La flora intestinal en los niños, el pilar de un sistema inmune fuerte
El neonato proviene de un ambiente (dentro del útero materno) estéril y se enfrenta a un ambiente extra-uterino lleno de microorganismos.
Durante el parto vaginal las bacterias maternas procedentes del conducto vaginal, gastrointestinal y de la piel, son las primeras con las que entra en contacto el recién nacido.
Existe evidencia destacada de que este primer contacto proporciona las bacterias que empezarán a desarrollar su flora intestinal, lo cual tiene especial importancia en el desarrollo de su sistema inmune. En el parto por cesárea, el recién nacido no contacta con las bacterias maternas, por consiguiente, se retrasa el desarrollo de la flora intestinal.
La lactancia materna, promueve el crecimiento y desarrollo de una flora intestinal característica (predominio de Bífidobacterias) que favorece la absorción de nutrientes y proporciona una actividad inmune fuerte. El tracto gastrointestinal constituye la mayor superficie del ser humano que contacta con microorganismos del exterior, por lo tanto se considera el órgano más rico en células inmunitarias.
La flora intestinal va evolucionando acorde con desarrollo del recién nacido (de fase lactante a infantil), el cambio de la lactancia a la introducción progresiva de los alimentos o la creciente interacción con el entorno, van a favorecer la entrada de microorganismos patógenos que pueden desequilibrar la composición de la flora intestinal generando una predisposición al desarrollo de infecciones y/o enfermedades, y debilitando el sistema inmune.
Alteraciones en la composición de la flora intestinal en el recién nacido se han relacionado con enfermedades tales como enterocolitis necrotizante, diarreas infecciosas o asociadas a tratamiento con antibióticos, enfermedades alérgicas, dermatitis atópica, enfermedad inflamatoria intestinal y debilidad en el sistema inmunológico.
Hay estudios recientes que ofrecen una relación directa entre la flora intestinal con el desarrollo cerebral en niños y su implicación en la aparición de enfermedades como el autismo, el trastorno de déficit de atención con/sin hiperactividad (TDAH), la dislexia, dispraxia… etc., entre otros.
En el siguiente artículo, vamos a exponer como podemos de forma integrativa ayudar a la salud de la flora intestinal del recién nacido y del niño.