Salud en otoño
Cada estación del año influye de manera diferente en nuestra salud.
Ahora nos encontramos en otoño, período en el que la energía se concentra, como preludio al frío y quietud invernal. Los árboles recogen lo útil de las hojas y luego éstas caen, desciende la temperatura, la luz del día se acorta. Estos son fenómenos evidentes que caracterizan al otoño. Aunque se viva en la ciudad, y se esté lejos de la naturaleza, no quiere decir, que se esté exento de su influencia.
Nuestro sistema nervioso recoge esas informaciones, y junto con el sistema endocrino, regulan el metabolismo de nuestro cuerpo para adaptarlo a esta nueva estación, que en general es fría y seca.
La medicina tradicional china tiene muy presente los ritmos circadianos y la estación del año, en cuanto a su influencia sobre el funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestro estado anímico, pues cuerpo y alma son un todo indivisible. La medicina tradicional china asocia el otoño con la fase metal, el color blanco, el sabor picante, el sentido del olfato, el pulmón, la nariz, la piel, el intestino grueso, el sentimiento de tristeza, la congoja, el desconsuelo.
¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra salud en otoño?
Tendremos especial cuidado si se tiene alguna afección crónica del aparato respiratorio, o de la piel, pues, ahora podrían empeorar.
Es muy importante protegerse muy bien del frío y de la sequedad, que nos atacan en otoño. La sequedad afecta a la piel y al pulmón produciendo tos seca, o esputo espeso de difícil expectoración, jadeo con dolor en el pecho, piel seca y escamosa, micciones cortas, heces secas y duras.
El frío suele penetrar por los poros de la piel, boca, nariz, ano, genitales externos así como por exposición directa de la zona lumbar y abdominal. Por lo que estas son las zonas que especialmente debemos proteger cuando haga frío.
El otoño es una buena época para la introspección. Pero, estemos atentos a la melancolía y a la tristeza, que se pueden exacerbar, dando lugar a una depresión.
Entonces, ¡hay que cuidarse!
¿Cómo? Así:
1- Protegiéndose del frío. Venimos del verano y es fácil confiarse. El frío nos puede coger desprevenidos. Conviene tener a mano la ropa de abrigo y proteger especialmente la boca, nariz, ano, genitales externos, hombros, cuello, zona lumbar y abdominal
2- Procurando una buena hidratación. Tomando alimentos húmedos y bebiendo un poco más de lo habitual. Es muy recomendable que las bebidas sean calientes o al menos templadas. Si, por falta de costumbre, no apetece el agua templada, se puede tomar caldo o infusiones (para el otoño muy recomendable el tomillo).
3- Con una dieta adecuada. Como en cualquier momento del año, la dieta debe ser moderada (ni excesiva, ni escasa), con ciclos dietéticos regulares (evitando pasar excesivo tiempo de ayuno) y completa (es decir equilibrada). Particularmente, en otoño, son recomendables los alimentos blancos (cebolla, ajo, pera, coliflor, jengibre, arroz, avena, cebada, castañas, almendras...) y los de sabor picante de energía neutra, templada o caliente, como son: zanahoria (por ser picante y neutro), perejil, canela en rama, cebolla, hinojo, puerro, anís, tomillo, romero, (por ser picantes y templados), ajo, clavo, pimienta o mostaza (por ser picante y caliente).
Todos estos alimentos refuerzan lo que tenemos más vulnerables en la estación otoñal (pulmón, nariz, piel, intestino grueso) además de tener una naturaleza purificadora. No solo hay que elegir bien los alimentos, hay que prepararlos adecuadamente. Conviene cocinar al vapor, guisado o estofado y reducir la ingesta de alimentos fríos y alimentos crudos. De esta manera, conseguiremos que los alimentos contribuyan a que nuestro organismo alcance el equilibrio, la armonía y estabilidad.
4- Es el otoño un período en el que nuestro espíritu tiende a la introspección y al recogimiento. Es un período de análisis y evaluación de las estaciones precedentes, especialmente de la explosiva primavera y del enérgico verano. Es pues, una estación interesante y hermosa, si bien, hay que tener la precaución de no caer en exceso en sentimientos como la melancolía y tristeza. Estemos pues alerta, y cuidémonos y cuidemos a nuestros próximos, si estamos o están sufriendo un proceso especial de tristeza o una depresión.
5- Les propongo, además, añadir a los cuidados otoñales una técnica sencilla de auriculoterapia. Se trata de realizar, una vez al día, un masaje del pabellón auricular para contribuir al equilibrio de nuestro organismo. El masaje se hará friccionando con cierta energía las siguientes áreas:
- la concha cava y la concha cimba
- el trago
- el lóbulo, especialmente la zona próxima a la unión del pabellón auricular a la cabeza.
Si al frotar en estas zonas, o en otras, sintiera molestia o incluso dolor, entonces le recomiendo que siga realizando el masaje y si persistiera el dolor durante una semana le aconsejo que consulte con un auriculoterapeuta. El pabellón auricular no duele cuando se disfruta de buena salud, por lo tanto el dolor en el pabellón auricular es síntoma de un desequilibrio.
¡Les deseo que otoñen felices y con buena salud!