En la terapia individual con las personas tomo en cuenta la relación y el proceso terapéutico de la experiencia compartida, como guías del trabajo psicoterapéutico
La psicoterapia es un proceso terapéutico que ayuda a comprender la relación entre la historia personal y los conflictos y dificultades de la vida actual. El paciente, en su relación con el terapeuta, va encaminándose a la toma de conciencia de dónde y cómo se bloquea o dificulta su vida (incluyendo su flujo energético en el cuerpo).
Para llegar a comprender las limitaciones que está padeciendo en su vida el terapeuta le ayuda a analizar la función actual que tienen sus tensiones corporales y psicológicas y el origen de las mismas. Además de la palabra el terapeuta utiliza el movimiento espontáneo, y la expresión sensoriomotora como vías de liberación y regulación somato-emocional.
Como terapeuta estoy atento tanto a seguir las señales corporales como a lo que dice con las palabras y a partir de aquí intento encontrar las conexiones. A lo que doy más valor es a la manera de relacionarme con la persona y más concretamente con su Ser profundo y desde ahí acompañándole a que vaya sintiendo una nueva manera más saludable de habitarse y de estar con los demás.
Durante el proceso de terapia tanto el terapeuta como el/la paciente progresan en el entendimiento de la lucha interior que éste/a mantiene entre las defensas que ha necesitado construir y su deseo de superar las limitaciones en la vida afectiva y amorosa que estas defensas traen consigo y que pueden ser causa de síntomas y enfermedades
Se utilizan técnicas dirigidas a movilizar la dimensión energética del individuo, incluyendo: la respiración, la autopercepción, el movimiento espontáneo, la expresión emocional y el dominio de sí mismo. También se incluyen ejercicios de contacto físico, de límites, de enraizamiento, y de comprensión de las tensiones musculares, considerándolas indicadores de defensas somáticas y psicológicas derivadas de traumas pasados.
El terapeuta y la persona en terapia progresan juntos en el entendimiento de esa lucha interna entre los miedos y el deseo de superar las limitaciones en la vida.
El fin de la terapia va mas allá de la ausencia de síntomas, es estar enraizados en la vida desde nuestro Si mismo más verdadero, pudiendo habitar nuestro cuerpo con una mayor vitalidad, para afrontar y transitar los desafíos de la vida.
La base de la relación de ayuda está en la confianza y seguridad hacia el profesional.
La curación pasa por expresar nuestro dolor y compartir nuestros secretos.
El cuerpo resonante del terapeuta es el instrumento fundamental al servicio del ajuste y la regulación psicobiológica del paciente. Esto requiere que el psicoterapeuta tenga un entrenamiento intenso y profundo, una habilidad para verse afectado mientras regula sus propias experiencias contra-transferenciales.
El paciente, en su relación con el terapeuta, va encaminándose a la toma de conciencia de dónde y cómo se bloquea o dificulta su vida (incluyendo su flujo energético en el cuerpo).
Para llegar a comprender las limitaciones que está padeciendo en su vida el terapeuta le ayuda a analizar la función actual que tienen sus tensiones corporales y psicológicas y el origen de las mismas. Además de la palabra el terapeuta utiliza el movimiento espontáneo, y la expresión sensoriomotora como vías de liberación y regulación somato-emocional.
Como terapeuta estoy atento tanto a seguir las señales corporales como a lo que dice con las palabras y a partir de aquí intento encontrar las conexiones. A lo que doy más valor es a la manera de relacionarme con la persona y más concretamente con su Ser profundo y desde ahí acompañándole a que vaya sintiendo una nueva manera más saludable de habitarse y de estar con los demás.
Ser terapeuta es sintonizar, acompañar y guiar respetuosamente al paciente hacia el descubrimiento de su verdadero Ser.