuda también a relajar la intensidad del miedo y de la ansiedad que nos producen los cambios así como sus resistencias asociadas.
Así pues, manos a la obra, permitámonos ser felices, proyectemos nuestros objetivos, visualicemos los resultados. Veamos que recursos nos faltan en el presente para conseguirlo. Veamos qué parte del pasado todavía nos hace sombra y no nos deja seguir adelante.
La felicidad está en nuestras manos, la paciencia y la confianza en nosotros mismos y en la vida son las herramientas más importantes, desarrollémoslas.