Como psicólogo (y como persona) me esfuerzo incesantemente en acrecentar la salud de mi cuerpo y de mi mente. Creo que la manera más efectiva de ayudar a los demás a estar sanos es progresar personalmente y que el mejor modo de progresar es ayudar a los demás.
Por otro lado, hoy soy yo quien se encuentra en condiciones de prestar ayuda, pero quien sabe lo que puede pasar mañana. El cliente que solicita mi ayuda como profesional de la psicología y yo caminamos por el mismo sendero, somos compañeros. Para que la psicoterapia suponga un espacio seguro procuro estar interiormente en calma.
Y eso puede animar a quien confía en mí como psicólogo a soltar el lastre con el que carga. Intento mantener una mente abierta para poder aportar un punto de vista fresco. Y me ayuda a ello pensar que fundamentalmente no hay nada malo en el cliente que se acerca a mí.
También me ayuda el practicar a diario yoga y meditación mindfulness (Atención Plena). Mi trabajo consiste en apreciar el mundo de esa persona e intensificar su experiencia del mismo. El cliente encarna el misterio.