Me voy pero no me voy
- ¡Cómo echo de menos a mis papás! – Me comentaba la camarera del bar en el que estaba desayunando.
- ¿Y eso? – Le pregunté yo. – Se nota que no eres española. ¿Viniste tú sola? Yo pensaba que habías venido con toda tu familia.
- ¡Qué va! Allí en mi país están las cosas muy feas. Y mi relación con mis padres no era nada buena, por eso decidí marcharme de casa. Tuve la oportunidad de venirme acá para España y así que me cogí el avión y me para acá que me vine.
- Claro, ¿sabes lo que pasa? Fuese el problema que tuvieras con tus padres, debes resolverlo. Ese deseo que hay en tu inconsciente es lo que te está pidiendo que vuelvas para allá y sanes la relación con tus padres y lo que sucedió. Si uno no sana las heridas con sus padres, por muy fuertes que sean las heridas sufridas, la persona va a seguir unida a la persona que le haya hecho daño, ya sea padres, tíos, hermanos, incluso amigos. Si la persona no perdona ese dolor, difícilmente eliminará esas ataduras y siempre llevará ese dolor consigo. Por eso algo en tu interior te está pidiendo que vuelvas a tu país para así sanar lo que viviste y perdonar.
- No entiendo. ¿Sanar? ¿Perdonar?
- Desde el rencor o el odio difícilmente arreglaremos el drama que vivimos en el pasado. Sólo el amor y el perdón pueden sanar esas heridas y hacer que vuelva la paz en vuestra relación.
- Es que es curioso todo lo que me dices. ¿Sabes lo que me ha pasado? ¿Todas las parejas que he tenido desde que vine aquí a España son de mi país? Me sorprende tanto. Pero además, las relaciones son muy cortas y rompemos de forma brusca, echándonos culpas y rencores el uno al otro.
- Normal. Ahí tienes la señal. Es justo lo que lanzaste y estás lanzando hacia tu familia, odio, ira, enfado. La vida es un boomerang, uno recibe lo que da. ¿Te das cuenta? Lo que estás lanzando hacia tus familiares es lo que estás recibiendo de tus parejas. Y si no sanas lo acontecido en tu seno familiar, se repetirá en tus parejas. Incluso si llega el momento en el que os caséis. Lo acontecido en el pasado se repetirá en el futuro.
- ¿Cómo puede ser eso?
- Somos descendientes de una familia. Familia que vivió unas situaciones más positivas que otras. Y si no cambian las que no les gustó, no las sanan, así las heredaremos nosotros. Piensa en un árbol. Tú plantas un manzano. ¿Qué dará? Manzanas. ¿No? Lo que pasa es que si ese manzano que plantaste tiene una enfermedad, todas las manzanas que dé tendrán esa enfermedad. Hasta que el árbol no sane no podrá dar manzanas sanas.
- Sí, claro, pero yo soy una manzana de ese árbol, no el tronco.
- Pero cuando una manzana sana la “enfermedad” que padece su árbol, ésta impregna a todas sus ramas de alrededor llegando al tronco y así sana a todo su árbol. Y sí, el pasado está. No lo puedes borrar. Pero puedes evitar que futuras manzanas, incluso las que tú generes en tu realidad con tu descendencia, tus relaciones, amistades, trabajos… estén sanas. Ya no estarán “podridas” por esa enfermedad que originariamente vino de tu árbol.
- ¿Entonces me estás diciendo que si yo arreglo la situación con mis padres, estaré ayudando a mi árbol?
- Es más, no sólo a tu árbol. Te estarás ayudando a ti misma. Podrás crear relaciones personales desde otro punto. Ya no vibrarás en eso que te enfadó. Esa ira, ese rencor desaparecerán, con lo que éstos desaparecerán de tu realidad.
- ¿Cómo puede ser eso?
- Vibraciones iguales vibran juntas.
- ¿Qué significa eso?
- Que nuestra realidad es un reflejo de nuestro interior. Aquello en lo que pienso y en lo que vibro es lo que me encontraré en mi exterior. Todo el mundo que me rodee, ya sean los camareros del bar al que voy a comer, mis compañeros/as de trabajo, mis jefes, y cómo no, mi pareja estarán mostrando cómo soy yo internamente.
- Pero eso no puede ser así. Todos mis amigos y amigas me están diciendo que estoy loca. Que qué pinto yo allá en mi país volviendo a la “mierda”, con perdón, de la que hui.
- ¿Cuántas veces te has cuestionado si estás haciendo lo correcto o no yendo para allá para volver a encontrarte con tus padres? ¡Con esos de los que huiste y te hicieron tanto daño!
- Bff… Un montón.
- Ahí me lo estás diciendo todo. Todas esas personas que te están criticando porque quieres volver a tu casa natal están siendo tu propio reflejo. Te están mostrando esa Mariela que está dudando en si ir o no. En si merece la pena invertir tantos euros en ir para allá sin saber qué es lo que se va a encontrar.
Los ojos de Mariela cambiaron.
- ¿Tú quieres ir?
- Sí.
- ¿Quieres arreglar lo sucedido?
- Sí.
- Pues ahí tienes el motivo para ir y de donde sacar la fuerza para coger ese avión independientemente de lo que te digan los demás. ¡Ánimo!