¿Somos víctimas de nuestras emociones?
Anoche, a las 4 de la madrugada, me telefoneó una chica en plena crisis de ansiedad para pedir ayuda.
Al parecer sufre crisis de ansiedad provocadas principalmente por su precaria situación laboral. Tiene miedo de perder su trabajo y esto le crea un bucle de nerviosismo y angustia que se retroalimenta constantemente:
Tengo miedo a perder mi trabajo --> Tengo nerviosismo y ansiedad --> Mi rendimiento laboral baja --> Mi jefe me recrimina --> Tengo miedo de perder mi trabajo --> Tengo nerviosismo y ansiedad...
Tras intentar hacerle comprender (no estoy especialmente brillante cuando me despiertan a altas horas de la madrugada, aun así quiero pensar que lo entendió) que su ansiedad hace que su rendimiento laboral sea escaso, lo que puede ser un motivo de despido (ver documento "La profecía auto cumplida" - pdf 46 kb), su ansiedad desapareció automáticamente, tras comprobar que no le era útil. Así de simple.
Desde una posición de dominio de sus recursos es mucho más fácil que mantenga su trabajo, si éste le satisface plenamente, o que, sin dejar de momento éste empiece a buscar otro más acorde a sus expectativas.
Aunque todas nuestras emociones son necesarias, en el universo nada pasa porque si, no somos simples víctimas del destino. Nuestros estados de ánimo los creamos, única y exclusivamente, nosotros, por lo que podemos modificarlos a nuestro antojo en cualquier momento. Esto que dicho así parece tan fácil (lo parece porque lo es) a mí, sin ir más lejos, me ha costado años entenderlo.
Tomar el control
Hay dos formas de tener el control de nuestro estado de ánimo:
- A través de nuestro pensamiento: Podemos modificar a voluntad las representaciones mentales que nos hacemos de las cosas que pasan en nuestro entorno. Ya que las hacemos nosotros, ¿Qué nos impide modificarlas a voluntad? Podemos acceder voluntariamente a estados de ánimo potenciadores, crearnos imágenes claras de cómo queremos vivir nuestra vida...
- A través de nuestra fisiología: Cada emoción lleva asociada una determinada postura, una cierta tensión muscular. O dicho de otra manera, cada postura corporal nos lleva a sentir una determinada emoción. Hasta Charlie Brown lo sabe...(véase la imagen de la viñeta cómica).
El segundo método es sin duda el más rápido y eficaz, aunque está claro que los dos son interdependientes. Modificando A, cambia B y viceversa.
Anthony Robbins explica, entre otras muchas cosas, todo el proceso con más detalle en sus libros "Poder sin limites" y "Despertando al gigante interior".
El autoconocimiento tiene un "pequeñísimo inconveniente"; se nos acaban las excusas. Buscar culpables en el exterior para "justificar" nuestras desgracias deja de tener sentido.
Asumir la responsabilidad de nuestras acciones lleva implícito asumir sus consecuencias. El que esto se convierta en algo "doloroso" o "liberador" es, una vez más, una simple interpretación de la realidad. ¿Cuál prefieres tú?