Poderosas mujeres de aquí y de allá
Mientras más vive uno, más tiene que reconocer la gran fuerza de la que ha dotado la Creación a lo femenino.
Este femenino ser que labora en los campos, las fábricas, los hogares, en todos los ámbitos - mujer que saca fuerzas de doquier... que hace de su cocina, de las tareas del hogar una ofrenda de amor. No miremos al otro para compadecernos de su desdicha, miremos nuestra capacidad para hacer un mundo distinto, aunque sea con pequeños actos, al estilo femenino, el de verdad. Ese de la mujer que lava en los ríos, carga bultos en la cabeza, es elegante y distinguida en su sencillez, la que ora por sus hijos, por los de los otros, por la humanidad.
Nos gusta pensar que otros están peor que nosotros para encontrar consuelo en nuestro dolor.
Siendo este un recurso para sobrevivir, a veces nos quedamos en la falsa compasión. Como yo, que leo mucho, me ilustro de lo que pueda, escucho y veo, pero no me muevo. A los pocos minutos me olvido y ya... me centro en mi reducido mundito de un metro por uno y vivo solo en mi.
Oh... pobres mujeres esas... tan discriminadas, ¿no? Ay... si... chisme de señoras... a la hora del té. ¿Discriminación?
Pues sí, señoras, sí. Sin duda es verdad que hay discriminación.
Pero la peor es la de mujer a mujer. Lo ves en los trabajos, en el vecindario, en todas partes. Y hasta las que nos llamamos "amigas" estamos muchas veces prestas a desmerecernos. Cuando hay una reunión de mujeres, duran mucho, sí, porque nadie quiere irse de las primeras por miedo a lo que dirán a sus espaldas, ¿sí o no? La competencia femenina puede ser atroz.
Discriminación femenina, sí pero entre mujeres
¿Discriminación de género en India? Pues claro que sí, pero algunos hechos interesantes: Aquí las mujeres tienen sitios especiales en los buses; trenes solo para ellas, a los cuales los hombres no pueden subir; colas para comprar tickets en que ellas gozan de privilegios... sí! Cuántas de nosotras quisiéramos ver eso en los metros europeos en que fuertes jóvenes van muy bien sentados mientras cansadas señoras van de pie. Y estas señoras hasta se ofenden si uno de esos "caballeros" se decide a cederle el asiento..Oh, que insulto! bobo, bobo... si eso es mayores derechos de la mujer... a mi me parecería lo contrario.
Tantas veces busco como excusa que he de cuidar a los míos, que ya no me queda tiempo para nada más... Pero es que nadie nos pide que vayamos de misioneras a Afganistán... ¡no! Es ahí, en el vecindario, en el trabajo, en la tienda donde yo, mujer, puedo aportar en cambiar el mundo... Es ahí... complicidad femenina.