Si cambias la forma de ver las cosas, las cosas cambian de forma
Aprende a cambiar tus emociones cambiando el registro de tu memoria celular y sé feliz.Liliana Sinardi Angió
Todo lo que vivimos desde la concepción hasta el momento presente, y memorias emocionales de ancestros, hasta siete generaciones, queda guardado en nuestra memoria celular
Siempre digo lo mismo: “Lo que una generación no resolvió, lo repite y lo transmite a la siguiente”.
Cada cosa que vemos, cada una de las sensaciones que sentimos, cada una de las palabras que oímos, de los olores y de los sabores que nos llegan, cada vivencia, cada emoción y todo lo que acontece es cuidadosamente guardado en nuestro interior, desde el mismo momento de la gestación hasta el final de nuestra vida.
Cada célula, cada órgano, cada tejido de nuestro cuerpo tiene así la impronta de lo vivido. Y habitualmente lo decimos "el cuerpo tiene memoria" aunque no sepamos en realidad el alcance ni la implicancia de tal afirmación.
Hoy se sabe por testimonios que muchos de los pacientes trasplantados, después de recibir un órgano, sea cual fuere, pueden comenzar a participar de la memoria de sus donantes, tanto como la de sus ancestros.
En mi postgrado de psiconeuroinmunoendocrinologia hecho en la Asociación Médica, pude corroborar como hoy en día, afortunadamente, médicos con esta orientación más amplia, consideran que lo psicológico, es decir, el modo en el que vemos la realidad y la interpretamos, tienen una relación muy importante para la salud, ya que existe un vínculo muy estrecho entre la psique, el cerebro, el sistema inmunitario y nuestras vivencias del mundo exterior. De eso depende que un mismo acontecimiento en una familia, tenga severas consecuencias para algunos de sus miembros y no así para otros
¿Por qué sucede esto?
Porque, si una persona tiene recursos para afrontar el hecho traumático y lo resuelve satisfactoriamente, salió fortalecido, la crisis lo hizo crecer, lo vivió como un desafío afortunadamente. Lamentablemente otras personas sucumben ante hechos menores o crisis si lo viven como amenazas, y se enferman gravemente.
Ahora bien, si bien el hombre es una maravillosa unidad de cuerpo y alma, cada célula de nuestro cuerpo tiene memoria de todo lo vivido, lo sepamos conscientemente o no, y esta memoria actúa independientemente de nuestro deseo, de nuestra libertad, de nuestro querer, y nos "hace actuar de una u otra manera" ante una situación vivida sin elegir muchas veces como hacerlo, sino reaccionando automáticamente según sean los registros vividos y almacenados en nuestra memoria celular.
De ahí la importancia de saber qué es la Memoria Celular, y poder atenderse con dicha metodología o capacitarse para acceder conscientemente a nuestros "bancos de datos" para ver el origen de todas aquellas reacciones que no queremos tener y estamos en condiciones de modificarlas, si así lo deseamos.
Una vez adentrados en los bancos de memoria de la persona y ver qué situación de dolor hay que modificar, viene lo más interesante aún. El maravilloso descubrimiento de la profesora Gonçalves, creadora del Método de Memoria Celular que lleva su nombre, son las "Capelinas".
Definidas así: "Las Capelinas son formas geométricas cromáticas que se forman al repetir la clave de una determinada frecuencia lumínica, esta frecuencia es medida en Hertz, teniendo un lenguaje exclusivo para las células, ellas, al vibrar en esa frecuencia cuentan con la impronta y posibilidad de reparar la memoria celular removiendo los estancamientos de información y corazas bloqueadoras y usadas con las manos en los bancos de memoria son decodificadoras de la memoria celular, llevando rápido y definitivo alivio al sufrimiento."
Toda realidad vivida lo es bajo una significación determinada. Es tan importante el hecho, como la significación de mismo. En el tratamiento se accede a dichos recuerdos y aplicando las herramientas del método se modifica y libera la emoción negativa del mismo, modificando no la realidad que ya ocurrió y es parte de nuestra vida, sino el trauma emocional que dejo esa vivencia, quedando grabada en nuestra memoria celular una situación que nos impedía hoy en día actuar libremente.
Sea cual fuera y de quien haya sido este suceso, ya sea nuestro, o de otras generaciones, se puede liberar de nuestro recuerdo, cambiando la emoción, cambiando la vibración por consiguiente y si la persona así lo integrarlo a nuestra vida como parte de la memoria, pero dejando atrás el trauma emocional con el que estaba asociado.
Si se llega a la “Corazón del Trauma” de cualquier síntoma, patología o vivencia de enojo, frustración, se libera la energía detenida en ese momento y empiezan a desaparecer los síntomas asociados y mejorar la enfermedad con ello relacionada.
Es muy importante en todos los casos, pero especialmente vemos que en personas que han sufrido abusos sexuales o de cualquier índole, violaciones, abortos, robos, que fueron víctimas de escenas traumáticas, etc., pueden revertir la secuela que dejo en su memoria celular. Con muchos años de terapia a veces no podíamos más que ayudar a concientizar y aceptar el hecho, que ya era mucho pero no terminar de liberarlo y perdonar verdaderamente lo ocurrido.
En caso de no hacerlo, no es la realidad la que, trayendo problemas, en la actualidad, sino el registro aún vigente de dicho suceso. Afortunadamente y gracias a Dios estamos en condiciones de poder modificarlo. Ese cambio a nivel celular, es central, ya que al decodificar la información negativa y registrar la nueva información, la persona recupera la alegría, la salud, y los proyectos ya que dichos sucesos no le permitían vivir de acuerdo a sus metas y cumplir la misión en su vida de una manera libre y responsable.
Hoy puedo testimoniar desde lo más profundo de mi ser, que cada sesión en la que participo de dicho cambio tan profundo (solo como una mediadora ya que es el paciente el que lo hace y Dios que intercede para ello), me alegro en el alma y agradezco infinitamente haber elegido ser psicóloga, porque al acompañar en el dolor y en la esperanza al hermano que así me lo solicita, encuentro cada vez más yo misma el sentido de mi vida, cumpliendo la misión que Dios me encomendó.
Agradezco a mis maestros, al Lic. Alberto Fariña Videla que me enseño desde el comienzo de mis estudios universitarios a adentrarme en la subjetividad humana hasta encontrar su esencia más íntima, que somos seres en relación, que participamos del ser de Dios y que él habita en cada uno, y aun hoy después de 40 años, sigue siendo mi referente más importante especialmente por su testimonio de vida.
A todos los que en estos años me aportaron recursos para implementar en la terapia, en especial a la Prof. Teresa Gonçalves, por la confianza que deposito en mí, por su generosidad y por el método que me enseño y que hoy transmitió a otros con mucho orgullo ya que me permitió personalmente liberar mi pasado y ayudar a mis pacientes a hacerlo también, para que el presente sea más pleno y el futuro según nuestros sueños.