¿A qué edad puede hacerse Reiki a un niño?
Son conocidos los beneficios del Reiki en la terapia con adultos, pero cuesta más relacionarlo con el mundo infantil. Podría creerse que existe una edad límite para poder recibir una sesión de Reiki, incluso alguien podría pensar que podría tener algún efecto adverso en niños pequeños.
Realmente esto no es así: El Reiki es universal. Puede impartirse a plantas, animales, a embarazadas, y a niños de cualquier edad, incluso bebés.
Resulta curioso comprobar cómo, aún en niños muy pequeños de tres o cuatro años, en los que hemos observado que tienen miedo a algo o que están más nerviosos de lo normal o se encuentran mal, si les preguntamos si quieren que les hagamos como una especie de masaje (los niños no saben lo que es el reiki pero sí lo que es un masaje) que les va a ayudar a no tener miedo, o a estar más tranquilos, o a encontrarse mejor, contestan rápidamente que sí. Aún siendo pequeños saben intuitivamente lo que necesitan, y colaboran perfectamente con la sesión estándose quietos y hablando con el terapeuta; a veces llegan a expresar miedos muy profundos que los angustian y que de otra manera difícilmente asomarían.
La única diferencia con un adulto es que las sesiones son de menos duración; un niño suele tener bastante con una sesión de entre quince a treinta minutos. Él mismo siente cuando ya es suficiente y tiene la necesidad de acabar y levantarse. En ocasiones es oportuno que se quede la madre o padre y hacer una sesión compartida, en la que pueden ayudarse el uno al otro a obtener información relevante y encontrar soluciones juntos.
Beneficios del Reiki en niños
Los beneficios del Reiki en un niño se perciben en todos los ámbitos, tanto en la familia como en la escuela. Los maestros corroboran siempre que el niño está mucho más tranquilo y se porta mejor, y por tanto también está más receptivo a los aprendizajes y a colaborar positivamente con la dinámica de la clase. Esta información ayuda mucho a los padres a relajarse y desangustiarse, con lo cual todavía se contagia mejor onda a la relación con el niño, creándose así una cadena de consecuencias beneficiosas para todos.
Desde luego, en el trabajo con niños es fundamental que el terapeuta sepa conectar con ellos y les inspire confianza. Si el primer contacto es malo, difícilmente se conseguirá su colaboración. Es fundamental mostrarles una gran empatía y una gran claridad.
Realmente merece la pena el trabajo con los niños. Si a una edad temprana se les libera de sus posibles “problemas”, evitamos que se les coloquen etiquetas (niño hiperactivo, niño que se porta mal, niño con problemas de aprendizaje...) que van a condicionarles su autoestima para toda la vida, y se les va a facilitar su trayecto hacia la edad adulta.