Psiquiatría: el negocio de inventar enfermedades
En 2012 envié un articulo titulado "Medicina más de 100 años de mentiras", creía sinceramente que aquellas mentiras, en las que aún hoy se basa la medicina, fue debido a los acontecimientos de la época.
Hoy tras haber realizado varios cursos sobre Neuropsicología y trastorno de déficit de atención e hiperactividad, e interesarme por el entorno de estas pseudociencia me encuentro con mas mentiras y atrocidades médicas.
Hechos dañinos realizados por psiquiatría de los cuales deberíamos estar informados para protegernos nosotros mismos con la verdad y averiguar lo que la psiquiatría no quiere que sepamos.
En primer lugar destacar que los trastornos psiquiátricos no son enfermedades médicas. No hay exámenes de laboratorio, escáneres del cerebro, rayos X o pruebas de desequilibrio químico que puedan comprobar que cualquier trastorno mental es una condición física. La psiquiatría todavía tiene que demostrar convincentemente la causa genética o biológica de por lo menos una sola enfermedad mental.
Lo que es algo normal en las personas, depresión, emocional o mental, la psiquiatría ha reenvasado estas emociones y comportamientos como “enfermedad” y desgraciadamente todo para vender los fármacos.
No se han demostrado los desequilibrios químicos o enfermedades químicas, ni hay exámenes o pruebas para ellos. No existen análisis de sangre o pruebas biológicas que determinen la presencia o ausencia de la enfermedad mental. Lo que hacen en la práctica, es revocar el derecho de consentimiento informado de cada paciente y envenenarlos en el nombre de ‘tratamiento’, lo cual no es nada más que una aberración.
Algunos psiquiatras como en el caso de David Kaiser declaran:
La psiquiatría hace afirmaciones no comprobadas de que la depresión, la enfermedad bipolar, la ansiedad, el alcoholismo y muchos otros trastornos son de hecho, básicamente biológicos y probablemente tienen un origen genético... Este tipo de fe en la ciencia y el progreso, es asombroso, sin decir que es ingenuo y tal vez delirante.
David Kaiser
El propósito primordial del tratamiento de la salud mental debe ser el cuidado terapéutico y el tratamiento de individuos que sufren disturbios emocionales. Nunca deben ser las ganancias financieras o personales del facultativo. Las personas que los padecen son inevitablemente vulnerables y sensibles. Por lo tanto, el tratamiento exige el más alto nivel de honradez e integridad en el facultativo.
Pero lo más indignante es saber que miles de niños están siendo tratados por padecer trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) otra gran mentira para vender fármacos, que lo único que consiguen es hacer adictos a inocentes e indefensos niños que sufrirán las consecuencias con el transcurso del tiempo.
Nadie se preocupa por el hecho de que millones de niños están tomando estimulantes adictivos prescritos, para un supuesto trastorno mental: el Trastorno del Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Los psiquiatras, pese a la gran bibliografía sobre el triptófano y los omega 3, ignoran las propiedades de estos productos naturales carentes de efectos secundarios, y continúan con sus criminales tratamientos aun sabiendo los dañinos efectos secundarios que aportan a sus inocentes pacientes.
Aunque verdaderamente los psiquiatras no pueden predecir qué efectos secundarios adversos que se pueden experimentar, porque ninguno de ellos sabe cómo funcionan sus fármacos.
Siete meses antes de morir, el famoso psiquiatra estadounidense Leon Eisenberg, que descubrió el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), afirmó que se trata de "un ejemplo de enfermedad ficticia".Según el psiquiatra, "prescribir una pastilla contra el TDAH es mucho más rápido" que analizar las causas psicosociales de las reacciones de los niños.
La psiquiatría se basa en teorías útiles para promocionar los tratamientos con drogas.
Los fármacos psicotrópicos están siendo constantemente desenmascarados como toxinas químicas con la potencialidad de matar. Los psiquiatras alegan que sus fármacos salvan vidas, pero de acuerdo a sus propios estudios, los fármacos psicotrópicos pueden duplicar el riesgo de suicidio. Y se ha probado que el uso prolongado de estos crea una vida entera de daños mentales y físicos, un hecho ignorado por los psiquiatras.
Los efectos secundarios comunes y bien documentados de los fármacos psiquiátricos incluyen manía, psicosis, alucinación, despersonalización, ideas suicidas, ataque al corazón, derrame cerebral y muerte repentina.
Y para aquellos padres y familiares de personas afectadas por algún trastorno mental indicarles que existen alternativas a los tratamientos psiquiátricos. Que pueden reparar y mejorar. Evita la psiquiatría porque esta sólo desmiembra y destruye. Y nunca funciona.
La psiquiatría es una brillante campaña de marketing para ganar dinero, pero no es ciencia.