¿Existe Dios, el Tao, la Fuente, o la Conciencia Omnisciente?
Sin ánimo de agotar el tema, ni tan solo de sentar cátedra o fundamento irrefutable, quiero aportar ese matiz que nos hace reflexionar sobre la existencia o no de eso que algunos han venido a llamar Dios en la tradición occidental y de otras maneras como se citan en el propio título del tema. Además pretendo destacar brevemente cierta contradicción que se produce en el budismo, prácticas y creencias que por otra parte adoro, cuando se habla de la existencia de un sustento permanente de toda la realidad, o de nuevo una Fuente de energía original.
El propio Sogyal Rimpoché cita la energía prístina (original, primaria o primera) de la mente cuando en sus trabajos meditativos de primera juventud siente y puede percibir el Gran Resplandor que muchas tradiciones asimilan a la Fuente o energía base.
Sabemos que esta realidad es una ilusión. Efectivamente se trata de un inconmensurable y genial montaje eléctrico y químico con apenas materia (ahí queda el otro tema: qué fabrica materia o qué une las constelaciones, la llamada materia oscura).
Nadie sabe porqué las cargas eléctricas, ahora llamadas electrones, giran alrededor de una mínima masa de carga contraria. Disponemos de descripciones y formulaciones y sin embargo la base del funcionamiento, el motivo, no lo sabemos.
Y sigue el cuento: Disponemos de estudios biológicos increíbles, fisiología etc., pero nadie explica el porqué del nacimiento de la vida. Y si es solo casual, porqué la vida desde la más pequeña de las amebas, “quiere vivir”. Si es casual, ¿Qué empuja a la vida desde lo más pequeño, a intentar subsistir? Si es casual, debería desaparecer casualmente, entiendo.
Hemos mencionado la materia y la vida, pero si seguimos este camino, podríamos mirar más allá de lo inmediato, ese fugaz momento en que oteamos las estrellas. El universo, qué sentido tiene, y si no lo tiene y ha existido “siempre” (Materialismo histórico), porque tiene reglas de intercambio, y porqué las rompe también. Nadie nos lo explica.
Al margen de experiencias personales, o las que podemos leer, sobre la “conexión” que como humanos o especie animal podemos sentir con algo que no podemos ubicar en ninguno de los elementos mencionados antes, cabe razonar que existe algo que empuja y sostiene la matrix eléctrica, que incluso en la experiencia del día a día, en el escenario de cada uno, influye e interactúa colaborando en la creaciones de esquemas de conducta y pensamiento, lo mismo que causa que un electrón gire alrededor de un protón.
Y que la naturaleza de dicha Fuente no puede percibirse directamente con nuestros sentidos, sino sus consecuencias. Y que no pertenece a lugar ninguno, ni al tiempo, que es otra creación más de la matrix para experimentar.
Fuera del espacio y del tiempo que conocemos en nuestro escenario, cabe pensar que existe una energía que empuja la ilusión como forma de experimentar lo que ese energía no puede: Lo limitado, lo que empieza y acaba, cosa jamás vista por la energía Fuente y que solo puede experimentar en la matrix.
Curiosamente el budismo niega cualquier permanencia, pero habla de la Gran Conciencia Omnisciente del Buda y maestros ascendidos, que siempre está atenta y observa los actos compasivos o los que generan karma negativo.
Si “siempre” están atentos, hay algo que subyace a la realidad que observamos y que posiblemente sea permanente, o que se corresponda al Rigpa budista, o el Resplandor mencionado antes, que refleja la emergía prístina (original) de la mente.
Y realmente, parece que es así.