Dermo Neuro Modulación

Dermo Neuro Modulación

Curso/Taller · Presencial

El dolor es una respuesta de la totalidad del organismo. Es un output cerebral que, con la DNM, tratamos de modular a través del contacto.

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Detalles del evento

Este evento se ha realizado anteriormente en: Barcelona.

El curso de Terapia Manual sistema nervioso, Dermo-Neuro-Modulación es impartido por la prestigiosa Diane Jacobs, experta en el estudio del dolor y la neurociencia (Skin Nervous System Change Pain).

Las técnicas de DNM no son nuevas y las podemos encontrar, con algunas variaciones, en otros métodos de fisioterapia. Pero lo novedoso es la concepción desde la cual se hacen. ¿Qué hacemos cuando tocamos la piel?, ¿Qué buscamos que se desencadene en el paciente?

El dolor es una respuesta de la totalidad del organismo. Es un output cerebral que, con la DNM, tratamos de modular a través del contacto con la piel y por la generación de un contexto relacional adecuado.

El sistema nervioso central está formado por el encéfalo y la médula espinal, se encuentra protegido por tres membranas, las meninges. En su interior existe un sistema de cavidades conocidas como ventrículos, por las cuales circula el líquido cefalorraquídeo.

Sistema nervioso periférico está formado por los nervios, craneales y espinales, que emergen del sistema nervioso central y que recorren todo el cuerpo. Conteniendo axones de vías neurales con distintas funciones y por los ganglios periféricos. Que se encuentran en el trayecto de los nervios y que contienen cuerpos neuronales, los únicos fuera del sistema nervioso central. Los nervios craneales son 12 pares que envían información sensorial procedente del cuello y la cabeza hacia el sistema nervioso central.

Reciben órdenes motoras para el control de la musculatura esquelética del cuello y la cabeza. os nervios espinales son 31 pares y se encargan de enviar información sensorial (tacto, dolor y temperatura) del tronco y las extremidades, de la posición, el estado de la musculatura y las articulaciones del tronco y las extremidades hacia el sistema nervioso central y, desde el mismo, reciben órdenes motoras para el control de la musculatura esquelética que se conducen por la médula espinal.

Una división menos anatómica pero es la más funcional, es la que divide al sistema nervioso de acuerdo al rol que cumplen las diferentes vías neurales, sin importar si éstas recorren parte del sistema nervioso central o el periférico: El sistema nervioso somático, también llamado sistema nervioso de la vida de relación, está formado por el conjunto de neuronas que regulan las funciones voluntarias o conscientes en el organismo (p.e. movimiento muscular, tacto).

El sistema nervioso autónomo, también llamado sistema nervioso vegetativo o sistema nervioso visceral, está formado por el conjunto de neuronas que regulan las funciones involuntarias o inconscientes en el organismo (p.e. movimiento intestinal, sensibilidad visceral). A su vez el sistema vegetativo se clasifica en simpático y parasimpático, sistemas que tienen funciones en su mayoría antagónicas.

El sistema nervioso gestiona el 100% de todo, es sólo el 2% del cuerpo humano, y utiliza 25 % de oxígeno y glucosa disponible para. Otra realidad es que hay 72 kilómetros de nervios en el cuerpo humano, cada milímetro conectado con el sistema vascular; todo lo que hacemos, de forma manual, afecta a esa matriz neurovascular, y el sistema nervioso de la persona consciente de que tratamos. ¿Podemos aprender a interactuar favorablemente con sistemas nerviosos y los nervios a sí mismos, en un entorno de tratamiento, Nos atrevemos?

Si la piel es la capa externa del cerebro, si ambos, piel y cerebro, comparten la misma capa embriológica, cuando tocamos la piel estamos “tocando” el cerebro. Y los procesos que suceden en el cerebro son la base de una propiedad emergente que es la conciencia de uno mismo. Por tanto a través del contacto con la piel del paciente buscamos que genere una nueva relación consigo mismo.

Lo que buscamos cuando tocamos es que el cerebro desencadene una respuesta de relajación, pues ésta es la vía para que se produzca una modulación descendente del dolor. Porque el dolor es una experiencia que altera la homeostasis, es un desafío que genera una respuesta del sistema nervioso simpático. Personalmente pienso que no hay tratamiento efectivo para el dolor sin una respuesta de relajación. ¿Cómo puede un cerebro responder adecuadamente a un tratamiento si está activando respuestas ancestrales de lucha o huida?

“The sympathetic nervous system responds to chronic nociception with enhanced sympathetic activation. Not only motor and sympathetic output pathways are affected by nociceptive input, afferent pathways (proprioception, somatosensory processing) are influenced by tonic muscle nociception as well”. (Nijs 2012).

Como el dolor es una experiencia dependiente del contexto, la importancia de generar un contexto terapéutico de confianza y que facilite la relajación es primordial.

Hay una parte animal cerebral que está calculando si se puede acercar (esta situación/persona es segura) o si tiene que alejarse (situación/persona peligrosa).

La relación entre terapeuta y paciente como interacción social, está marcada por la búsqueda del segundo de solución a su problema de salud (casi siempre dolor). En esa interacción son importantes las expectativas, creencias y motivaciones del paciente y también la capacidad del terapeuta para ser empático y compasivo y para manejar habilidades comunicativas. En esa interacción, en ese encuentro, nos lo jugamos todo. Si la técnica es importante, la relación es fundamental.

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