¿Se puede medir el dolor?
Si buscas en un diccionario el término “dolor” verás que lo definen como una sensación molesta, un sentimiento de pena... Es decir, una sensación subjetiva y personal. Y yo te pregunto ¿se puede medir una sensación, un sentimiento? Pues parece ser que sí, porque el dolor puede ser algo personal, pero afecta a todos y cada uno de los millones de hombres, mujeres y niños que poblamos este planeta.
Hoy me gustaría hablarte de dos temas vitales para tu calidad de vida: los distintos tipos de dolor y las escalas de medición y valoración del dolor que se utilizan para intentar medir y controlar una sensación tan subjetiva, como molesta. ¿Empezamos?
Los tipos de dolor
Cuando hablamos de tipos de dolor, lo primero que tenemos que recordar es que el dolor no es una enfermedad sino un síntoma. El dolor es una señal de alerta que nos envía nuestro organismo para alertarnos de que existe un problema que tenemos que tratar lo antes posible.
De esta forma, las distintas enfermedades, patologías y afecciones pueden causar diferentes tipos de dolor: dolor agudo como el de la gonartrosis, dolor sordo como el de la fibromialgia, dolor pulsátil como el de las migrañas, etc.
Pero además de la enfermedad o la patología que provoca ese dolor que sentimos, la cantidad de tiempo durante el que se prolonga este síntoma, también nos permite clasificarlo de otra forma: dolor agudo y dolor crónico. Esta diferenciación es clave a la hora de decidir el mejor tratamiento que erradique o alivie ese dolor que nos está amargando la vida.
- Dolor agudo: Dolor puntual que no se prolonga de forma continuada más allá de los seis meses.
- Dolor crónico: Dolor continuo que se prolonga en el tiempo y que tiene serios efectos secundarios en la salud mental y la calidad de vida de la persona que sufre. Ante el dolor crónico, la peor solución es quedarnos con los brazos cruzados. Hoy en día existen interesantes tratamientos que, solos o combinados, pueden aliviar el dolor crónico y mejorar sustancialmente la vida de las personas que viven con dolor. ¿Quieres ver un buen ejemplo? Descarga aquí una guía gratuita de ejercicios contra el dolor crónico.
Las escalas de medición del dolor
A pesar de que no es sencillo, medir el dolor es fundamental no sólo para diagnosticar su origen, sino para poder elegir el tratamiento más adecuado para cada persona. Pero como decíamos al principio de nuestro artículo: ¿cómo medir algo tan personal y subjetivo como una simple sensación? Intentar explicar “cuánto nos duele” algo, qué nivel de sufrimiento estamos padeciendo en un momento determinado no es sencillo, pero como casi todo en esta vida, existe una solución: las escalas de medición del dolor. Puedes encontrar más información en este estudio sobre valoración del dolor (pdf) publicado en la revista de la Sociedad Española del Dolor.
Desde hace décadas, la comunidad científica internacional ha creado diferentes escalas de medición del dolor, unas más sencillas, otras más completas, unas más sencillas de elaborar, otras algo más complicadas... Muchas de estas escalas se basan en asignar un valor numérico a la intensidad de dolor que siente la persona. Tres de las escalas de medición del dolor más conocidas son las siguientes:
- Escala Numérica: Creada en el año 1978 del siglo pasado, esta escala es la más simple y la más utilizada para medir la intensidad del dolor. Consiste en pedir al paciente que asigne un número del 0 al 10 a la intensidad del dolor que siente en cada momento del día, en una u otra parte de su cuerpo, etc. En esta escala y otras similares, el cero equivaldría a “nada de dolor” y el número 10 cuantificaría el dolor más intenso.
- Escala Descriptiva Simple o DES: Consiste en elegir una “categoría” de dolor, por ejemplo: dolor leve, dolor moderado, dolor intenso, etc. Su principal debilidad es que es excesivamente simple y que el lenguaje que se utilice para preguntar por la intensidad del dolor puede confundir a ciertas personas.
- Escala Visual Analógica o VAS: Este tipo de escala cubre las deficiencias de la simpleza de la escala anterior y es la más utilizada actualmente en las Unidades de Dolor, los hospitales, las clínicas, etc. Es bastante simple: se traza una línea horizontal de 10 centímetros con un inicio – nada de dolor - y un final – dolor insoportable-. Para medir el dolor, la persona que lo siente tiene que elegir un punto intermedio de la línea.
Como ves, sí es posible medir la intensidad de una sensación tan subjetiva como es el dolor y, lo más importante: se puede medir para poder tratarlo, aliviarlo y conseguir mejorar la calidad de vida de las personas que viven con dolor crónico.