El secreto del cambio
La esencia de mi trabajo como psicólogo y coach es el cambio. Una persona que quiere trabajar su autoestima, un cliente que busca mejorar sus capacidades profesionales o un niño que siente rechazo de sus compañeros... todos buscan un cambio.
Podemos entender el cambio como el proceso que surge de una situación presente y que finaliza en otra futura deseada habiendo generado una situación o estado diferente al actual.
En esta definición habría que matizar un par de aspectos claves. El primero es que el cambio no se inicia ni finaliza. Como queda expuesto en el antiguo I-Ching o Libro de las Mutaciones:
Todo está en continuo cambio.
Por otro lado también habría que matizar que esa situación futura no tiene por qué coincidir, y casi nunca lo hace, con lo que nosotros deseamos. Podremos tener un objetivo claro, pero la realidad al final siempre se ajustará a su manera y matizará esa situación deseada por nosotros.
Por tanto, podemos decir que el cambio del que estamos hablando es un cambio que nosotros elegimos, a tenor del que ya existe. Es nuestra intervención en el discurrir del destino la que caracteriza este tipo de cambio.
Una vez que somos conscientes del cambio, surge una pieza clave para que éste se lleve a cabo: la voluntad. La capacidad de elegir libremente y comprometerme con mi decisión.
En nuestra vida diaria nos gusta presumir de nuestra libertad. Ora la buscamos, ora la enarbolamos como estandarte de ideología políticas, ora la sentimos y la vivenciamos. A pesar de ser conscientes de nuestros límites, nuestra vida es un continuo intento de ensanchar las paredes de nuestra cárcel de libertad.
Pero en la definición que hemos dado de Voluntad, hay un segundo término y que es el de compromiso. Este Compromiso es algo más complejo que la Libertad, puesto que a día de hoy no se ha politizado demasiado y, por tanto, es algo más vivencial que teórico.
El Compromiso conlleva la responsabilidad, y quizás esta sea la cara más amarga para aquellos que quieren libertad sin coste alguno. Esta Responsabilidad es un contrato con los demás, y por supuesto con uno mismo.
Y he aquí el quid de la cuestión. El Compromiso es la pieza sobre la que se arma el cambio. Querer, desear, tener ganas no es suficiente para conseguir el cambio; solo siendo responsables con nosotros mismos podremos hacerlo. Este compromiso nace del Corazón, de lo más hondo de nuestro ser y por tanto encaja a la perfección con nuestra misión y nuestro sentido de la vida. Nace de una Voluntad no racional, pensada ni elegida, sino más bien escuchada dentro de nosotros.
Por tanto, podemos concluir diciendo que para cambiar, hemos de escuchar esa vocecita que nos habla dentro de nosotros y que nos dice la dirección y el sentido de nuestra marcha en la vida y nos indica los momentos de cambio.
Abramos los oídos del alma y escuchemos: ¿de verdad es ahora el momento de cambiar?