Vivir del engaño
En este artículo os voy a introducir en cómo nuestras vidas son reinas de una pantomima creada para vivir dentro de una realidad donde intenta sostener la estructura por la que fue creada y no desvanecer ante nuestro propio engaño, por aceptar una realidad que está lejos de aceptar pero que asumimos nuestro papel por insignificante que sea. Si crees que tu vida es perfecta, te aconsejo que no sigas leyendo este artículo de lo contrario te puede provocar efectos secundarios.
Vivir del engaño o crear nuestro propio engaño
Nuestra día a día no paramos de crear nuestras vidas con proyecciones que son creadas por la ilusión, el deseo, los retos, las necesidades, las oportunidades, el conocimiento... ¡Aah! y que no se me olvide el amor. Sin darnos cuenta de que detrás de todas estas buenas intenciones tenemos nuestro lado oscuro de cada uno y la necesidad de cubrir unas necesidades que se han convertido hoy día para muchos en una carrera sin meta. Creando un lenguaje o creando acciones para disfrazar nuestras propias realidades de un incómodo miedo a desmontar todo lo que hemos creado o a observar otras realidades incomodas que nos rodee, disfrazándolas con argumentos morales para alejarnos de nuestra consciencia oscura. El engaño puede ser tan grande que para una gran mayoría ya lo tiene como un mecanismo de defensa, utilizándolo para defenderse de una realidad que le asusta o porque la comodidad se ha convertido en una prioridad de sus necesidades, llegando a prostituir su propia vida.
Ser conscientes de nuestras prioridades en la vida no es algo fácil y algo tan simple como saber que prioridades tenemos en la vida, hay tendencia a disfrazar con nuestras propias trampas para dar credibilidad a nuestras acciones o a nuestro lenguaje, para refugiarte en la aceptación ajena o por miedo a desestructurar una vida llena de un engaño que no sabemos distinguir ya, hasta donde llega.
Podemos justificar todos nuestros actos, dando razonamiento a nuestras vidas, convenciendo a nuestros ajenos de nuestras vidas, incluso cuestionando la vida de los otros, juzgando sus actos y sus acciones. Pero no nos damos cuenta de qué lo que hacemos es sembrar de ego nuestras vidas y nuestro planeta. Un ego que necesita del día a día alimentarse para sobrevivir en una estructura social que está creada para devorar una energía llena de frustración y de una felicidad vacía y fría. Donde nos enseña a perseguir una felicidad idealizada por una sociedad que se autoalimenta de su propia frustración, de su incapacidad de mejorarla por miedo a renunciar una vida llena de falsos placeres y persiguiendo una felicidad frágil o que nunca llega.
Los placeres de la vida
Si observamos en que llenamos nuestro tiempo o en que nos alimentamos o con que disfrutamos nuestro día a día. ¿Hasta qué punto crees que has elegido tu cada una de tus elecciones o decisiones o acciones? ¿Crees que eres libre por qué escoges? Tu única elección es escoger lo que te ofrecen o lo que te permite tu bolsillo pero incluso el que tiene dinero también está condicionado, a veces carece de paladar o de gusto y no da valor a sus elecciones por la propia facilidad de llegar hasta ellas. ¿Hasta dónde puedes pensar que tu elección te la han creado? ¿Cómo llegas hacer tuyo algo que te han creado? ¿Qué es el placer?
La primera vez que fumas un cigarrillo toses pero con el tiempo te vuelves adicto, convirtiéndolo en placentero. La primera vez que tomas whisky casi lo vomitas o te quema la garganta pero con el tiempo buscas uno destilado con 12 o 25 años. El chocolate que placer, pero habéis probado el cacao natural, os aseguro que es bastante amargo pero el azúcar hace milagros. Hoy día a esto, algunos le llaman educar el paladar, con más dinero puedes acceder a refinar tus sentidos. Si no te lo permite el bolsillo el vino de garrafa puede llegar a ser muy bueno y nada que envidiar con según que vinos. Hasta en el paladar puede llegar la ignorancia y también la arrogancia, dando razones para sostener la grandeza de un vino. No penséis que tengo algún conflicto con el vino, para nada, también se disfrutar de sus veladas, convirtiendo el placer en un culto para los sentidos. Algo que está lejos de entender es que un primer rechazo te puede enganchar o acompañar toda una vida.
¿Qué es lo que nos lleva a que un rechazo se convierta en placentero? Educar el paladar es algo que se ha convertido en un marketing que mueve miles de millones y que tu única elección es valorar quien te lleva a su terreno. Convirtiendo ese primer rechazo en un desafío que se apodera de tus sentidos, creando placer de unas sustancias que nos ayudan a olvidar unos estados emocionales o síntomas que nos crean rechazo. Gracias a estos placeres, sus efectos calman por instantes esos incomodos rechazos de realidad convirtiendo un placer en necesidad con el tiempo.
Las adicciones
Cuando la adicción nos va cogiendo terreno, nuestras vidas no nos vamos dando cuenta que lo único que hacemos es tapar con nuestros vicios el vacío que ha creado una vida llena de engaño donde despertar puede ser más duro que enfrentarnos a nuestros propios miedos para acabar maldiciendo a los demás de nuestra frustración y la frustración se convierte en el mayor refugio de las adicciones.
Las adicciones nos crean problemas de salud, creamos enfermedades por adición a algunos alimentos y técnicamente le llamamos alérgicos. Algunos diréis, nacen hijos con esos problemas pero los padres ya estaban intoxicados anteriormente. Arrastramos los mimos genes de padres a hijos pero también arrastramos hábitos, costumbres y una educación en todo su aspecto que la vida nos proporciona. Los que mayor se benefician de nuestra mala salud son las farmacéuticas, te buscan remedios para ayudarte a vivir dentro de ese laberinto de oscuros placeres y nosotros aceptando esa adicción con normalidad ya que está dentro de lo que los organismos interpretan como dentro de lo políticamente correcto.
Una elección o una tendencia
Pensamos que somos libres cada vez que encendemos un cigarro, cuando elegimos ese momento para disfrutar de un trozo de chocolate, aquel sorbo de cerveza que nos acompaña cuando estamos con nuestros amigos viendo como no, un partido de futbol o saboreando un momento de diversión. ¿Hasta donde crees que tu realidad la diseñas tú? o ¿Qué idea o motivo te ha llevado a tener esa vida? o ¿Qué te ha llevado a esa elección? Tatuarse para algunos puede ser una filosofía de vida, para otros un acto de valentía o por marcar diferencias, otros creen que son duros y fuertes por el simple hecho de llevarlos, otros porque molan, pero lo que es cierto es que no hay tregua al arrepentimiento.
Les puede atraer el lado oscuro pero no os preguntáis que hay detrás de esa atracción, quizás su propia frustración o por un rechazo a una realidad que no les identifica o ven el engaño que quizás otros no ven. Esta tendencia al tatuaje pensáis que ha sido circunstancial o puede haber intencionalidad en llegar a más gente, solo fijaros en la gente que se mueve en la elite, ¿esta tatuada? no hablo de deportistas o famosos de elite. Hablo de la elite que el mañana dirigirá el mundo. Algo como el tatuaje se puede convertir en una herramienta de ingeniería social para clasificar grupos sociales y aunque un tatuaje puede molar, puede haber una gran intención cuando llegas a tanta gente hacerlo.
Hasta amor se ha convertido en puro marketing, pero no es de ahora es de siempre, nos enseña a diario como hay querer a alguien, como tienes que comportarte, que principios debes tener, qué hacer con la relación, a donde ir y sobre todo soñar o mejor dicho proyectar tu vida con esa persona. Si, si, hasta el amor se lo han cargado. El primer momento que vives con esa persona, ya sé que es triste decirlo pero ya ha sido condicionado. Por supuesto que lo vives y lo puedes vivir con libertad porque no deja de ser una elección, pero hasta ese momento puede estar lleno de indulgencia. Convirtiendo ese momento en un chorro de energía que desborda un sin razón lleno de razones y al final no sabes que es lo que te atrapa. El amor os aseguro que no. El amor no está pensado para retener nada, ni a nadie, ni para cubrir necesidades, ni para crear un reto, ni para tener un estatus, ni estabilidad, ni para satisfacer los placeres. Si pensáis que el amor solo es algo que solo está en el mundo de la pareja o de las relaciones es una prueba de que el marketing funciona, alejándonos de un amor que cada día que pasa, parece más un auténtico desconocido.
Disfrazar el engaño
Podéis pensar que hablar de engaño en toda una vida puede parecer una estupidez, puede parecer que es muy exagerado, incluso muchos de vosotros podéis debatirme infinitos argumentos que seguramente no puedo ni contestar por lo bien argumentado que estaría o por lo creíble que fueran. Los individuos tenemos la tendencia de razonar nuestras vidas, de dar justificación a nuestros actos, de argumentar nuestra filosofía de vida, de dar credibilidad a algo que no es nuestro, con el fin de buscar la aceptación de nuestros ajenos pero también de auto convencernos de lo que hacemos. Ya que también tenemos que rendir cuentas a nuestra estructura social, una estructura social que nos marca su propia agenda para nosotros y para los hijos. Eso puede tener cierta normalidad para algunos, incluso podéis pensar que es necesario.
Os preguntareis ¿dónde empieza el engaño? Es como la semilla del diablo, se cultiva a poco a poco, se cultiva de generación en generación. Cada matiz te puede parecer una genialidad, detrás hay intencionalidad en el trasfondo. Hay realidades muy duras que necesitan cubrirlas de cualquier disfraz que ayude soportar el día a día, no son disfraces a la vista de cualquiera, son disfraces que tapan el alma. Un alma que se consume con cada pastilla que le intenta mantener vivo, por cada razón que intenta tapar cada frustración que nos persigue por querer vivir una vida llena de razones que amortiguan todo lo que no queremos, no entendemos, no aceptamos y no sentimos. Aceptando un realidad lejos de nuestra esencia como personas.
Disfrazar nuestras necesidades para vivir, para proyectar nuestra vida es bastante habitual, disfrazar nuestro lenguaje para conseguir nuestros objetivos, manipular las emociones para atraer a nuestros ajenos, satisfacer nuestros deseos sexuales vendiendo amor o dejarse seducir por el sexo para recibir cariño. El miedo no deja de ser el que tiene el mayor protagonismo en nuestro engaño con una gran escala de matices que es difícil distinguir hasta donde llega la luz disfrazada de engaño. El deseo también se ha convertido en un culto oscuro donde el límite se ha convertido en la obsesión de la infelicidad.
Crear el engaño
¿Cómo se crea el engaño? Es algo que está muy relacionado con lo que podemos llamar las prioridades en nuestra vida. Algo tan esencial como dar valor a que son tus prioridades en la vida, me refiero a que no todas las cosas tienen el mismo orden. En la sociedad actual es algo que lo tenemos un poco de lado, creando la tendencia de que algo tan esencial lo metamos todo en mismo saco y sacamos lo que interesa en su momento por qué es lo que interesa en ese momento sin cuestionarnos nada. Es ahí donde comienza la primera trampa, no damos valor a cada cosa, creyendo que todo tiene el mismo valor. El engaño sigue su camino al dar valor a una necesidad disfrazándola de prioridad o utilizar a los demás disfrazando una prioridad.
¿Prioridad o necesidad? Aunque para muchos pueden parecer muy parecidas las dos palabras, os aseguro que hay una gran diferencia. Para simplificar y no entrar en definiciones enciclopédicas os diré que la necesidad cubre todos los aspectos básicos y no tan básicos del individuo y la prioridad le da una escala de valor a las necesidades que interiormente despertamos. ¿Pero quién le da valor? Seguramente que se debe pensar que cada uno le damos nuestro propio valor y eso sería la libertad de cada individuo. ¿Ustedes creen que es a sin? Solo les invito a observar nuestro mundo tanto el exterior como el interior nuestro. ¿Hasta qué punto cree que tiene esa libertad? o ¿hasta qué punto el valor que le pones a tus prioridades, son tuyas? Algo tan básico o tan simple puede provocar que te conviertas en prisionero de algo que no es tuyo, por unas creencias, verdades, tendencias, sueños, ilusiones,… de otros.
La indulgencia como aliado
Me puedo recrear en buscar todos los matices que ya muchos conocemos, estoy convencido que para muchos os puede recordar vuestro yo interno, seguro que os recuerda en más de una ocasión todo aquello que no quiere vivir, todo aquello que no quiere decir, que le hubiera gustado vivir o decir. Cuantos caminos para elegir y solo podemos coger uno. No es fácil, verdad. Caer en la indulgencia puede ser nuestra salvación pero solo sirve para alargar nuestra frustración, disimulándola por un tiempo, creando una burbuja en nuestro alrededor que nos protege de un mundo que no permite por mucho tiempo que estés en ella, obligándote a salir una y otra vez, reconstruyendo una y otra vez. Una burbuja que él que intenta que sea irrompible, se aparta de la vida y se aparta del mundo. Siempre pendiente de un hilo, pensareis. Os aseguro que no escribo este artículo para llegar a esta conclusión, sería como engrandecer el reino de la frustración. Un reino que esta sobrealimentado en nuestro planeta y hay quien lo alimenta día a día como si de una bestia fuera.
Ser débil no es sinónimo de no aceptar la verdad por muy pequeña o grande que sea, llevarla contigo tampoco te hace dueño de ella, como tampoco tenerla te hace dueño de la realidad, defenderla con valentía puede ser noble aunque puedes encontrarte con otra verdad más importante que la tuya, apuntarte a ella dejas de ser dueño de ella, como tampoco no sabes hasta qué punto sabes toda la verdad o que parte de la verdad controlas o si todo es verdad. Pero tú crees en la verdad, es igual quien la sostiene, confías en todos quien la sostiene, es igual si le falta argumentos o a veces no te convencen, porque hay una parte de verdad aunque no cumplen todo lo que te dicen, hay que dar margen de confianza, ya que parecen buenas personas o hablan muy bien y me convencen. Quizás hasta darías la vida por esa verdad, la defenderías hasta la muerte, no sé qué locura harías por defenderla pero sería fiel a ella. Quizás algún día te preguntes como has llegado hasta ahí, que es lo que te ha hecho para llegar hasta ahí o que te empujo estar donde estas… esa verdad puede habérsela llevado el viento tiempo atrás, no hay ni una raíz que recuerde que estuvo ahí y ya no sabes distinguir la naturaleza de tus actos. Dejando paso a más frustración para alimentar esa bestia, una bestia que no tiene a veces ni forma o simplemente no se deja ver y que tu frustración le hace más grande. Haciéndote olvidar que si hay verdades que están ahí, son verdades que su naturaleza no dejan que llegue el olvido y estas no están al alcance de cualquiera. Son verdades que necesitan almas despiertas.
La responsabilidad oscura
¿Existe una responsabilidad oscura? quizás podemos pensar que no somos conscientes de ello o la indulgencia no nos la permita ver, ni nuestra educación, ni nuestra moralidad. Dejar que nuestros actos tengan un margen de error ¿podemos cambiar las prioridades con la misma facilidad como la de un gánster reconociendo a sus enemigos? Parece que dar valor a las cosas hoy día es algo anticuado, incluso demasiado cristiano para los tiempos modernos. Coger las riendas de nuestras vidas, reconozco que no es una tarea fácil, el sistema no está para ponértelo fácil. Por muy a gusto que estés comiendo pizza en tu casa viendo la tele. Somos capaces de ver una serie preferida de terror mientras comes y bebes para que al final tengas que tomarte una pastilla para irte a dormir porque tienes los cojones o los ovarios (perdonar la expresión) de pensar que algo te ha sentado mal de la comida. Te levantas por la mañana para ir a un trabajo que no te gusta y no haces ningún esfuerzo por cambiarlo pero si reniegas de él, rociando tu mala energía en el entorno que trabajas, amargando a todo lo que tienes a tu lado, creando algo que va empapado de tu mala energía. Puede que tu jefe le importe un carajo tu realidad o la esencia de tu trabajo porque él tiene lo que quería. Él te compensa con lo que has firmado o pactado, aunque no recuerdes que hubo ese momento. Ese fruto de tu trabajo que llega a una casa, le cuesta distinguir tu esencia, como tampoco sabe distinguir hasta qué punto tu trabajo es reconocido o está bien pagado. Porque la indulgencia nos llega a todos los hogares, ya no distingue el mal ajeno y hay quien se preocupa que esa observación este lejos de tu alcance. Convirtiendo nuestras miserias en necesidades.
Vivir no lo ponen fácil, hacen lo posible para no ponerlo fácil. La codicia está bien sembrada y la responsabilidad se convierte en un oscuro deseo de poder, convirtiendo la responsabilidad en el opio del deseo. Llegando aceptar cualquier responsabilidad que te acerque a tus objetivos, perdiendo el valor de unas prioridades que pueden cambiar de rumbo dependiendo de cómo cambian los caminos o como se nos presenta los retos del día a día. Hablar de responsabilidad es como hablar de algo inamovible, algo que no se puede ignorar, unas obligaciones, unas acciones, un compromiso, tomar decisiones, aceptar lo que venga, buscar soluciones… Esta responsabilidad que para muchos es una carga, para otros puede pensar que no este hecho para responsabilidades, esta responsabilidad no deja de ser una trampa para su propia libertad. Renunciar a tus actos no es renunciar a tus responsabilidades, aunque renuncies a sus sacrificios, puedes tomar decisiones que implique romper compromiso, puedes decir no cuando antes era un sí o al revés. ¿Dónde está el límite de la responsabilidad? Tu consciencia será tu juez, tu amigo, tu aliado y tu enemigo. Tu conciencia va ser más dura contigo que con tus ajenos y si tus ajenos van ser más duros que tu consciencia es porque han sido más listos que tú indulgencia. Si, si, hasta la responsabilidad te puede engañar, cada engaño que te realizas es libertad que pierdes y lo más cercano a la libertad es asumir tus responsabilidades con todas sus consecuencias, no existe el fracaso, solo decisiones tomadas. Siempre se aprende a tomar mejor las decisiones incluso siendo responsable y no se es menos responsable cuando te equivocas. La responsabilidad no se castiga, si se actúa desde la consciencia.
Toda la vida vivimos del engaño, desde que naces, es como un abono que nos alimenta a diario, enturbiando el alma. Nuestra forma de funcionar, nuestra rutina diaria asume el engaño con normalidad, nos acostumbramos tanto a la rutina que nos engañamos para que no cambie nada porque creemos que es lo mejor que podemos vivir y todo lo demás solo son problemas. Esto es lo que transmitimos a los hijos, llenando sus vidas de algodones por miedo a su rechazo, convirtiendo en tiranía la relación de los hijos con los padres, ya que la responsabilidad que ven de nosotros no es una responsabilidad cristalina, más bien es una responsabilidad llena de cargas que vive una mediocre vida. Los hijos observan la responsabilidad de los padres haciendo una valoración ajena a una responsabilidad que cada día le está restando libertad porque ya han aprendido a ser indulgente consigo mismo. Cuando el cariño al ajeno no está, la tiranía se apodera, convirtiendo su visión en escusas de sus actos. Por suerte siempre hay esperanza, donde el amor reina, la responsabilidad se convierte en aliado de la libertad, cuando sientes esa libertad el amor no te permite el engaño, llegar a sentir ese estado de consciencia te va ser difícil dejarte engañar, la humildad entrara en tu vida porque te darás cuenta que todo lo que sostenías era una falsa y descubrirás que no sabes nada. No entres en la culpa, ni entres en el tiempo perdido, no pierdas el tiempo, no más castigo, ya tendrás tiempo de poner las cosas en su sitio, camina hacia tu libertad pero no la busques fuera, empieza desde de dentro.
Consciente del engaño
Ser consciente del engaño no es fácil, lo más normal es pensar que no está, nuestra indulgencia tiene la capacidad de creer que son pequeños engaños o pequeñas mentiras que nos ayuda a llevar una vida mejor. Vivir en una burbuja es fácil, siempre y cuando es fácil todo en nuestra vida y la dureza se puede moldear. Viviendo vidas donde nuestras comodidades crean penurias a nuestros ajenos, queriendo vivir de todo aquello que nos hace la vida más placida aunque nos tengamos que aprovechar de las miserias de los otros.
Una vida donde el lujo se paga porque quizás hay un coste de vida en su proceso, dándole aún más valor. Vivir del cuento para muchos es el gran sueño, pero alguien o algunos antes tuvieron que hacer el esfuerzo. Nada se regala en esta vida, el que no crea otro crea por él, el que no ama otro ama por él, el que no trabaja otro trabaja por él, el que no disfruta otro disfruta por él, el que no odia otro odia por él. Lo importante es que todos tenemos que vivir nuestras vidas, aunque haya ajenos que se benefician de nuestra trabajo o de nuestra ausencia. Ser conscientes con lo que haces, con lo piensas, con lo que quieres vivir, con los que tienes a tu alrededor. Siente y ser consciente de lo que sientes, para no dar pie a la arrepentimiento y no te engañes. El peor perjudicado siempre serás tú.