¿Cómo puedo resolver mis dudas?
¿Cuántas veces hemos pensado o sentido, no sé? ¿En cuántas ocasiones nos ha frenado o limitado? ¿A cuántas personas admiramos por todo cuanto han conseguido y logrado?
Fue Juan Carlos, un chico de 29 años quien al venir a consulta nos comenta que no sabe qué es lo que quiere en su vida y ello le hace ir de un trabajo a otro, sin tener una estabilidad como para independizarse de sus padres.
Fuimos al origen de dicho criterio y cada vez que intentábamos conectar con un recuerdo doloroso, se repetían las mismas palabras "No sé". Una y otra vez dicha limitación nos impedía avanzar. Después de tomar conciencia de todo ello, cambiamos el "No sé" por el "qué es lo que No quieres Saber".
Fue entonces cuando hubo una lucha en su interior. Me decía "yo sí quiero saber, pero... ¿y si me equivoco? ¿Y si cometo algún error o fracaso? ¿Qué dirán mis padres, que pensarán de mí?. Dirán que no sirvo para nada, que no lograré crear una familia o tan siquiera mantenerme por mi mismo".
En este instante pudimos afrontar la situación. Simplemente se permitió saber qué era su limitación. Fue en ese momento cuando todo empezó a cambiar
Retrocedimos a su infancia, la adolescencia, la escuela, los profesores, amigos y en todos se repetía la misma situación. Mejor me callo, no digo nada y así no me equivocaré. Fue lo más fácil, me decía, sólo tenía que repetir "no sé" y preguntaban a otro. Y así se fue repitiendo a lo largo de su vida, buscando la opción más sencilla, aquella que no le hacía pensar, aquella en la que no se podía equivocar.
Después de varias sesiones pudo darse cuenta que la opción más fácil no era la mejor, ya que al repetir una y otra vez "no sé", activó una neuroconexión en su mente que tenía tanta fuerza que después de repetirla en multitud de ocasiones, su cuerpo al escucharla enviaba una química a sus células que precisamente hacía eso "no saber". Al bloquear su exterior, estaba limitando su interior, produciendo incluso la pérdida de ilusión, la falta de esperanza en una vida mejor.
A medida que avanzábamos en el proceso, se permitió saber, rompió ese muro que a lo largo de los años se fue forjando. Se dio cuenta que el auténtico fracaso no era el equivocarse, sino el tan siquiera intentarlo. En el instante que comenzó a sentir que sí sabía, empezó a escucharse y al hacerlo, cuando en alguna ocasión fruto del hábito adquirido aparecía un "no sé", automáticamente lo cambiaba y se permitía saber. En ese instante, empezó a descubrir lo que le gustaba hacer, aquello que tantas veces había hecho en tantos trabajos y que no le daba la mayor importancia... Ayudar.
Hoy en día se dedica a ayudar a otras personas a superar sus limitaciones, a romper esas barreras, a sentir que todo es posible si uno se permite profundizar en su interior. Se ha podido independizar, tiene una familia y un hijo a quien le enseña día a día a sentir y descubrir que tropezar forma parte de la vida. Que no somos perfectos, sino humanos. Que, si se equivoca, puede pedir perdón y también pedir ayuda. Que al ayudar dos personas se benefician. El que ayuda se siente bien al hacerlo y el que es ayudado, está agradecido por el servicio prestado. Incluso ayudándole a educar su mente para mostrar la sabiduría de su corazón.
Con ayuda todo es más fácil. Permítete saber, no hay fracasos, no hay errores, no hay problemas, simplemente hay aprendizajes que te hacen ser la gran persona que eres. Sí sé lo que quiero en mi vida. Sé feliz, ¡te lo mereces!