El caso del viejo abogado
A menudo la gente viene a mí después de una peregrinación que los llevó a consultar a diversos profesionales de la salud. De ellos recibieron explicaciones a sus dolores que aceptaron o rechazaron, siendo las más usuales las relacionadas con la forma del cuerpo y sus alteraciones (dimorfismo).
"Sufro porque tengo escoliosis". Me comenta una señora de mediana edad, que la padece desde que tiene quince años, y que comenzó a tener dolores desde hace dos.
Otro paciente me comenta "los pies planos son la fuente de todos mis problemas".
Johan Cruyff, capitán inolvidable de fútbol de Holanda que todos conocemos, dijo:
Tenía dos tabletas como planta de los pies, y era un formidable atleta.Johan Cruyff
No es la forma el primer parámetro a considerar, más bien es el plan de movilidad y compensación, es decir, la forma en la cual uno se organiza para funcionar a pesar de la pérdida de movilidad (debido a un traumatismo, posiciones sesgadas, cicatrices, etc.), que se acumulan con el tiempo.
En este sentido, la anécdota que prefiero entre las tantas que cuento en mi clínica, es la del viejo abogado que se presentó hace poco en mi estudio, con una cifosis que casi le obligaba a una perenne reverencia.
A la pregunta de cuál era la causa por haber acudido a mí, el señor me contestó "tengo un dolor de espalda espantoso", lógicamente en mi mente mi pensamiento era "no me extraña, con esa cifosis"...seguidamente le pregunté ¿desde cuándo?, esperando como mínimo que fuera desde siempre, mientras el agradable anciano me contesta "ya han pasado dos meses desde que este dolor de espalda no me deja en paz". ¿Y en el pasado nunca ha tenido problemas de este tipo?, le pregunté con mi cara de póquer.
"Nunca", ¿pero... cuánto tiempo lleva con esta inclinación hacia adelante?
El simpático señor me contestó que empezó a curvarse cuando tenía 20 años y a los 40 ya estaba así. Nuestro amigo había vivido por lo menos 40 años de su vida adaptándose a funcionar sin dolor con la espalda fuera de toda lógica biomecánica.
En este punto, la moraleja de esta historia no es otra que:
No es lo más importante estar derechos, lo más importante es encontrar en la propia "deformación" un equilibrio, un esquema de compensación, que nos haga funcionar sin demasiados problemas.
Y éste es el motivo de por qué veo a gente recta sufriendo mucho y a otras, como nuestro abogado, que le fue muy bien durante tantos años.
Es por ello, que en mi trabajo intentaré ayudar a quien sufre a encontrar el modo para que sufra menos.