Emociónate, da y recibe lo mejor

¿Quién no se ha emocionado alguna vez escuchando una música? Hay melodías que nos transportan a otras tierras, otros paisajes, otras culturas y hay melodías que nos transportan a nuestro propio interior.

Recuerdo que siendo muy pequeña, se me saltaban las lágrimas cuando nos enseñaban una canción en el colegio o cuando escuchaba tararear a mi madre. Y todavía hay ocasiones en las que siento un escalofrío en la piel cuando escucho algunas melodías. Estoy convencida de que no soy la única a quien le ocurre esto.

Luego está el movimiento del cuerpo. El goce cenestésico es inherente al ser humano. Y cuando a una música le añadimos nuestro movimiento, estamos potenciando la posibilidad de despertar una emoción en nuestro pecho. Rolando Toro, el inventor de la Biodanza, se dio cuenta de esta realidad y en ello se basa el trabajo de la Biodanza. Trabajar con nuestras emociones y nuestro movimiento nos da la posibilidad de conocernos desde otra perspectiva. El mensaje que nos transmite el cuerpo es directo, no necesita del razonamiento.

Si estás viviendo un proceso de crecimiento, la Biodanza te ofrece otra perspectiva en tu autoconocimiento a través de las vivencias que se generan gracias a la música y el movimiento. Una forma lúdica de llegar a ti mismo, a la vez que potencia los vínculos con los demás.