Fecundación in vitro (FIV) y cardiología
Desde 1980, cuando nació el primer bebé probeta, comenzaron una serie de controversias acerca de los efectos que podía tener en el bebé que la fecundación fuera artificial.
Sin embargo, solo ahora, después de 30 años y de los avances en diagnóstico ecográfico, se ha podido documentar lo que es un verdadero riesgo para los niños concebidos por FIV (Fertilización in Vitro, por sus siglas en español), sea cual sea la técnica utilizada.
Se había observado que los bebés por FIV tenían la tensión más alta que los bebés nacidos por métodos naturales, por lo que se tomaron 100 bebés de FIV y se siguieron en su desarrollo fetal y se compararon con 100 bebés concebidos de forma normal.
El resultado es que 1 de cada dos bebés de FIV tenían cambios en su corazón o sistema circulatorio, durante la gestación y que persisten durante la vida post-parto.
Esto es un porcentaje altísimo de riesgo cardiovascular, un 50%, 1 de cada 2!
La población normal solo tiene el 5% de riesgo: 5 de cada 100 niños, una diferencia abismal.
(Según: Circulation. 2013; published online before print August 28 2013, Assisted Reproductive Technologies are Associated with Cardiovascular Remodeling in Utero that Persists Postnatally).
¿Qué defectos presentaban los bebés concebidos por FIV?
El corazón era más grueso: las paredes más gruesas que las de los corazones normales.
Sin saberse por qué, estos bebés engrosan sus paredes cardiacas, como si tuvieran un extra de trabajo, porque lo que aumenta es el músculo cardiaco.
¿Para qué aumentan los músculos el corazón?
Porque tiene que hacer más fuerza, como los fisiculturistas. Resulta que estos bebés aumentan la tensión cardiaca porque deben hacer más fuerza para cerrar el ciclo de diástole – sístole, el ritmo normal de bombeo cardiaco. Es como si les costara arrancar y entonces el corazón debe hacer un mayor esfuerzo de lo normal, de allí este engrosamiento muscular. Pero no sabemos por qué tiene que hacer más esfuerzos un corazón de bebé de FIV que el de un bebé concebido de forma natural.
Estos cambios persisten después del nacimiento, tampoco sabemos por qué.
Estos cambios también incluían un engrosamiento de las paredes de la aorta cardiaca, la arteria mayor del cuerpo.
Las parejas que recurren a FIV, el 50%, el que tiene los problemas de fertilidad es el padre. Es decir, que si uno de cada dos niños nace con problemas cardiacos, con toda probabilidad es debido a que es el padre el que tiene los problemas de fertilidad.
La coincidencia es también muy fuerte y fuera de toda duda estadística, pero... ¿por qué?
Nuestra ciencia no tiene ninguna explicación.
¿Por qué el corazón? ¿Por qué no otro órgano?
¿Qué tiene que ver con el corazón, que sea el padre al que le falte la fertilidad?
¿Qué puede hacerse para prevenir o tratar estos efectos cardiacos?.
Los investigadores proponen que una dieta basada en ácidos grasos insaturados sea una posible solución para reducir la tensión cardiaca, pero aun no se sabe si es una dieta que deben seguir los padres o el bebé, o antes del nacimiento, o incluso, antes de la fecundación. Estos ácidos grasos insaturados, son los que combaten el colesterol, hacen que la sangre sea menos viscosa, más fluida.
Los alimentos más ricos en estos ácidos son el aceite de Girasol y después de este, leche rica en omega 3, aceite de hígado de bacalao (la famosa EMULSIÓN DE SCOTT), frutos secos como nueces y almendras, entre otros.
¿Qué papel juega el padre en el desarrollo del corazón?
Para muchos de nosotros, el corazón y todo nuestro cuerpo, es como un coche que se puede cambiar piezas para que funcione adecuadamente, más aun, después del primer trasplante cardiaco, por el Dr. Cristian Barnard.
Pero íntimamente sabemos que no es así, que hay un espíritu que anima la alegría y las penas, y esta en el corazón: lo sentimos cuando ponemos una mano encima de nuestro pecho al sentirnos emocionados.
En el NEIJING, el texto base de la medicina china, de hace 2500 años, se describe el corazón como la residencia del emperador, como la ciudad prohibida de Pekín: nadie debe entrar sin permiso, y está conectada directamente con el cielo.
El corazón representa el espíritu del fuego, la chispa divina y dos de sus llamas son aportadas por el padre en el momento de la concepción.
El fuego tiene cuatro vectores de energía, dos más que cualquier otro órgano, y dos de ellos establecen la conexión celeste YANG, la energía masculina:
- el XINBAO o maestro del espíritu, es el que nos lleva la sabiduría de nuestros ancestros al corazón, se llama también circulación –sexualidad, por su papel en lo instintivo, lo ancestral.
- Y el triple calentador, que es un canal que corre por el brazo, por la cara externa, y que los sabios antiguos le adjudicaron directamente a ser una herencia del padre.
Este canal de energía, EL TRIPLE CALENTADOR; los sabios taoístas lo describen como una conexión directa entre el bebé, el padre y el espíritu divino. No surge inmediatamente en el momento de la concepción, como lo hacen los otros once canales principales: se va formando a través de la vida intrauterina y queda firmemente enraizado, unido con lo celeste, alrededor del primer mes de nacimiento.
¿Es posible que si este lazo divino no esté adecuadamente formado, el corazón del bebé trate de aumentar sus esfuerzos para compensar esa falta de soplo espiritual?
El fuego, en la mística TAOÍSTA de la creación, es lo que nos aporta el espíritu, y es lo primero que surge cuando las energías cósmicas deciden alinearse en un momento del tiempo y el espacio para darle esa chispa divina a una unión de gametos humanos.
Ese fuego es el SHEN; el espíritu que anima el corazón, y en esencia es heredado del padre. Si esa conexión es débil o prácticamente inexistente, el corazón- órgano, tratara de compensarla hipertrofiando, para captar la más mínima cantidad de energía cósmica que sea posible.
Al leer esto desde luego, más de un científico, o médico, se revolcaría por el piso de la risa, y no sólo ellos, más de un padre, pensaría que está más que traído de los cabellos.
Pero, en ciencia, sabemos que estas cosas maravillosas y extrañas existen...
En medicina moderna, sabemos, por ejemplo, que las células tiene unos órganos que respiran, las mitocondrias, los pulmones celulares: cada uno de los seres humanos que han poblado y poblaran la tierra, sólo lo reciben de una herencia que recibimos de nuestras madres: son unos genes especiales, que solo lo trasmiten ellas, y a través de nuestras madres, desde un momento ancestral, nos lo ha legado la primera EVA, la madre primigenia: se sabe que todos los seres humanos compartimos estos genes, que solo vienen de la madre y, por lo tanto, existió esa primera EVA, en África, al menos hace más de 6.000.000 de años.
¿Por qué no puede suceder lo mismo con el padre? ¿Se descubrirá algún día esa conexión genética del ADN paterno con el corazón?
¿Qué podemos hacer?
Mientras la medicina occidental logra llegar a una solución, que seguro llegará, podemos ayudarnos del legado ancestral de la acupuntura para ayudar a ampliar esa conexión cósmica.
Los puntos del meridiano del Triple calentador son únicos y especiales para restablecer esa conexión. Antes de proceder a la FIV, el padre debería seguir un tratamiento de acupuntura que mejore la vitalidad de sus gametos, y al igual que la madre, prepararse para ese gran acontecimiento cósmico, la llegada de un ser único e irrepetible, un ser humano conectado con su corazón.