Todas las personas somos seres completos, llenos de recursos para poder transitar por la vida con alegría y paz, sintiéndonos plenos. Aunque muchas veces no somos conscientes de que poseemos estos recursos.
En el coaching se utilizan las metáforas ya que estas ayudan a desbloquear el inconsciente. Mediante las metáforas podemos definir, verbalizar y entender los asuntos internos y las dinámicas que aplicamos en nuestra vida diaria, de manera inconsciente.
En una sesión de Coaching con Caballos los caballos actúan como metáforas y también reflejando el comportamiento y los aspectos emocionales de la persona que tienen delante.
Los caballos son animales de presa, lo que quiere decir que en la naturaleza sirven de alimento a otros animales, son depredados por otros animales. Por ello poseen unas determinadas características que hacen de ellos unos seres expertos en observación, presencia y coherencia. Para mantener su integridad física, para su propia supervivencia, necesitan leer a la perfección su ambiente y el lenguaje corporal de sus compañeros de manada.
Una persona que entra en un espacio con caballos pasa a formar parte de la manada para esos caballos, con lo cual la persona es observada y “leída” por ellos como lo sería cualquier otro miembro de la manada. Un caballo está tan conectado a su ambiente que la más mínima discrepancia provoca una respuesta inmediata, responden a la incongruencia, lo que quiere decir que en una sesión de Coaching con Caballos un caballo va a detectar las incongruencias del cliente, y reflejarlas mediante su comportamiento, ayudando así a la persona a ser consciente de sus propias actuaciones inconscientes.
Una de las características de un proceso de Coaching es su corta duración con respecto a otros procesos. Al realizarlo con caballos su duración se reduce a la mitad. La media de un proceso de Coaching con Caballos son unas 4 sesiones, mientras que un proceso sin caballos suele tener una duración de unas 9-10 sesiones.