Psicoaromaterapia y flores de bach: facilitando el cambio
Cuando mis pacientes acuden a consulta debido a un problema emocional o físico siempre les hablo de música. Somos música. Somos vibración. Cada uno de nosotros es como una orquesta compuesta por cientos de músicos interpretando una sinfonía. Y esa increíble música es la manifestación de lo que sentimos, de lo que pensamos, de lo que experimentamos y de cómo nos relacionamos con los demás.
Cuando todo está bien, la música es hermosa y fluye con naturalidad. Sin embargo, en ocasiones, un intérprete puede tocar a destiempo, algún instrumento se desafina. Comenzamos a sentirnos mal, pero no sabemos muy bien qué nos está pasando. Con el tiempo más y más músicos comienzan a tocar mal, contagiados por los otros, el director no consigue coordinar al resto de la orquesta… y entonces experimentamos dolor, angustia, rabia, ansiedad, tristeza. Nuestro cuerpo deja de funcionar correctamente, nuestras emociones se desbordan, experimentamos conflictos con nuestra familia o en el trabajo y aparece la enfermedad “física”. En definitiva, estamos “desafinados”, no vibramos en la frecuencia adecuada.
Las Flores de Bach actúan entonces como un diapasón. Emiten una frecuencia vibracional concreta que provoca una “resonancia” y permite afinar los instrumentos desafinados. Las esencias florales contienen la parte más espiritualizada de la planta, la más Yang en términos de Medicina Tradicional China. Y todas aquellas personas que las han probado saben que funcionan igual de bien para, por ejemplo, ayudar a controlar los estallidos de rabia y, con algo de tiempo, las migrañas fruto de la frustración y la irritabilidad. Es una armonización “de arriba hacia abajo”. Desde lo emocional a lo físico.
Pero, ¿tenemos que detenernos ahí?. A veces la desarmonía es muy intensa y está muy cronificada. Además, las personas somos seres complejos, los problemas tienen varias causas y diferentes manifestaciones.
No todos los problemas pueden tratarse igual, porque no todas las personas somos iguales ni respondemos de la misma forma a una terapia. Por ello la combinación de elementos terapéuticos funciona siempre mejor y más rápido que las terapias simples.
Los aceites esenciales representan la máxima concentración de una planta. Son el máximo Yin. Tremendamente concentrados y llenos de principios bioquímicamente activos, se han utilizado desde la más remota antigüedad en el tratamiento y prevención de enfermedades de toda índole con excelente resultado. Pero aún podemos ir más allá. La aromaterapia moderna ha demostrado que existe una potente relación entre el olfato y la memoria, los estados de ánimo, las emociones y los pensamientos. Todos podemos recordar situaciones en las que un determinado olor ha sido capaz de evocar una intensa respuesta emocional o de devolvernos un recuerdo profundamente enterrado. Esto es así porque los olores se transmiten desde el bulbo olfatorio al sistema límbico e hipotálamo, es decir, alcanzan directamente el cerebro emocional, sede de las emociones y los recuerdos. Pero los aceites esenciales, por su composición, contienen activos que provocan reacciones terapéuticas que van más allá del aroma, actuando “de abajo a arriba”, a nivel físico, emocional, intelectual, social y por último espiritual.
Las emociones y los pensamientos son química, pero también vibración. Son energía en movimiento. Al experimentar una emoción los tejidos corporales vibran en consonancia con ella. Por eso, para cambiar la forma en que sentimos, tenemos que cambiar la frecuencia vibracional de nuestro cuerpo. Los aceites esenciales, al igual que las esencias florales, poseen una elevada tasa de vibración, que estimula los campos electromagnéticos del cuerpo para activar los procesos curativos naturales. Ahora bien, antes he señalado que los aceites esenciales son bioquímicamente activos. Esto quiere decir que no son inocuos, y debe atenderse de forma cuidadosa a su posología y forma de aplicación.
Las Flores de Bach son Yang, los aceites esenciales Yin. Ambos conforman un Tao en equilibrio. Pero esto no debe entenderse de forma absoluta. Hay esencias florales más Yang y otras más Yin, y lo mismo puede decirse respecto a los aceites esenciales en función a su potencial positivizante o negativizante (captador o emisor de electrones) y en su acción sobre el sistema nervioso simpático o parasimpático. La clave del éxito estará en su combinación, en un diagnóstico preciso, y en las características de la persona que recibe el tratamiento.
Cada vez disponemos de mayor número de estudios científicos, clínicos y experimentales, acerca de las acciones de los aceites esenciales sobre el psiquismo. Partiendo de lo más simple, hay dos tipos básicos de trastorno emocional, uno Yang, hiperexcitado, tenso, locuaz y ansioso, y el otro Yin, melancólico, apático, silencioso y triste, y unas esencias neuroestimulantes y otras neurosedantes. Según Robert Tisserand, uno de los principales investigadores actuales sobre los aceites esenciales, podemos reseñar algunas de sus acciones, aunque a este respecto no hay acuerdo entre todos los investigadores. Por ejemplo, el Romero, la Menta, el Árbol del Te, tienen un carácter estimulante, mientras que la Lavanda y la Mejorana son relajantes y sedantes y el Incienso, la Rosa o la Bergamota son reguladores y equilibrantes.
Otros estudios relevantes:
Otros estudios relevantes se detallan a continuación:
- Un estudio publicado en la revista Therapeutic Advances in Psychopharmacology, realizado por Mark Moss y Lorraine Oliver de la Universidad de Northumbria (Newcastle, Reino Unido), con voluntarios sometidos a pruebas de cálculo mental, puso de manifiesto que los individuos que previamente se sometían unos minutos, sin saberlo, al aroma del aceite esencial de romero, obtenían mejores resultados en los test cuanto mayores eran los valores detectados en sangre de 1'8 cineol. El 1'8 cineol del aceite esencial de romero afecta las funciones del transmisor acetilcolina, al ejercer una acción inhibidora de la acetilcolinesterasa, de forma sinérgica con otros componentes.
- Otro estudio realizado en Japón sobre la respuesta del organismo al estrés, realizado por Akio Nakamura y colaboradores, y publicado en la revista Journal of Agricultural and Food Chemistry, puso de manifiesto el efecto favorecedor sobre el ritmo de sueño, la depresión y el humor, en las personas sometidas a los aromas de lavanda y jazmín.
- La revista Psychoneuroendocrinology, ha publicado un estudio de Janice Kiecolt-Glaser y colaboradores, de la Universidad de Ohio en Estados Unidos, sobre los aceites esenciales de limón y de lavanda. Se evaluó la presión sanguínea, el ritmo cardiaco, y se sometieron los voluntarios a unos test psicológicos. El aceite esencial de limón producía aumentos en los parámetros de adrenalina de los voluntarios y en su estado de humor, mientras que la lavanda presentaba efectos relajantes.
- El Journal of Ethnopharmacology de sept. 2011 publicó un estudio de la Universidad de Sao Paulo (Brasil) de Costa y colaboradores sobre el aceite esencial de Lemongrass. Se concluía que el efecto ansiolítico de este aceite esencial, se debía a su actividad sobre el neuromediador GABA.
- En Human Psychopharmacology de julio 2010, aparece un nuevo artículo de Moss de la Universidad Northumbria en el que compararon en dos grupos de personas el efecto sobre la memoria y el humor de las dos principales especies de Salvia (Salvia officinalis y Salvia Lavandulifolia), incluyendo un grupo control (sin tratamiento). Se observa como la Salvia Officinalis es la que produce unos resultados mejores tanto sobre la memoria como sobre el estado de ánimo.
En cuanto a la investigación sobre las Flores de Bach el lector interesado puede acudir a los trabajos publicados por el Grupo Cubano de Investigación del Sistema Diagnóstico-Terapéutico de Edward Bach, de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, cuyo objetivo es investigar, desde el método científico, el sistema creado por Edward Bach.
El tratamiento combinado Flores de Bach + Aceites esenciales ha sido utilizado en cremas y aceites de masaje por terapeutas y masajistas con excelente resultado. Añadir unas gotas de aceite esencial de lavanda a la Crema de Rescate de Bach alivia rápidamente contracturas musculares y quemaduras. ¿Por qué no usar el mismo principio para los problemas emocionales?
En consulta este tratamiento combinado supone un valor añadido a la terapia, al permitir un abordaje bidireccional, de arriba abajo con las Flores de Bach, desde lo espiritual hasta lo físico, y de abajo a arriba con los aceites esenciales, desde lo físico hasta lo espiritual.
Bach creía firmemente en que hemos venido a este mundo a aprender una lección. Este aprendizaje puede en ocasiones ser arduo y doloroso. Con sus remedios florales pretendía “dulcificar” el camino, ayudar a aprender las lecciones de la vida con menos sufrimiento. Ni las flores de Bach ni los aceites esenciales son una pastilla mágica capaz de borrar el dolor. Las experiencias negativas están ahí por algo, y eliminarlas sin haber captado su mensaje solo hará que vuelvan de nuevo más adelante, más duras y con mayor intensidad. Pero el aprendizaje no tiene que ser traumático, podemos allanar el camino.
Esta es la forma en cómo las terapias combinadas pueden ayudarnos. Las grandes obras musicales contienen luz y oscuridad, movimientos alegres y otros tensos o tristes. La belleza de la composición reside precisamente en esa dicotomía, que tanto nos conmueve, porque resuena con nuestra propia melodía individual.