En una ruptura no cambia el hecho de que te sabes a tu ahora ex-pareja de memoria. Tienes tanta información sobre esta persona que te sorprendes a ti mismo redescubriendo cosas constantemente, sola y exclusivamente porque ahora tienes la ocasión de añorar. A mi juicio, es eso lo que motiva que tantas personas quieran olvidar, enterrar el pasado y los recuerdos o dejar de pensar sin más. No es que ganen nada así, pero la idea de protegerse del dolor que acompaña estos sentimientos y acciones no deja de ser parte de nuestro instinto.
Pero se trata precisamente de esto... De reencontrarnos con nuestra capacidad para maravillarnos con alguien y por ese alguien. Y más todavía, de no matar esa capacidad intentando olvidar a alguien (o peor aún, aferrándose a alguien que no está y cometiendo una injusticia con todos los que vengan después). Las probabilidades dictan que la tendencia a las relaciones poliamorosas o los compromisos abiertos te permiten tener una mirada más amplia, más capaz de celebrar todos los detalles de la existencia de alguien y lo que te aporta... Todos podemos. Sucede que no todos solemos querer, y eso puede ser tanta causa de un freno antinatural a la hora de superar estos trances como la que más.
Un abrazo, familia.