Aplica la reflexión operativa
Muchas personas enfrentan grandes desafíos desde jóvenes. La vida es, aparentemente, aleatoria, como una sorpresa que se va tejiendo, aunque ya hace bastantes años que he comprendido que no es así, y que en realidad es un escenario donde experimentamos y que funciona por tendencias o áreas de probabilidad. No es tan aleatorio.
Hay cuestiones universales que se repiten, hechos determinantes en la vida y esquemas tendenciosos o de alta probabilidad alrededor de uno y también en la forma de pensar, sentir y comportarse. Cuando este conjunto es favorable o, aún no siéndolo, es recibido como tal, solo queda el potenciarlo y hacerlo extensivo en beneficio de todos.
Pero el gran desafío, es vivir lo inconveniente o doloroso que puede manifestarse en la profesión, salud, personas a las que quieres o lejanamente quizás. Tanto en un caso como en el otro, algunos pensamos que la energía fuente, o el propio ser, hilvana las tendencias y en sí, la propia experiencia.
Centrándonos en la experiencia “inconveniente”, resulta complicado recordar que al margen de esa circunstancia, vibran otras ventajosas. Es una cuestión de atención, de donde te enfocas, de dónde pones tu atención. ¡Primera lección!
Luego puedes darte cuenta que, estando en un mundo donde la experiencia no es consistente, más bien es pasajera, impermanente, visto en perspectiva, todo va a pasar, y no queda claro qué es bueno o malo, y lo vives solo como otro paso, otra vivencia. ¡Segunda lección!
Y así podríamos seguir, tomando muchas más lecciones, como la conciencia, mejorar cada uno para influir en bien en ti y en tu ambiente, etc.
Sin embargo, lo que quiero aportar es otra lección: la reflexión como medio de conciencia. Llamémosle “Reflexión Operativa”. Una propuesta de esta forma de mejora y evolución, consiste en disponer de 40 minutos al día para recapitular la propia vida, los acontecimientos inmediatos, lo que se siente o piensa. Y hacerlo siempre a la misma hora.
Es una recapitulación, o reflexión, fuera de escena, en un ámbito recogido, donde debes tomar distancia y procurar describir como si la escena la pudieras ver desde fuera. Constitúyete como observador. De vez en cuando echa la vista atrás y procura buscar las constantes en ti y fuera de ti, o la influencia de los avatares en tu vida. Procura analizar, relacionar. Intenta informarte de fundamentos de la conducta y del pensamiento para poder basarte en ellos y aumentar tu capacidad de reflexionar.
Cuando un período lo consideres distinto al anterior, analiza longitudinalmente todo ese tiempo. Luego intenta experimentar en el campo de la vida, lo que vas concluyendo. ¿Es cierto? ¿Funciona? ¡Contrasta!
En un tiempo observarás el mundo del amor y el cuidado, pero también los instintos y tendencias destructivas, e irás rompiendo con parte del inconsciente que influye en tu día a día. Le dejarás expresarse y podrás poner al sol determinadas sombras y empoderarte de ellas. Saber y conocer incluso los más destructivo te hace dueño de ello, y no necesitarás tanta energía para tenerlo “controlado”.
Eso significa poder equilibrar y conciliar lo que has heredado con tus objetivos personales, podrás equilibrar, aceptar y caminar en aras a la plenitud.
Obvio decir que este es el trabajo de cada vida, e incluso entre vidas, y confieso que después de 25 años de autoanálisis, ¡sigo enterándome de cosas de mi mismo!