Crear es una forma muy directa de entrar en relación con nuestra intimidad, mejor dicho nuestra esencia. El arte nos da la posibilidad de expresar nuestra sensibilidad en el mundo y de participar plenamente en él desde nuestra singularidad única. Crear es también una oportunidad para activar nuestra vitalidad, darnos cuenta de los recursos que tenemos. Crear es autoconstruirnos y este proceso no tiene edad.
Por esas dos razones crear nos fortalece como personas, mejora la relación que tenemos con nosotras mismas y de esta manera también sana nuestra autoestima.
El o la arteterapeuta facilita el proceso creativo y lo acompaña a través de una mirada empática, respetando la singularidad de la persona, sin juicio o interpretación. Ayuda a la persona a relacionarse con su creación, a ampliar la mirada y a encontrarle su propio sentido. El acompañamento terapéutico es un viaje al centro del ser y a la fiel manifestación de lo que somos a través de la expresión artística.