Las maldiciones, ¿mitos o leyendas?
Qué son realmente las maldiciones
Esta expresión se conoce hace miles de años y es un tema un tanto espinoso y en ocasiones molesto a la hora de sacarlo a la luz por su contenido. Sin embargo, es algo que está ahí, y es realmente una energía poco conocida, se dice que son “deseos” malignos en forma de pensamientos y dirigido hacia otra persona o varias, con la finalidad, de hacer daño a niveles energéticos y biológicos (en referencia al cuerpo), en virtud del lenguaje empleado, se logra una determinada consecuencia.
Conocidas en muchas culturas por sus consecuencias a nivel energéticos, a tal punto que existen mitos y leyendas sobre ellas. Por ejemplo, la leyenda de Bruce Lee, cuentan que a su padre le echaron una maldición por la cual, durante tres generaciones, todos los hijos varones de su descendencia directa morirían jóvenes, y por desgracia esa leyenda se cumplió, a tal punto que no existen más descendientes del maestro Bruce Lee. Hay más pruebas sobre las maldiciones por todo el mundo y es algo que está ahí conviviendo entre nosotros y muchas veces, sin la comprensión de hasta que punto puede llegar a molestar a un ser humano.
Cabe recalcar que esta fuerza tiene la capacidad de heredarse a otras generaciones hasta cumplir su cometido. En ocasiones familias enteras son “víctimas” de una maldición, cuyos efectos alcanzan niveles devastadores, llegando a quitarse de en medio a toda una familia.
La Biblia también menciona las “maldiciones generacionales” y en sus escritos y dice: Una persona puede nacer bajo una “sentencia de castigo” por los errores (pecados) que cometieron sus antepasados, esto se debe a que muy probablemente alguien expresó un deseo con una fuerza maligna que irá recorriendo por todas las generaciones, incluso hoy algunos científicos le dedican un espacio en la revista New Scientist en su artículo los efectos científicos del vudú etc, que explican cómo puede llegar a devastar esta energía si no se le presta la correspondiente atención para ponerle la luz y que la persona se libere.
En definitiva, hemos de darnos cuenta que cualquier deseo mal intencionado puede hacer daño a las personas, (en función de sus estados emocionales), pero una mayor comprensión nos llevará casi seguro a tener estados más libres, como decía un gran maestro: donde hay oscuridad hemos de poner nosotros luz, ayudando a integrar lo que ocurre y para qué se manifiesta una maldición en las realidades de todos los seres vivos.
Hoy en día existen herramientas y rituales que ayudan que romper esos lazos aparentemente invisibles y que llevan años en nuestro interior.