Despedirse para iniciar un nuevo camino
Decir adiós es abrir una puerta nueva e iniciar un nuevo camino.
Cuando entra un paciente en la consulta lo saludo y le dirijo la frase: "Qué puedo hacer por ti?" Un paciente me refirió sus dificultades para dejar ir, había tomado la decisión, después de muchos intentos y tiempo invertido, de decir adiós a su trabajo, a su ciudad y a su pareja. Me pareció muy drástico porque cerraba muchos aspectos importantes de su vida, pero me contó su nuevo proyecto de vida que llevaba ya tiempo planeándolo. Era su sueño.
Javier -nombre fictício- pasaba de un estado de tristeza a otro, presentaba ansiedad y explicaba que se sentía terriblemente frustrado en su trabajo como mando intermedio en una empresa de servicios. Su relación sentimental hacía aguas desde mucho tiempo atrás y nunca se adaptó bien en la ciudad en la que vivia, no tenía amigos y solo tenía apoyo de su familia.
Finalmente tomó la decisión de dar un giro a su vida, eso le asustaba y además tenía miedo a romper tantos vínculos. Pero un problema de salud fue el detonante que lo empujó a decir adiós a todo eso. Javier, después de despedirse del trabajo, de su pareja y de la ciudad en la que llevaba viviendo cerca de diez años, empezó a recorrer un nuevo camino. Se trasladó al campo donde puso en marcha un proyecto de restauración de una masía y desarrolló su sueño de escritor.
Llevaba bastante bien el duelo hasta que en las últimas semanas el dolor se acrecentó junto con unas fuertes ánsias de retomar la relación sentimental. Pese al pacto que habia acordado él mismo de no contactar con su expareja, me refirió que le había enviado un par de mensajes a los que ella contestó. Al momento Javier se dio cuenta del error cometido, se volvieron a abrir las heridas y cayó en una mezcla de tristeza, ira y frustación. Esta situación de no acabar de cerrar definitivamente la relación le estaba dificultando abrirse totalmente a las nuevas e interesantes experiencias que se le presentaban.
Con este ejemplo, vemos la importancia de saber decir adiós y mantener esta despedida como un cierre de etapa y comienzo de otra nueva.
El alma es una vasija que ha de vaciarse de apegos para llenarse de verdadero amor. Mirar hacia delante, romper con el pasado, indispensable para dejar atrás sentimientos que enturbian la mente, el alma y que no conducen más que hacia el desencanto.
Pero por qué nos duele y nos cuesta tanto decir adiós y mantenerlo. Si nos damos cuenta que hemos invertido tiempo y nuestro esfuerzo no ha dado frutos, lo mejor es alejarse. La vida son ciclos, etapas que se inician y se terminan y que una vez finalizadas solo queda cerrarlas para que podamos abrirnos a lo que la vida nos depare.
En el momento de cerrar una etapa, nos ayudará hacer un repaso de lo que hemos vivido, lo que nos ha sido útil y positivo. Esas buenas experiencias y esos buenos momentos. Los conocimientos y vivencias buenas y malas, los errores y aciertos, lo que nos ha dañado y lo que nos ha sanado. Experiencias, todas ellas, que nos hacen crecer como seres humanos y nos hacen mejores personas. Con todo eso ya podemos centrarnos en nosotros mismos, vivir el presente con toda la plenitud, disfrutar de todo lo bello que somos capaces de crear y aceptar todo lo negativo que conlleva la vida.
Dirigir la mirada hacia nosotros hará que poco a poco se diluya el dolor que comporta una separación, que nos importe menos lo que piensen de nosotros y, si le damos alas a nuestro propio ser para que crezca, sentirnos más libres. Por eso decir adiós nos libera de esas personas y cosas que dejamos atrás porque con ellas ya no podemos crecer ni realizarnos, porque nos producen más dolor que placer. El adiós debemos darlo con sinceridad, apertura emocional y decisión. Debemos tener en cuenta que al prinicipio el dolor va a ser intenso, pero va a ser necesario pasarlo sin anestesia y atravesarlo con aceptación y así llegará el momento que se irá porque todo es impermanente.
Un adiós es necesario para abrir un nuevo inicio descontaminado que abrirá nuevas oportunidades. Al decir adiós nos despegamos también de todo eso que dejamos atrás y retomamos el vínculo con nosotros mismos, es así como potenciamos nuestra autoestima y nuestro ser para avanzar plenamente por el camino que vamos a recorrer en esta nueva etapa. Decimos adiós para retomarlo, para renacer, decimos adiós para reencontrarnos con nuestro yo íntimo de una forma más sincera y potente.
Hemos aprendido una lección más de la vida, hemos sido valientes y nos enfrentamos con el espiritu libre al futuro, con la convicción que podemos ser lo que nos propongamos porque atrás se han quedado los miedos, los rencores, la rabia y nos llevamos todo el amor que hemos recibido y otorgado, así es como nos sentimos liberados y libres para realizar nuestros proyectos nuevos. El alma serena, la cabeza despejada y el corazón recompuesto harán que la amabilidad y la alegría brillen en nosotros y en nuestro entorno.
Javier, mi joven paciente, vive una vida plena en el bello entorno que construyó. Ha publicado dos novelas y una de ellas es premio Sant Jordi.