En el nombre del Padre
El título de este artículo tiene una relación al igual que el de la película del año 1993, basada en una historia real en la autobiografía de Gerry Conlon, uno de los llamados Cuatro de Guilford. Hijo y padre son culpabilizados por un atentado del IRA siendo juzgados por terroristas, pasando 14 años en la cárcel incluso habiendo pruebas que demostraban su inocencia, durante ese periodo padre e hijo luchan por su inocencia que al final es reconocida pero el padre no pudo llegar a vivir ese momento.
Una sinopsis de una historia real reducida en cinco líneas, donde no somos realmente conscientes del sufrimiento, de cómo la vida de estas dos personas es secuestrada, robada y privada de sus libertades. La televisión, el cine, en internet, libros o prensa nos habla día a día de realidades donde ya hablar de injusticias son palabras tan habituales que a veces da la sensación que ya nos han vacunado para no sentir nada por el ajeno y las realidades la diluimos con alguna emoción. Cuando todas estas personas que viven estas realidades luchan por sobrevivir o por creer en su inocencia o porque consideran que deben hacerlo, la mayoría quedan en el anonimato.
Elegido este nombre para hablar de mi padre pero también de muchos padres e hijos que de alguna manera han vivido sus vidas esta relación donde a veces no somos conscientes de las cosas que se dejan de vivir porque hay etapas de las vidas de estos hombres que les marca en la vida y que a veces se convierten en una mochila difícil de soltar. Pero también os voy hablar de un miedo que llevamos instalado todos dentro.
Os voy explicar por encima la historia de mi padre una de tantas de un mundo construido muchas veces del sufrimiento, este hombre era de una familia numerosa donde en sus años infantes en su casa disponía de tierras y ganado, diríamos que para aquella época en los años anteriores de la guerra diríamos que su familia vivían bien. A los 18 años mi padre ingresó en el ejército un año antes de la guerra, les llamaban la quinta del “biberón” por la edad tan joven de estos reclutas o soldados. Supongo que ya se olía el humo de la guerra.
Durante el periodo de la guerra, este hombre se recorre media España supuestamente luchando hasta que finalmente lo hacen prisionero en Teruel. Durante ese periodo las constantes visitas a su casa natal por parte de los diferentes individuos relacionados a una o otra tendencia política o militar del momento, en una de estas visitas matan a la hermana... una niña de unos 8 o 9 años.
La guerra se acaba y él comenzaba su propia guerra, durante tres años más tuvo que soportar el sacrificio y el castigo de haber estado en el bando equivocado, con dieciocho años no se si tenía claro con quien luchaba o porque, ahora pienso que si lo tendría más claro. Durante ese periodo, estuvo obligado a hacer lo que él llamaba repetir el servicio militar, no sé qué vivió en aquel momento aquél hombre pero muchos prisioneros, en aquel momento, estuvieron durante ese periodo en campos de concentración.
Por fin, el hombre acaba siendo libre de un periodo de siete años dedicados a su injusta historia de un país que como otros quedo en el anonimato. El hombre llega a su casa, a una casa que nadie ya le espera, ya que la falta de noticias hizo que lo dieran por muerto, su padre había muerto y la herencia repartida pero la suerte le acompañó, la voluntad de un hermano ayudó a que recibiera parte de ella. Supongo que las prisas por vivir y por dejar atrás lo vivido hicieron que se casara al poco tiempo.
Con los años tuvo sus hijos y disponía de un pequeño negocio, diríamos que había una cierta estabilidad pero las secuelas de la guerra le crearon otra nueva pasada, recayendo con una enfermedad que le obligó a estar en un hospital durante cinco años de su vida y apartado de su familia.
Mi madre, una mujer que ya estaba dedicada a su familia, durante ese periodo y posteriormente, se tuvo que armar de valor y mucho sacrificio, para poder gestionar y cuidar a seis hijos. Otra vida sacrificada que quedó en el anonimato de nuestra historia de un país, como la de mis hermanos que alguno de ellos adolescentes asume el papel de padre y mi hermana madre en funciones por imperativo.
Agradezco que la historia de mi familia no haya salido en un NODO pero hay tantas historias de vidas anónimas que se han cargado dejando un rastro de daño por una guerra creada por unos presuntos patriotas que luchaban por un nacionalismo donde sus ideas viven dentro de una burbuja que solo se puede imponer por la fuerza, y los que comulgan con ello se someten por miedo a pensar o por sentirse algo dentro de una comunidad que vive sometiendo el miedo al ajeno.
La primera vez que tuve conciencia de ver a mi padre para mí era un desconocido, aun me acuerdo de esa imagen. Este hombre volvió a su casa cinco años después de su época de convalecencia donde los adolescentes ya comenzaban a ser hombres, dos pequeñajos que comenzaban a vivir su infancia y no comprendía la figura del padre. La entrada de este hombre fue otro cambio en el ritmo familiar, las secuelas de la enfermedad no le permitía poder trabajar pero el hombre se tuvo que adaptar con su respectiva frustración.
Os voy hablar del miedo y más adelante espero que entendáis porqué o qué relación tiene este hombre pero, os aseguro que es la historia de casi toda la humanidad. El miedo es un sentimiento que si lo tuviéramos que analizar desde un punto de vista objetivo diríamos que es una alarma que nos avisa de un riesgo o un peligro. Esa parte natural del miedo casi podríamos definir la como un mecanismo de defensa que el ser o el humano lo tiene como algo natural. Eso hace que el miedo puede que en algún momento de nuestras vidas nos ha sacado de algún que otro apuro, siempre y cuando no hemos permitido que el miedo se instale en nosotros ya que de lo contrario es donde comienza los problemas.
Pero os voy hablar de otro miedo, un miedo que aunque no somos conscientes está instalado en nuestro cuerpo y aunque no lo creas camina con nosotros, come con nosotros, se relaciona con nosotros, duerme con nosotros, se burla de nosotros y lo compartimos con los demás. Si se te ha escapado una carcajada, que suerte has tenido, un segundo de libertad, me alegro por ti. Por suerte este miedo nos permite vivir en algunos momentos pero siempre está ahí con la alerta puesta, pero ahora es cuando viene el punto de controversia. Si el miedo siempre está ahí debe ser porque debe haber algo que lo alimenta para estar activo. El miedo por sí solo no sale sino se activa y aquí os lanzo la pregunta: ¿estamos preparados para vivir sin miedo?
Claro que si generalizo con esta emoción y como astrólogo, sería un error mío. Por supuesto, la intensidad de esta emoción no está igual en todos los individuos, pero si os puedo asegurar que el miedo está instalado y bien instalado en la humanidad. Está introducido tanto el miedo que incluso se ha convertido en un culto para mucha gente, incluso sentir el miedo puede ser hasta divertido, sin ser conscientes del daño que se hacen alimentando esta emoción, al igual que hay sectores e individuos que son muy consciente de ello, alimentando el miedo al ajeno.
Desde que nacemos la muerte nos persigue o como decía Antonio Gala: "empezamos a morir en el momento que nacemos”. Para muchas personas no llevan bien esa relación, incluso si alguna vez la ha experimentado de cerca, es difícil olvidar esos síntomas, incluso instalándose en el cuerpo sin ser conscientes de ello... o sí. Aunque esta relación de vida y muerte para el individuo crea una relación donde el miedo se manifiesta en más de una ocasión, la supervivencia o la autodestrucción son las válvulas de escape de este miedo. Pero el miedo del que os quiero hablar más adelante es un miedo que nos destruye lentamente, se utiliza con normalidad, está en todas partes y nos hace un daño inimaginable.
Pero volviendo a la historia de mi Padre, no era un hombre de grandes conversaciones, más bien pocas. Ni de mostrar afecto, aunque tenía su manera de arreglar sus diferencias. Nuestra relación era tan de desconocidos como la del primer día y creo que, tanto uno como el otro, habíamos hecho nuestros pequeños intentos para mejorarla, si se entraba a la guerra también llegaba la paz. Fácil no fue la relación pero recuerdo que hubo muchos momentos buenos.
Vivíamos durante un periodo con la familia en varios lugares de nuestra ciudad de Granada, durante un tiempo en el centro de ella. En ese periodo, mientras el hombre me intentaba enseñar a ir en bicicleta, la esencia de la dictadura se colaba por las calles ya que alguna vez las manifestaciones se colaban en la catedral de la ciudad para refugiarse de la represión del momento. Incluso a mí, con cuatro o cinco años, me dieron el alto la PM (Policía Militar), supongo que iba con exceso de felicidad.
La familia se muda a Catalunya por un anuncio de prensa pero el hombre parece acostumbrado a tener el enemigo cerca, enfrentándose esta vez a una adolescencia enrabiada por arrancarlos de sus raíces de una ciudad donde quedaba todo por vivir, aunque los más pequeños tenían otra visión por la edad pero, por suerte, heredaron ese amor por la ciudad de los más mayores. A veces nos preguntamos con los hermanos que hizo que nuestro Padre tomara esa decisión; si, había trabajo para todos incluso para él ya que le cedieron terrenos para cultivar. Aparte, podía ayudar en las faenas de casa, ya que lo recuerdo mucho cocinando. Pero hay algo en la mente de este hombre que nunca sabremos si había algún otro motivo. No sé si las secuelas de la guerra le hacía estar en un lugar más tranquilo para él y los suyos.
La salud le vuelve a dar otro revés a este hombre y eso le anima a volver a su tierra. La muerte se le aparecía en ocasiones pero la lucha por la supervivencia le hizo vivir unos cuantos años más. La vida a veces tiene como deudas pendientes que, por suerte o por desgracia, vuelve a florecer y las circunstancias de la vida obligan a tomar decisiones que, si no fueran por las circunstancias, acabarían en una tumba más. Fue una subvención para los oficiales que lucharon por la República, lo concedía el Gobierno Andaluz en su momento, fue la que abrió el baúl de los recuerdos. Este hombre le encarga a uno de sus hijos que solicitara documentación en Burgos en los registros de la Guerra Civil.
Mi padre nunca nos hablaba de la guerra y cuando hablaba de esa época nos contaba las personas que conocía, lo que había hecho, de la gente que le agradecía haber encontrado en ese momento, de alguna anécdota, de los lugares que había estado y, cuando le cuestionabas algún momento de esa etapa de su vida, dejaba que la ignorancia ajena cayera por su propio peso sin dar pie a entrar a las puertas del infierno. Nuestra ignorancia en la vida de este hombre por los que le rodeaban quizás no era por un engaño si no por un hombre que quería vivir lejos de aquella realidad, o no quería recordar todo aquel periodo ninguna vez más, y si lo hizo en un momento determinado, fue para ayudar a los suyos de alguna manera.
Este hombre encargó a su hijo buscar una información que le haría despertar un pasado que a veces está más cerca de él, aunque esta información esté a cientos o miles de kilómetros de distancia. Cuando mi hermano recibió la documentación, la familia descubrió otro hombre, otra parte de la historia no contada y, aunque la documentación no te daba grandes detalles, había los suficientes para entender el sufrimiento que tuvo soportar este hombre en aquella etapa de su vida.
Mi padre en aquel periodo de la guerra era un sargento. Dudo mucho que fuera por estudios porque durante ese tiempo no había tiempo para estar en un pupitre. Más tarde llegó a ser teniente porque los oficiales se iban muriendo. Cuando finalmente lo hacen prisionero, tiene la sentencia de muerte esperando y el pelotón de fusilamiento preparado pero su estado era tan precario que fue anulada su ejecución porque no podía ni ponerse de pie. Esta vez la salud le ayuda a sobrevivir en ese momento y la suerte le cambio.
La subvención no la cobró ya que el hombre llegó a teniente pero, al no ser un ascenso no oficializado en su momento, el hombre no tenía tal derecho. Ya sabéis cómo funcionan la administración, supongo que el hombre entre tiros y bombas no tuvo tiempo. Esta historia al final hubiera acabado en la tumba pero la intención de este hombre seguía siendo ayudar de alguna manera otra vez a los suyos. No consiguió ese dinero para los suyos pero, sin quererlo, consiguió ver otro hombre a los suyos. A su manera, durante su vida, intentó dar con sus pinceladas de un cariño al que él creía importante, aunque para algunos nos faltaba color pero el hombre lo intentaba una y otra vez.
Ahora quiero que lo que escribo a continuación me hubiera gustado que mi Padre me hubiera dado su opinión. Os aseguro que la historia de mi Padre es una de millones y millones de historias de personas de este mundo, que sus experiencias o sus luchas quedan en el anonimato. El sistema se encarga de que sea asi. Estas historias, al sistema, no le interesa. Os puedo asegurar que le molesta, no quieren sus opiniones, incluso las arrastra al olvido y si se interesa, por alguna razón, os aseguro que es porque les interesa.
Nunca pude hablar con mi padre lo que era para él el miedo o como vivió en esos momentos el miedo o como vivía el miedo a diario. Alguna vez pensaba que era ajeno a ello o que le daba la espalda, sin saber que ya había vivido dosis suficientes en su vida.
Para entender el miedo, para mí ha sido una gran asignatura toda mi vida. Por suerte o por desgracia, mis experiencias tampoco han sido en un pupitre, pero llevo muchos años observando al mundo y, hasta que no entiendo mis limitaciones, no entiendo mis miedos. Esto no te libra de sentirlo alguna vez más.
Sobre el miedo
Pero lo prometido es deuda. Os decía que hablaría del miedo y os voy a hablar del miedo. Os aseguro que leer lo que os voy a explicar no os va librar de él pero, si os despierta otro estado de conciencia que desconocíais, habrá valido la pena.
Si os tuviera que explicar cómo funciona el miedo a nivel energético para que os hagáis una idea de esta emoción, os diría que la energía cuando se mueve por el cuerpo, se mueve libremente. Es algo que está en continuo movimiento, es su estado natural. Cuando actúa el miedo, lo que crea es obstaculizar la energía, llevando al cuerpo a uno de los estados de frecuencia de las más bajas que el cuerpo puede manifestar. Dependiendo del periodo de tiempo que esta frecuencia perdura, se agrava este estado de frecuencia en el cuerpo, con sus posibles secuelas, como también dependiendo de la intensidad de la situación del miedo. Pero hay otros miedos que son difíciles de localizar. Se nos cuela en nuestras vidas, creando pequeños bloqueos que nos permite vivir incluso no ser conscientes de que estos miedos están y no sabes hasta que nivel te está jodiendo la vida.
El sistema está creado con el miedo y no es algo solo de aquí, está en todo el planeta instalado. Si abrimos los ojos y observamos nuestro mundo, no hay detalle que no esté construido con el miedo; incluso las sociedades que creen que son más civilizadas y más progresistas, construyen con el miedo. No hay nadie que se salve y los que intentan salir de ahí se encargan del que el miedo vuelva a sus casas una y otra vez.
¿Pero de qué miedo hablo? Os preguntareis, para que se instale en las sociedades sin ser descubierto; es un miedo sutil, que se mueve sin crear alarma. El cuerpo lo detecta pero el individuo lo acepta, como una normalidad. Se introduce por todas partes, incluso se acepta por educación, por costumbres, por disciplina social, por rutina, por evitar una discusión, por no querer sentir. Un miedo que nos bloquea una y otra vez sin descanso, llegando anular como ser humano al individuo.
La humanidad ha crecido con esta emoción pisándole los talones continuamente y hemos sido víctimas, verdugos y cómplices de su continua doctrina pero culpabilizarnos no soluciona nada. ¿Crees que es algo natural? o ¿hay factores que ayuda a que esté? El miedo no está porque si y claro que hay factores que ayuda a que este ahí. Para muchas personas, la noche ya puede ser un factor de miedo por el solo hecho de ser de noche, sin llegar a plantearse nada más pero con esta idea. Hay tantas que corren, que ya hay una cultura arraigada sobre todas ellas. Pero por suerte, hay personas que aman la noche, disfrutan de ella y no me refiero al ocio.
Pero ¿porque el miedo está tan instalado en nuestras vidas? Para simplificar, diríamos que el miedo es una herramienta de control donde el poder regula la intensidad que el momento necesita, utilizando en cada momento sus mecanismos que la estructura del estado cree conveniente. Cuando la masa o la ciudadanía aprieta, el estado responde con más dureza; con aparato represivo, con sus leyes, con su justicia y con sus estructuras que tiene para defenderse de los posibles ataques de su ciudadanía. Esto no es una historia de ahora, esta historia nos ha perseguido siempre. Esto es muy fácil de entender para las personas que les gusta el ajedrez. Luchar contra el poder es como iniciar una partida con blancas: mueves el peón y cuando miras atrás, no hay nadie, todas tus figuras no están. Con un poco de suerte, te queda cuatro peones, el alfil o la torre y, si tienes un golpe de suerte y das jaque al rey, tienen al rey blanco y a la reina preparados para sustituirlo. El poder tienen el ritmo y el control de la masa.
El miedo está instalado por todas partes. Es como un virus que corre por todo el mundo, si observáramos sus mecanismos, para infectar al ser humano. Es tan sutil que lo recibes como algo natural, como algo que no molesta, que da la sensación que se disuelve rápidamente y que deja de molestar. Pero el problema es que vuelve, y vuelve, y vuelve, y sigue volviendo de tal manera que nunca se va. Si os fijáis en el mundo, la estabilidad en las zonas son periodos cortos, quizás de medio siglo. Si no hay conflictos es porque no interesa pero también vive con esa inestabilidad. Los gobiernos que intentan hacer cambios sociales duran poco, incluso les cargan con los males de los otros y a veces hasta provocan para endurecer. El mundo es un puto desastre.
Cambiar esto no sería nada difícil pero decir que hay muchos intereses por medio es una fácil elección y nos ahorramos el conflicto... miedo, quien ha dicho miedo. El problema es más complicado de lo que parece. Cambiar una humanidad que llevan miles de años adoctrinando, arrastrándolos a la cultura del miedo, creándoles un mundo que siempre les faltara algo, aislándolos de su ser haciéndoles vivir vidas mediocres. Ahora nos arrastran al odio entre sexos, nos debilitan cada vez más y nos secuestran con un móvil... hay que ser estúpidos. Joder, que futuro que nos espera o qué futuro les espera. Flipamos con la tecnología y nos están jodiendo la vida.
A veces, cuando observaba a mi Padre, le veía como había momentos que aceptaba la renuncia, que no entraba en los conflictos o que vivía al margen de muchas cuestiones que, para algunos, podían ser importantes. Supongo que el hombre entendió hasta donde llegaba la estupidez humana. La gente no tiene paz porque el miedo está dentro y, cuando hay paz, el individuo se aburre, no sabe disfrutar de ese momento, quizás por miedo a la tormenta porque tenéis que tener claro que para sanar ese miedo, tiene que exteriorizarse de dentro hacia fuera y, si no le dais tiempo, no sale quedándose dentro.
Te pido que con este escrito (no creo que cambie el mundo) que abras bien los ojos y los sentidos, detectes ese miedo que circula libremente por el mundo y nos ayudarías a todos a que no te contagiaras de él. Y, si alguien te invita a su guerra, la valentía no la conviertas en estupidez.
No sé si a mi padre le hubiera gustado el escrito ya que del miedo se puede escribir tanto que no habría suficiente papel, pero nuestras vidas vivían en muchos momentos separadas o tan juntas, que el miedo en muchas ocasiones no nos permitía disfrutar o llegar a conocernos algo más. El mundo está lleno de desconocidos que dicen que se aman o que se dan el amor eterno, pero ese miedo se encarga a veces de que muramos siendo desconocidos.
Como astrólogo, tengo que dar mi último apunte si no reviento; el miedo os puedo asegurar que sé que es o cómo se manifiesta. Puede que para algunos no seáis conscientes de que este miedo existe pero os aseguro que lo lleváis dentro. Nadie está libre. Librarte de él no es fácil pero la energía de nuestro ser es lo más libre que hay en nuestro cuerpo. Si la dejas sentir, te enseñará el camino.
Agradezco tu lectura.