El yoga me cambió la vida
En estos tiempos el yoga no necesita presentación, ya es muy conocido. Son muchas las personas que lo practican y otras, que están comenzando a interiorizarse en él. Claro que para eso se hace necesario dejar ciertas creencias que aún se mantienen sobre lo que se cree que es.
La más común es que va a resultar aburrido estar quieto durante minutos en una misma posición. Otra, que es una religión que poco a poco aparta a las personas del cristianismo. Con respecto a los ejercicios respiratorios se aduce que pueden llegar a dañar el cerebro. Y varias creencias más que, como toda creencia son conceptos que tomamos y damos como ciertos sin preguntarnos, ni siquiera investigar si es o no es así. Alguien dijo, y aceptamos.
Pero también aceptamos como verdad indiscutible cuando los que ya están haciendo yoga aseguran que su práctica les ha cambiado la vida, hasta lo insospechado. Se habla de curaciones físicas, emocionales, psíquicas. No porque se lo hayan propuesto así, ni lo hayan buscado, sino porque el hecho de practicar esta disciplina milenaria lleva a esos beneficios.
Entonces, ¿qué es cierto? ¿Sirve o no sirve? ¿Es capaz de cambiarnos la vida o solamente es una ilusión? ¿Es peligroso y nocivo?
Por supuesto que quienes son sus partidarios dicen todo lo contrario, hablan de sus grandes beneficios. Andrew Weil, famoso médico holístico y alternativo de Estados Unidos sostiene que realizar esta actividad regularmente ayuda a las mujeres mayores a mantenerse balanceadas y con estabilidad evitando las caídas que se asocian a la osteoporosis.
También los defensores e investigadores de esta disciplina han comprobado que ayuda en la liberación de emociones reprimidas que se expresan en contracturas, o somatizando enfermedades de diferentes tipos. Se entrena a sentir no solamente las sensaciones físicas sino también las emocionales que aparecen con los ejercicios, sin juzgarse, sin rechazarlas.
Todo esto no invalida que se pueda tener una mala experiencia con el yoga. Sobre todo a nivel físico, si el instructor a cargo no es lo suficientemente cuidadoso con sus alumnos. Ya que existen determinadas posturas que no son aptas para determinados problemas de salud, por el contrario, están absolutamente contraindicadas.
Más allá de la parte física, el yoga va llevando a sus practicantes hacia el interior, a concentrarse a través de la respiración, a quedar en silencio, mientras están presentes, atentos a las posturas de su cuerpo.
Pero toda esta propagandización que se encuentra en libros, entrevistas, manuales, ¿realmente sucede?
Ejemplos de cambios propiciados por Yoga
Y sí, para algunas personas fue un cambio radical en sus vidas. Esto es lo que cuenta Brenda. Su sistema nervioso dejó de funcionar hace tres años, ya no podía caminar, ni recordar, ni comer sola, ni leer ni escribir. Inclusive llegó al extremo de ser declarada en coma en un hospital de los Estados Unidos. Se despertó tres días después, decidiendo comenzar de nuevo. Fue así que comenzó con yoga restaurativo. Hoy camina, come, escribe, lee, se ríe asegurando que el yoga no le cambió la vida, sino que se la salvó.
A Melissa, no la salvó pero le cambió su cuerpo. Ya que practicaba levantamiento de pesas y de pronto su musculatura comenzó a dolerle mucho por haberse endurecido. Fue el yoga el que le permitió volver a tener total plasticidad. Tanto fue el cambio que dejó las pesas para ahondarse más en esta práctica incluyendo la meditación.
Pero una pregunta que cabe es ¿el yoga nos evita la enfermedad? No necesariamente, pero puede cambiar la percepción de la vida aceptando la enfermedad y su enseñanza. Es el caso del famoso médico estadounidense, autor de “Tus Zonas Erróneas”, Wayne Dyer (1940-2015). Dyer hacía años que hacía una vida sana, cuidando su alimentación, caminando, haciendo natación en el mar y por supuesto practicando yoga y meditación. Y de pronto, se encontró con un diagnóstico de Leucemia linfocítica crónica.
Sin embargo gracias al yoga y la meditación descubrió que el cáncer le permitió despertar el deseo de servir, de ser más amoroso y generoso con los demás, sin dejarse llevar por la necesidad del ego.
Justamente es la meditación la que causa más resistencia en algunas personas. Por eso hay que aclarar que no es obligatorio en la práctica del yoga hacer meditación. Ya que existen ramas como el Hatha Yoga, el Ashtanga Yoga o el Iyengar que se centran en lo físico y no en la introspección.
Visto de este modo, y de acuerdo a los diferentes testimonios existe la posibilidad de que el yoga pueda cambiar la vida de alguien. “Pueda” en la medida en que la persona se permite a sí misma transformarse, flexibilizarse… En definitiva es decidir si queremos ser felices o no. De todas maneras, el único lugar en donde está la completa felicidad es dentro nuestro.