¿Que yo tengo hepatitis? No me lo creo...
En algún momento comenzamos a sentir dolores en la zona abdominal y pensamos que son flatos, ó los intestinos, quizá vómitos ó náuseas, es cuando decide acudir al médico éste y nos dice: hepatitis.
En la exploración, el médico notó distensión en dicha zona y, junto con otros síntomas, le dan la pauta de que la hepatitis “le ha tocado”. Puede que presente una piel amarillenta ó que, también, le esté sucediendo a la parte blanca de sus ojos, acompañado por un cuadro de febrícula que es común a varias otras enfermedades pero las ya detalladas más, quizá pero casi seguro, fatiga, le convencerán como para solicitar una analítica y confirmarlo. Además, pudo usted haber perdido el apetito, sentir que ha adelgazado (una tallita menos, por ejemplo).
Sabemos que el hígado es la gran fábrica que transforma todo lo que entra a nuestro cuerpo a fin de que pase debidamente adaptado, para que el siguiente órgano lo reciba ya adecuado a su función y le dé el destino correspondiente; si, así como suena, es el que genera y distribuye las necesidades orgánicas y de los originadores de energía.
Este trabajo va desde toxinas medioambientales, toxinas de alimentos, medicamentos, hasta la síntesis de bilis, la que es usada por el organismo para facilitar la digestión de las grasas y el envío de las proteínas que necesita el cuerpo para completar la elaboración de la sangre. Filtra, para ello, aproximadamente 1,5 litros de sangre por minuto y produce 1,25 litros de bilis.
En él radica buena parte de nuestro estado de ánimo ya que, si funciona correctamente, nos libraremos de estados de ira, también de ansiedad en cuanto a lo emocional, y de cansancio, boca pastosa, ojos amarillentos...
De modo que si aparece la hepatitis todo esto se desencadenará en un porcentaje de acuerdo al nivel de gravedad de la misma, y es que la hepatitis es una enfermedad que consiste en la inflamación del hígado, generalmente ocasionado por uno ó más virus por la que se descontrolan todas las funciones antes detalladas y muchas más...
La hepatitis según su origen es denominada como A, B, C, D, E y G, como las más conocidas, al igual que el virus que la provoca (VHA, VHB, VHC...) y su acción va desde producir cirrosis, abscesos hepáticos hasta el extremo de necesitar un trasplante.
La hepatitis es una enfermedad silenciosa que al cabo de un tiempo se da a conocer y, generalmente, cuando así lo hace ya es tarde pues los daños que produjo ya son irreparables, quedando de por vida sujetos a sus consecuencias y a sus medicaciones cargadas de efectos secundarios...
Cuando hablamos de hepatitis no solo hablamos de patógenos que la ocasionaron sino de aquellos que “se agregaron” y complicaron la misma.
Como sabemos por Bioenergía Avanzada, los patógenos tienen facilitada su entrada por sistema inmunitario bajo ó desprotegido, y esto a la vez por factores emocionales que pueden arrastrarse de mucho tiempo atrás. Esta técnica actúa también allí..., no solo en lo relacionado con bacterias, virus, hongos y parásitos sino en el área emocional, mental é incluso intelectual.