Relación entre pectoral derecho y romboides izquierdo
Es muy habitual en consulta que la gente refiera dolor en el romboides, y porcentualmente, mucho mayor en el romboides izquierdo (luego entenderemos el por qué).
Cuántas veces hemos trabajado con estas personas masajeando bien la zona donde refiere el dolor, hemos estirado, hemos hecho un trabajo “súper completo” y la persona ha mejorado parcialmente. Es decir, dos días después hablamos con ella/él y nos indica que está mejor, pero en cambio una semana después vuelve de nuevo con el mismo dolor.
Pero lo que es peor aún, cuántas veces no le hemos vuelto a aplicar las mismas técnicas en la misma zona teniendo en cuenta el precedente de que había mejorado un poco. Podemos pensar que lo tenía muy cargado y que por eso ha hecho falta otra sesión más para terminar de soltar del todo.
Ahora bien, cuando la persona vuelve a aparecer por la puerta a la semana siguiente refiriendo dolor de nuevo en la misma zona de siempre, ya empezamos a sospechar que a lo mejor no hemos hecho todo lo que teníamos que haber hecho para solucionar el problema.
Vamos analizar un poco más en profundidad este dolor en el romboides izquierdo desde un punto de vista un poco más global y amplio. Intentemos ver el romboides como una parte del cíngulo escapular donde cada tracción tiene una repercusión directa o indirecta sobre otro punto de este anillo.
En análisis que voy a realizar a continuación no quiere decir que sea el único origen del dolor en el romboides izquierdo, ni mucho menos. Simplemente trato de dar una aproximación y una visión de algo que he visto en múltiples ocasiones en consulta y que me ha sacado de más de un apuro.
¿Quién forma el cíngulo?
Hemos hablado de un cíngulo o anillo escapular, pero, quién forma este anillo y cómo se reparten las tracciones.
El anillo lo van a conformar las escápulas, clavículas, esternón (principalmente el manubrio) y los húmeros desde el punto de vista osteológico. Desde el punto de vista muscular encontramos el pectoral mayor y menor, serrato, subescapular, redondos mayor y menor, romboides, trapecio y dorsal ancho entre otros (hay más, pero para nuestro trabajo es suficiente analizar estos músculos).
¿Cómo interactúan unos con otros?
A continuación vamos a entender mucho mejor cómo se produce el fenómeno que da título al artículo.
Supongamos que nos pasamos 8 horas sentados delante de un ordenador, con el ratón, en un posición que dista mucho de ser ergonómica y que esto lo hacemos con la mano derecha (como la mayoría de la población diestra). Simplemente vamos a indicar como apunte que, el movimiento que realizamos con el ratón, supone tanto una flexión de hombro (anteversión o antepulsión, según el autor) como una rotación interna del mismo, lo que produce que se activen de manera activa las fibras del pectoral mayor y menor.
Ahora pensemos que hacemos esto durante un media de 5 días a la semana, lo que supone 40 horas semanales, que son aproximadamente 160 horas mensuales y que en cálculo de entornos laborales “normales” supone una media de 1.760 horas anuales.
Pensemos ahora que llevamos en este puesto de trabajo 3 años y que nunca antes nos había molestado “la paletilla” izquierda. En cambio, según nuestro criterio como paciente, “de golpe” nos empieza a aparecer un molesto dolor en la región posterior izquierda.
Démosle una vuelta a este tema. Podemos analizar que tras 5.280 horas de flexión y rotación interna del hombro derecho de manera prácticamente continuada, con pequeños descansos, nos ha empezado a molestar la zona escapular izquierda, más concretamente el romboides. ¡Curioso!
Si hacemos un análisis de lo que produce esa rotación interna y flexión del hombro, veremos cómo hemos mantenido el pectoral derecho acortado durante mucho tiempo, pero por el contrario, hemos estado solicitando de manera recurrente y al mismo tiempo a la musculatura posterior de la escápula derecha.
El romboides derecho en principio no tiene problema de acompañar a su pectoral homolateral, pero claro, este romboides está traccionando al mismo tiempo de todas las vértebras en las que se inserta, lo que está produciendo un rotación izquierda de una serie de vértebras.
Esta rotación izquierda de las vértebras debe, al igual que lo hacían los anteriores músculos, solicitar que algún otro músculo se estira para poder dar respuesta a la solicitud que le está realizando. Por lo tanto, esto nos lleva a una gran tensión en el romboides izquierdo por solicitación desde el pectoral derecho y por cadenas musculares y tracciones óseas.
La conclusión más clara de este artículo debe ser sin duda. La víctima es la que grita, pero el culpable permanece en silencio hasta que se le descubre. Debe buscar el origen más allá, y trata de manera holística, donde el todo es más que la suma de las partes.