Obtención eficaz de oxitocina y anandamida

Biocentro Acevedo
10 Feb 2025 lectura de 4 minutos
Obtención eficaz de oxitocina y anandamida

Veremos desde un enfoque neurocientífico sobre la obtención eficaz de oxitocina y anandamida en el cerebro. La oxitocina y la anandamida son dos neurotransmisores que desempeñan un papel clave en nuestra vida emocional y social. Mientras la oxitocina es conocida como la "hormona del amor" por su papel en la formación de vínculos afectivos, la anandamida, a menudo llamada la "molécula de la felicidad", está relacionada con la sensación de placer y recompensa.

En este artículo, exploramos cómo algunas técnicas como la meditación, el yoga, la exposición a la naturaleza y el ejercicio físico pueden aumentar de manera natural los niveles de estos neurotransmisores, beneficiando no solo a personas con trastornos neurológicos, como el autismo, sino también a cualquiera que busque mejorar su bienestar emocional y social.

Introducción

La oxitocina y la anandamida son como dos piezas clave en el rompecabezas de nuestro bienestar emocional. La oxitocina, por ejemplo, no solo fortalece los lazos afectivos entre madres e hijos o entre parejas, sino que también nos ayuda a confiar más en los demás y a sentirnos conectados. Por su parte, la anandamida es esa sensación de euforia que experimentamos después de reírnos a carcajadas o de disfrutar de una comida deliciosa. Ambas sustancias son esenciales para nuestra salud mental, y la buena noticia es que podemos estimular su producción de manera natural.

Técnicas de Relajación y Meditación

  • Meditación: La meditación no solo nos ayuda a calmar la mente, sino que también tiene un impacto directo en nuestro cerebro. Un estudio publicado en la revista Neuroscientist demostró que la meditación aumenta los niveles de oxitocina, lo que puede mejorar la capacidad de conexión social, especialmente en personas con trastorno del espectro autista (1). Además, la meditación también estimula la producción de anandamida, lo que nos hace sentir más relajados y satisfechos.
  • Yoga: El yoga es otra herramienta poderosa. Combina movimiento, respiración y meditación, lo que lo convierte en un aliado perfecto para aumentar tanto la oxitocina como la anandamida. Un estudio en el Journal of Alternative and Complementary Medicine encontró que practicar yoga regularmente no solo eleva los niveles de oxitocina, sino que también mejora la empatía y la conexión social (2).

Exposición a la Naturaleza

¿Alguna vez te has sentido más tranquilo y feliz después de un paseo por el bosque o un día en la playa? No es casualidad. La naturaleza tiene un efecto mágico en nuestro cerebro. Un estudio publicado en Environmental Health Perspectives mostró que pasar tiempo al aire libre aumenta los niveles de oxitocina y reduce el estrés (3). Además, la exposición a entornos naturales también estimula la producción de anandamida, lo que nos hace sentir más relajados y contentos.

Actividades Físicas

El ejercicio no solo es bueno para el cuerpo, sino también para la mente. Cuando nos movemos, nuestro cerebro libera oxitocina y anandamida, lo que nos hace sentir más conectados y felices. Un estudio en el Journal of Sports Sciences encontró que las personas que realizan actividades físicas regularmente tienen niveles más altos de oxitocina y una mayor capacidad para formar vínculos sociales (4). Ya sea correr, bailar o simplemente caminar, el movimiento es una forma sencilla y efectiva de mejorar nuestro bienestar emocional.

Conclusión

En resumen, la oxitocina y la anandamida son neurotransmisores esenciales para nuestra salud emocional y social. Afortunadamente, podemos estimular su producción de manera natural a través de prácticas como la meditación, el yoga, la exposición a la naturaleza y el ejercicio físico. Estas técnicas no solo son útiles para personas con trastornos neurológicos, como el autismo, sino también para cualquiera que busque sentirse más conectado, feliz y en paz consigo mismo y con los demás.

Pequeños cambios en nuestra rutina pueden marcar una gran diferencia en cómo nos sentimos y nos relacionamos.


Referencias:

  1. Zeidan, F., et al. (2010). Mindfulness meditation improves cognition: An fMRI analysis of the quiet mind. Social Cognitive and Affective Neuroscience, 5(1), 15-24.
  2. Streeter, C. C., et al. (2010). Effects of yoga asana practice on the brain and nervous system. Journal of Alternative and Complementary Medicine, 16(10), 1141-1146.
  3. Sullivan, W. C., et al. (2001). Views of nature and self-discipline: Evidence from inner city children. Journal of Environmental Psychology, 21(1), 49-63.
  4. Hillman, C. H., et al. (2016). Be smart, exercise your heart: exercise effects on brain and cognition. Nature Reviews Neuroscience, 17(10), 709-718.