Practicar mindfulness
Creo que son pocos o pocas las que, a estas alturas, no han oído hablar del fenómeno mindfulness. Esa "atención plena" con la que conectamos la mente a la conciencia de una misma, el momento presente a lo que ocupa al cuerpo en ese instante.
Así, sabemos que podemos poner en práctica el mindfulness o atención plena en cualquier momento y lugar. Tan solo necesitamos esa conexión, ese despertar la conciencia de una mente que pasa el día de pensamiento en pensamiento, repasando el pasado y organizando el futuro.
Pero, ¿dónde está el interruptor de esa conciencia que nos despierta al momento presente ¿Cómo lograr que la mente no se enrede en pensamientos compulsivos, preocupaciones excesivas, obsesiones, miedos, etc.? ¿Se puede cambiar la inercia de una mente con un menú de pensamientos repetitivos viciada?
Ahí está la mayor dificultad. Entrenar la mente, como si fuera un músculo en un gimnasio, para que aprenda y refuerce esa capacidad de volver al presente. Aquí es donde nos decimos a nosotros mismos que es muy difícil: "eso no es para mi", o " yo no puedo". Automáticamente abandonamos y seguimos con esa mente que dirige la vida sin ningún control de las ideas que ocupan la mente y pagando demasiado caro, ya que los pensamientos generan emociones. Con un pensamiento compulsivo, repetitivo, terminamos generando emociones que nos llevan a estados de ansiedad y estrés que contraen el cuerpo provocando tensiones e incluso situaciones de discapacidad funcional.
Una forma de entrenamiento es la práctica diaria, necesaria, aunque sea tan solo de cinco minutos conectando la alarma del teléfono para que no se nos olvide. Tan solo respirar conscientemente, o tomar un café centrado en su sabor, o ducharse sintiendo la sensación del agua en el cuerpo, o caminar poniendo la atención en la sensación de la planta del pie en cada paso, o pasear mirando el cielo o el paisaje, o realizar suaves movimientos de cuerpo atendiendo a los músculos o articulaciones, o reconocer es estrés cuando estamos realizando una tarea bajo presión.
Tantas actividades que elegir, tantas posibilidades de poner la atención en el momento presente con el propósito de entrenar esta nueva manera de vivir, que puede terminar siendo una filosofía de vida.
Se trata de elegir una actividad, aquélla que mejor se adapte a la rutina de uno, para que podamos llegar a un hábito de atención. A partir de aquí, añadimos un segundo momento del día y así, como uno va incrementando el tiempo de práctica en un gimnasio, vamos ampliando la conexión con esa conciencia del momento presente.
Otra ayuda importante es acudir a la meditación en grupo. Como todas las actividades, en grupo se convierten en hábito de manera más sencilla. Un intensivo en el que se ponen en práctica diferentes técnicas de meditación mindfulness al mes, nos ayuda a mantener el estado y a conectar con esa conciencia del momento presente. Nos hacemos con las herramientas que nos permiten elegir la técnica que mejor se adapta a nuestro ritmo de vida, a nuestras circunstancias, a nuestro momento mental, corporal y emocional.
Podemos llegar mediante estos intensivos a estabilizar la atención y a fijar un propósito de atención plena diaria. Podemos equilibrar el cuerpo, adaptarlo al ritmo de la respiración ayudando a la regulación de las emociones que se expresan en cuerpo y respiración. Centramos así, la mente acompasada a este movimiento de cuerpo, respiración y emociones.
En este momento de propósitos de año nuevo, de deseos de cambio, de mejora, de calidad de vida, ésta es una buena manera de iniciar un camino que puede cambiarte la vida.