Introducción a la Psych-k
En nuestro cerebro tenemos registradas todas nuestras vivencias, desde el momento de nuestra concepción. Están archivadas como si de un ordenador se tratara. Algunas están en archivadores antiguos, viejos, que acumulan mucho polvo y otras están más activas y accesibles.
Todas estas experiencias conforman nuestras creencias y forman asociaciones que activan conexiones neuronales. Por ejemplo, si de pequeños experimentamos que siendo graciosos llamábamos la atención, se registró en nuestro cerebro la asociación: “para llamar la atención tengo que ser gracioso”, y existe una conexión neuronal que se activa cuando queremos llamar la atención para que digamos o actuemos de forma graciosa.
Si, por el contrario nuestra madre sólo nos hacía caso si éramos traviesos, se registró la creencia: “si eres travieso te hacen caso”, y de forma inconsciente, ya en nuestra edad adulta, usamos el recurso “ser travieso”, en cualquiera de sus diferentes manifestaciones, para llamar la atención.
Estos son solo algunos ejemplos, porque existen miles de creencias registradas en nuestro subconsciente producto de lo que vivimos, escuchamos y vimos, fundamentalmente, en los primeros seis años de edad. En esa etapa nuestro cerebro se encuentra en una fase Zeta, similar a la que se produce en estados de hipnosis, de modo que todo lo que vivimos se registró con una fe ciega. Si fuimos desafortunados y, por ejemplo, cuando éramos pequeños, nos dijeron “eres tonto” o “no vales para nada”, esta información se grabó en nuestro cerebro y de adultos vamos por la vida pensando que somos así y esto nos obstaculiza para conseguir nuestras metas.
Nuestro pasado condiciona nuestro presente y nuestro futuro. Tenemos hábitos de pensamiento y estamos acostumbrados a las emociones que ellas se derivan.
Por eso existen personas con tendencias de: tristeza, enfado, optimismo, etc. Sus reacciones son instintivas, no se cuestionan si van a reaccionar ante un hecho de forma optimista o pesimista, con actitud flexible o inflexible, simplemente reaccionan, sin pensar. Se calcula que estamos programados para el 90% de las reacciones que tenemos durante el día.
Recuerda cuantas veces te has propuesto cambiar algún hábito y no lo has conseguido. Nos prometemos firmemente cambiar, y no conseguimos mantener nuestro propósito más allá de unas semanas.
Cuando nos descuidamos volvemos a adoptar el patrón de conducta habitual. Por ejemplo... ¿cuántas veces nos hemos propuesto dejar de fumar? ¿adelgazar? ¿ir al gimnasio? ¿mejorar la relación con un familiar?... Ponemos todo nuestro empeño y, al más mínimo descuido... ¡volvemos a caer!
La buena noticia es que podemos romper ese círculo vicioso, porque cuando quebramos una conexión neuronal el cerebro crea otro puente entre neuronas que crea una nueva conexión.
Los circuitos neurológicos involucrados en la estructura emocional de nuestro cerebro pueden alterarse con la práctica de la técnica Psych-k, a través de la combinación de métodos como PNL, kinesiología y la metodología del cerebro integrado.
Con pocas sesiones de Psych-k es posible romper patrones de conducta que, a través de otras terapias, podríamos tardar meses, o incluso años, en cambiar. ¿Por qué? La razón es muy simple, el Psych-k trabaja a nivel subconsciente.