El abuso de los lácteos y sus consecuencias
Hoy he visto las recomendaciones que un anuncio nos hacía sobre lo que es un desayuno equilibrado.
Este constaba de: 1 vaso de zumo de naranja, 1 cuenco de leche y una rebanada de pan (por supuesto, blanco) untada previamente por una pasta elaborada a base de leche, cacao, avellanas y azúcar... Una masa que tiene los siguientes valores nutricionales (obtenidos de su propia web):
Valores nutricionales de la masa | ||||
---|---|---|---|---|
Proteínas | g | 6,4 | 1 | |
Hidratos de Carbono | g | 56,4 | 8,5 | |
de los cuales Azúcares | g | 55,2 | 8,3 | |
Grasas | g | 31 | 4,7 | |
de las cuales Saturadas | g | 10,3 | 1,5 | |
Fibra Alimentaria | g | 3,5 | 0,5 | |
Sodio | g | 0,033 | 0,005 |
Luego tenemos otro producto que es la "releche". Nos lo tomamos y se nos baja el colesterol...
Después está el más famoso de todos... El que, como nuestro intestino hace de todo menos ser inmunodeficiente, ¡zaca! millones de lactobacillus casei en forma de bebida...
Ante tanta maravilla, me pregunto: ¿para qué tenemos un sistema inmunológico si se lo dan todo hecho?, ¿para qué tenemos un medio de regulación del colesterol mediante distintas pautas alimenticias (¡ojo, no dietas!) que hacen que nuestro cuerpo se regule de forma natural?, ¿cómo es que, teniendo todas estas cosas, cada vez hay gente más joven con problemas de salud?. Estas empresas, ¿consultan a un naturópata y/o a un nutricionista ortomolecular antes de lanzar sus productos? Evidentemente, sus componentes no son malos. El problema viene dado porque juegan con el consumismo. Y es ahí donde radica uno de los problemas. Juegan con la ignorancia del consumidor.
En nuestro cuerpo todo órgano tiene una función única y relevante. Pero de todos ellos, el más importante no es el corazón, ni los pulmones. Ni siquiera el cerebro. El más importante es el intestino delgado. ¿Y por qué?, se preguntarán ustedes. Pues muy sencillo: porque es aquí donde se absorben todos los nutrientes que van a parar al torrente sanguíneo y, a través de este, se reparten por todo el cuerpo llegando a cada célula.
El intestino delgado está formado por vellosidades y distintos tipos de células (caliciformes, endocrinas, etc). Posee también una gran irrigación arterial. Pero lo que estos fabricantes parecen olvidar es que en el intestino tenemos un hongo que se presenta en forma de fécula y que es muy conocido entre nosotros los naturópatas, por la gran cantidad de clientes que presentan una gran proliferación intestinal de cándidas, nombre con el que se conoce a esta fécula cuando se transforma en hongo...
Hay mucha gente a la que la carne le gusta y me parece bien. Lo que no me parece bien es que TODO, absolutamente todo lo que se coma ha de tener su trocito de carne. Y no porque sepa mal. No. Sino porque estamos dando demasiada proteína animal a nuestro intestino, la cual es bastante difícil de digerir, porque la verdadera digestión empieza en el intestino delgado, cosa que no hay que olvidar.
El exceso de proteína animal, genera un cúmulo de detritus en el intestino que se pudre, por ello lo conocemos como "putrefacciones".
Estas putrefacciones son el verdadero caldo de cultivo para que la cándida pase a su estado de hongo. Al hacerlo, por la proliferación de la misma, las paredes del intestino se debilitan y, a su vez, se hacen más delgadas propiciando así la rotura o resquebrajamiento de la pared intestinal. Cuando esto sucede, entran en el flujo sanguíneo sustancias como elementos químicos como el plomo (típico de determinados empastes e incluso aparece en vegetales no ecológicos), el cloro (agua del grifo), etc..
Por mucho lactobacilus que ingiramos, no se produce la quelasis, es decir, el proceso químico que envuelve a las moléculas de dichos elementos para poder ser expulsados por vía intestinal. Y además, al estar elaborado con proteína animal (lactem = leche) no favorece en nada a nuestro intestino. Y lo que es peor, las sustancias que entran en el flujo sanguíneo nos pueden producir, entre otras muchas más cosas, pérdidas de memoria ya que se eleva el índice toxémico de la sangre. Hay que detoxificar. Pero esta es la razón de otro artículo que publicaré en breve.
Tengo dos hijos y nunca han ingerido antibiótico ni medicamento alopático alguno. Cuando nacieron, les amamanté porque si la leche materna no fuera buena, nuestro cuerpo no la generaría. Así de fácil.
Si han empezado con un resfriado, he tenido a mano el jarabe de Marnys llamado "Junior". Se lo he dado tal día como hoy y al siguiente estaban como una rosa. Señal de que su sistema inmunológico funciona sin lactobacillus.
Para desayunar, se toman un zumo de naranja natural recién exprimido, una rebanada de pan elaborado por mí, calentito y con un chorrito de aceite de oliva. Su intestino funciona a las mil maravillas.
Mis hijos no tienen gripe, ni catarros "perennes", ni gastroenteritis algo muy común entre sus compañeros de colegio.
Y les encanta comer brócoli y coliflor ambos gratinados con queso de cabra. Porque, tengan en cuenta una cosa: la leche de cabra es muchísimo más digerible que la de vaca, aunque como todo, no hay que abusar.
Espero leer sus comentarios porque siempre dejo "puertas abiertas" en mis escritos para ver cuál es su reacción al respecto.