Sinergia entre medicina natural y morfopsicología en el contexto de salud holística
El término Naturopatía tiene una raíz latina ("natura", naturaleza) y otra griega ("pathos", sufrimiento / enfermedad), por eso se utiliza para definir la forma natural de tratar la enfermedad y el sufrimiento humano. Se basa en las Leyes Naturales a las que todo ser vivo está sujeto y cuando éstas se transgreden aparece la enfermedad o desequilibrio.
Sin embargo, la Naturopatía no trata ni enfermedades ni síntomas, sino a las personas.
Por ejemplo, una candidiasis vaginal crónica no es más que una infección tratada únicamente de manera sintomática. Es un error protocolario muy común, no sólo en la medicina ortodoxa sino, a veces, también en la medicina natural. Aplicar un antifúngico contra las cándidas, ya sea sintético o natural, parece muy lógico pero es poco práctico y sólo consigue atontarlas momentáneamente para luego volver. El antifúngico más potente, clínicamente testado y demostrada su eficacia in vitro sólo sirve para que los hongos se rían de nosotras.
Entonces, ¿cómo se eliminan? La respuesta es: con una mirada más amplia y holística que nos permita llegar al origen del problema y para ello debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿cuál es el "terreno" ideal para que los hongos se desarrollen? La respuesta es un PH excesivamente ácido, por lo tanto, desde esta mirada global, ya sabemos que tenemos que alcalinizar el organismo hasta ese PH neutro que permita a la flora benéfica volver a instalarse para que nuestro sistema inmunológico esté alerta, manteniendo a raya otras colonias de microorganismos patógenos.
Para ello, antes de cualquier tratamiento, es fundamental una desintoxicación orgánica, cambios en la alimentación y, simultáneamente, debe realizarse una terapia a nivel emocional para que la persona tome conciencia y pueda transformar aquello que, junto a otros factores, le hizo somatizar una determinada enfermedad y no otra.
Según Carl. G. Jung, la enfermedad no es tu enemigo, "es el esfuerzo que hace la Naturaleza para curar al hombre". Es un sistema de alarma que nos avisa de que debemos cambiar algo. Si me duele la cabeza y lo único que hago es tomarme un analgésico, estoy acallando el mensaje que mi cuerpo quiere transmitirme, cuando debería preguntarme:
¿Tengo demasiada tensión mental y debo relajarme, solucionar algún problema?
O tal vez... ¿mi cuerpo está lleno de toxinas y debería hacer algo al respecto? ¿Debo cambiar mis hábitos?
De igual forma procederíamos si tuviéramos cáncer, no lucharíamos contra él ("todo aquello a lo que te resistes, persiste"), sino que lucharíamos a favor de recuperar nuestro equilibrio físico, psíquico y emocional.
Como dijo Otto Heinrich, premio Nobel en fisiología y medicina:
Todas las enfermedades son ácidas y donde hay alcalinidad no puede haber enfermedad y cáncer.
Otto Heinrich
Muchas enfermedades y trastornos de la conducta se originan en la psique. La angustia, el estrés, la ansiedad o la depresión, pueden causar estragos en la salud si no se solucionan a tiempo.
Podemos suplementar para corregir el déficit de serotonina (L-triptófano), de magnesio o de vitaminas del grupo B que pueda haber en cada situación pero debemos aprender a gestionar las emociones, lo que implica autoconocimiento y trabajo de superación personal. Para ello, la Morfopsicología es una herramienta muy valiosa que se basa en el estudio de las formas (morfo) del rostro y que, como la Naturaleza no hace nada al azar, también se rigen por una serie de leyes biológicas determinadas.
Rostro y cerebro están conectados directamente por doce pares de nervios, sin pasar por la médula espinal. El rostro es una proyección del Ser que nos informa del funcionamiento cerebral y, por lo tanto, de la personalidad y del comportamiento humano. Conclusiones a las que la psicología convencional no siempre consigue llegar a través de largos y exhaustivos test, son objetivables visualmente por quienes conocen esta ciencia.
El lema de la Morfopsicología es comprender, NO juzgar
A través del estudio de la morfología del rostro, podemos tomar conciencia de por qué atraemos siempre el mismo tipo de pareja o por qué se dan en nuestra vida ciertos patrones repetitivos. Por ejemplo, es muy probable que una persona introvertida e insegura se sienta atraída por una pareja extrovertida y segura de sí misma (la atracción de los opuestos) y viceversa pero estas mismas cualidades que en su día actuaron inconscientemente como un imán y fueron admiradas, con el tiempo, se convierten en la fuente del conflicto.
Si nos encontramos siempre con los mismos problemas, significa que hay algún aspecto de nosotros que no conocemos y andamos por la vida sin rumbo. A veces, solemos echarle la culpa al otro, sin darnos cuenta de que la solución está en nosotros.
Conocerse a uno mismo nos permite aceptarnos y comprender a los demás, abandonar el rol de víctimas para coger el "timón" de nuestras vidas, sanar nuestras relaciones, tomar decisiones conscientes, enfocar correctamente o dar un giro de 180º a nuestra carrera profesional, educar a nuestros hijos según son y no según somos, con lo que les podremos ofrecer una educación adaptada a sus necesidades y un futuro mejor.
En el autoconocimiento está la clave de la transformación.