La decoración, una vía de autoconocimiento personal
Podríamos decir que hablar de la decoración es un tema frívolo y carente de cualquier tipo de trascendencia. Pero nos equivocamos, si pensamos así.
Si a lo que entendemos hoy por decoración lo deshojamos de todo atributo banal, la podemos considerar como el vehículo perfecto para adentrarnos en nuestro fuero interno, a la vez, de ser el medio para encontrarnos a nosotros mismos. Cualquier espacio decorado por nosotros, es una vía de expresión personal que refleja nuestras necesidades internas, y que nuestra mente inconsciente ha plasmado a través de los colores, las formas, las texturas o los materiales que hemos ido eligiendo.
Cuanto más consciente seamos de esa columna de respuesta que obtenemos de nosotros mismos, en cualquier espacio que hayamos elegido decorar, más podemos averiguar sobre nuestra forma de ser, o de la relación que mantenemos con el mundo exterior y descubrir así, los mecanismos que nos llevan a establecer nuestras relaciones con los demás. Todo aquello que todavía no se ha manifestado en el exterior y que navega entre las aguas turbulentas internas.
Espacio decorado como vía de expresión personal
Ahora bien, realizar una abstracción del espacio decorado requiere una preparación, una disposición a querer ver qué hay más allá de su aspecto físico, de la belleza de su estructura. Para ello, es necesario vaciarnos de todo vacuo contenido mental, aligerándonos de todo prejuicio sobre lo que vemos, para que de esta manera, nuestros registros mentales y emocionales tan sólo se encuentren posicionados en el percatarse, en darse cuenta y en asimilar la información que de forma sutil envía cada elemento decorativo elegido. Todo ello requiere una práctica, un adiestramiento para salirnos de los cánones en los que nos venimos manejando habitualmente, para así, poder entrar en otro estadio de comprensión más sutil y a la que nuestra mente no está acostumbrada.
Este sería el primer paso a realizar, aparentemente sencillo pero que alberga gran complejidad dada la inminente fuerza que poseen nuestros pensamientos y lo descontrolada que se encuentra la mente, siempre generando juicios. Desnudarnos de toda creencia para dejar de argumentar lo que hemos elegido y el por qué.
Para poder entrar en la Decoración Sensitiva, tan sólo tenemos que hacer una lectura del entorno, absorber la información que subyace entre sus componentes, para que recojamos otro estadio de su expresión: la sutil, la más etérea, la que nos capacita a descubrir y reconocer sus potencialidades, todas las cualidades intrínsecas que posee cada elemento decorativo.
Pero el meollo del tema, o la grandeza de considerar la Decoración Sensitiva como una herramienta útil para nuestro crecimiento personal, es aprender a adentrarnos en el mensaje subliminal que nos aporta en su conjunto y por separado, cada uno de sus elementos. De ahí, la importancia de seguir un protocolo óptimo y variado para ir preparando nuestro cuerpo físico, mental y emocional, a un despertar interno, con el que se pueda abrir una serie de mensajes que nos aporta el diálogo decorativo.
Se puede aprender, si uno así lo desea, una serie de técnicas para poder desarrollar la capacidad de lectura espacial. También podemos adquirir una formación para ir descodificando toda la información decorativa que prima en el exterior, para que nos lleve de forma directa a nuestro propio lenguaje interno. Podemos optar a incorporar un método de trabajo para averiguar el juego de nuestra personalidad. Ello nos ofrece la posibilidad de desterrar todo aquello que nos oprime, lo que ya no nos sirve, o lo que de alguna manera, nos hace infelices.
En líneas generales, existe una opción de formación para aquellas personas que deseen saber más sobre sí mismas, para aquellos que deseen aprender a encontrar una armonía personal a través de su entorno más cercano: la vivienda, el lugar de trabajo, el centro de terapias, la clínica, etc. De la misma manera, los profesionales de la decoración y del interiorismo, pueden optar a un tipo formación en Decoración Sensitiva, en la que les de un nuevo enfoque en su profesión.