Lo más difícil fue cambiar de hábitos.
- Comer siempre a unas horas determinadas, nada de picoteo.
- Hacerme a la idea de que no es un esfuerzo de unos meses y ya eres una persona nueva, que hay que trabajarlo día a día y durante toda tu vida llevando una dieta sana.
- Y por último, lo que más me costaba al principio era ponerme todos los días a hacer mis 45 min de gimnasia, pase lo que pase, como si me fuera la vida en ello (que me iba).
Estas tres cosas se me hicieron muy cuesta arriba al principio, aunque lo de la gimnasia es curioso, ahora estoy deseando de que llegue la hora para hacer mi gimnasia y darme un baño, es algo mágico
para el cuerpo y la mente.
Ya no tengo sobrepeso y estoy muy fuerte. Creo que es, sobre todo, es una cuestión de mentalizarse y ser constante, y si no tienes problemas graves inmediatos, no hay necesidad de operaciones de estómago ni experimentos que no sabes cómo van a salir.
Tengo una anécdota que creo que resume este cambio de actitud que hay que tener. Fue una charla con un médico de medicina deportiva (no un nutricionista ni un endocrino, curiosamente) y una de las cosas que me dijo fue: "¿tú quieres morir gorda y haciendo lo que quieras o cambiar tus hábitos y vivir con salud y energía?, todos contestan lo segundo, ¿pero tú qué eres capaz de hacer para conseguirlo?". Aquello me estuvo dando vueltas en la cabeza, hasta que decidí seguir sus instrucciones a rajatabla e ir cambiando poco a poco mis costumbres. No sé explicarlo mejor, es como
decidir vivir otra vida.
Saludos,
Es que realmente es eso, no es plantearlo como dieta si no como nuevo estilo de vida saludable.