¿Por qué dejamos todo para el último momento?
Hoy quiero hablaros de la fidelidad al proyecto sentido gestacional.
El caso del proyecto sentido gestacional comprende desde la idea de concepción de un nuevo ser (consciente o inconsciente), pasando por la gestación, parto y el primer año de vida fundamentalmente.
Las fidelidades familiares invisibles son contratos invisibles que existen con la familia por miedo a “salirse del clan”, ya que para nuestro cerebro está asociada la pertenencia con la supervivencia, y el peligro con la muerte. Son códigos situados en lo más profundo de nuestra mente. Estos contratos no están escritos ni son verbales, y además generalmente se encuentran en un plano inconsciente.
Estas lealtades están limitando y condicionando nuestras vidas. Es por esto, que resulta difícil dar con la información que desenmascara ciertos comportamientos, y también a veces, es complicado recurrir a la familia en busca de respuestas. Por eso, pese al discurso general de los padres y el “siempre has sido deseado”, me quiero quedar en la planificación de ese deseo.
El deseo está en primer lugar y la planificación en segundo, pero hay veces que ocurre al revés. No hay una planificación como tal y acaba sucediendo algo que aceptamos o queremos inconscientemente.
Evidentemente eso es muy diferente a planificar como tal, y eso lo muestran claramente las estadísticas. El porcentaje de bebés que no han sido planeados es muy alto, frente a que finalmente llegan a término casi todo el porcentaje. Lo cual quiere decir que muchas de las personas desde su concepción carecen de planificación.
Y es esta forma en que se concibe la vida, a la que hoy en día se sigue permaneciendo fiel. ¿Cómo? No pudiendo planificar correctamente y dejando todo para el último momento. Por eso, esas personas no pueden evitarlo. Es su manera de funcionar.
Algunas pueden, incluso se reafirman, diciendo que es la manera que tienen para que las cosas se den, y es así como reafirman a sus padres y su propia existencia. Ya que su propia existencia está unida a la no planificación, es decir, para existir, tengo que no planificar.
¿No es esto una manera de estar continuamente reproduciendo su gestación?
Es una forma inconsciente de permanecer en lealtad con la manera de ser creados. Así, cuanto más se reproduce, más cerca se está de “la idílica madre” y “la primera casita segura” (el útero) y más dentro del clan que aporta esa seguridad familiar inconsciente. Son precisamente las pautas que repetimos donde podemos ver el reflejo de las cargas que llevamos.
Como dice Bert Hellinger, creador de las constelaciones familiares, ampliar la mirada más allá de las normas familiares y conquistar la autonomía hace que aparezca la culpa.
Ser libre y original requiere trabajo personal y la culpa es el precio por salirse del contrato. Transgredir las lealtades familiares no es fácil. Por lo tanto, la culpa muchas veces es la señal de que nos dirigimos hacia nuestra autonomía.