Laberintitis y Mareos: motivo frecuente de consulta en una clínica de osteopatía
La Laberintitis y mareos son un motivo frecuente de consulta en una clínica de osteopatía.
El vértigo, de hecho, la mayoría de la veces no tiene una base orgánica o traumática, sino que surge de una forma espontánea y poco a poco, se convierte en un muy incómodo malestar, incluso incapacitante.
La osteopatía es muy útil en estos casos, ya que la función del equilibrio, por el número de estructuras implicadas, puede ser fácilmente víctima de lesiones osteopáticas.
En primer lugar, el órgano del equilibrio, que se encuentra en el oído interno, puede ser golpeado en manera directa por una disfunción osteopática.
De hecho, la perilinfa es decir, el líquido en el que se sumergen las estructuras del oído interno, está en estrecha relación con el liquor, el líquido que rodea el Sistema nervioso central.
En una imagen se puede notar el canal a través el cual la perilinfa y el oído interno comunican con el licuor.
Esto provoca que una disfunción cráneo-sacral, que influya directamente la fluctuación del licuor, pueda tener efectos directos sobre la perilinfa y por ello sobre la fisiología del equilibrio, como también del resto del audición.
El llamado síndrome de Meniere tiene, sin duda una base osteopática.
Las disfunciones de la columna cervical constituyen otra importante causa de inestabilidad.
Los problemas osteopáticos de la columna cervical pueden generar compresiones intermitentes sobre las arterias vertebrales y alterar el flujo de sangre directo al cerebro.
Como resultado se desarrollan problemas de inestabilidad, ya que, en el momento en que falta el suministro de sangre, se puede generar un problema de equilibrio, quizás fracciones de segundo, pero suficientes para desestabilizar la postura de la persona. Muchas caídas accidentales dependen de este tipo de mecanismos.
¿Cómo actúa el osteópata?
El osteópata interviene sobre este tipo de problemas con oportunas técnicas suaves, libre de riesgos, no traumáticas, absolutamente indoloras y extremadamente eficaces destinadas a restablecer la correcta dinámica de la columna cervical.
Más allá de que el equilibrio, depende estrictamente del buen funcionamiento del sistema propioceptivo, es decir, el sistema que regula el flujo al cerebro de informaciones táctiles y cinestésicas, provenientes de la periferia. Tales informaciones vienen de todas partes del organismo e informan al cerebro de la posición de los segmentos corpóreos en el espacio.
Basado en estas informaciones, el cerebro regula el tono de los músculos antigravitatorios, por ello el equilibrio.
Además, hay que considerar la vista, que tiene una función importantísima sobre la regulación del equilibrio.
Estas funciones, en su globalidad pueden ser todas comprometidas por una lesión osteopática.
Basta pensar en las disfunciones del pie, de la extremidad inferior o las de las primeras vértebras cervicales, así como a las de la base del cráneo.
Un caso real
Os hablo de un caso de una paciente de 68 años, que sufre de mareos frecuentes que, en fase aguda, la obligaban a la inmovilidad en la cama.
El malestar estuvo presente durante años y controlado farmacológicamente, pero en los últimos meses había empeorado tanto en intensidad como en frecuencia.
Al examen osteopático presentaba una restricción de movilidad a nivel esfeno-frontal sobre el lado derecho y una restricción de la hoz cerebral en lado sagital. También presentaba una anterioridad del sacro unilateral derecha y una restricción ligamentosa a nivel de la vejiga.
Corregidas las disfunciones, la sintomatología claramente había mejorado.
En el siguiente mes después del primer tratamiento, la paciente tuvo un par de crisis agudas, sin embargo una notable disminución en comparación a su estado anterior.
Durante los dos meses siguientes los vértigos disminuyeron gradualmente, hasta su completa desaparición.
Tras el tratamiento osteopático no ha presentado más problemas.