Psicología de la homeostasis y crisis
Hablar de crisis personal, social, psicológica, etc., podría generar líneas hasta llenar más de un libro.
Voy a introducir un concepto occidental, la psicología de la homeostasis, la que estudia, entre crisis, a las personas, familias y/o sociedad, en situación medianamente estable.
Como está reflejado en la propia definición, este estudio es incompleto, pues sucesos no esperados provocan el momento no homeostático, y por lo tanto una "crisis". Un embarazo no deseado, un accidente de tránsito, pérdida de amigos, una enfermedad, problemas laborales, de pareja, incluso el propio crecimiento evolutivo, la adolescencia o la madurez, la vejez, son fuentes de cambio y "crisis".
Las respuestas a la "crisis", son muy variadas y muy vinculadas a dos factores fundamentales, esto es, al carácter personal y sus recursos, y a las condiciones externas: socioeconómicas, socioculturales y ambientales.
Y aún siendo distintas, solo el principio de "se hace necesaria la reorganización para adaptarse a la nueva situación", sería sano, pues en la mayoría de los casos, no se puede cambiar la condición que causa la crisis.
Hay varias posturas, que hacen más complicada la resolución de la crisis, obviando aquí las condiciones externas:
- El intento de retornar a la misma situación de equilibrio anterior, homeostática, olvidando la crisis.
- La vivencia solo negativa del suceso disparador.
- Dilatar en el tiempo la resolución del cambio, cronificándolo.
- No poder expresar completamente el cambio, no poderlo poner en palabra o cosa.
- No saber pedir ayuda
Al principio, a menudo se intenta retomar la situación anterior, pero eso puede implicar negación, cuando es completamente imposible. El primer escalón consiste en asimilar lo ocurrido, e integrarlo como un avatar en la vida.
Cuando la crisis solo es percibida como algo destructivo, incrementamos el dolor emocional, pareciendo que no hay más recurso cerca y se trata sólo de hundir el ánimo, y la propia actividad vital. Eso genera sentimiento depresivos y de disminución de las habilidades cognitivas, como la memoria, la capacidad de decisión, el poder decidir libremente....
Como indico en mi web: "Así pues, la puesta en crisis, la pérdida de la referencia habitual de bienestar, la confusión, etc. , como decíamos, están revestidos de significado, ya que es el instrumento básico de cambio y mejora, de evolución, aprendizaje y crecimiento.". Es decir, justamente, y aunque sean terribles y desgarradores, los estados de cambio y/o sufrimiento, no se han concebido para sumirse en la pena. Sí, reconocemos el dolor, pero no nos dejamos invadir por él, ya que mi espacio interno me pertenece, y no tengo otra posibilidad que seguir evolucionando, incluso dentro de la crisis, que va a ser de nuevo el motor de crecer. Si logramos esta perspectiva, tendremos otro escalón subido.
Por otro lado, todo Ser puede vivir en una situación de crisis un período, que no suele ser muy dilatado. Cuando uno tiene la sensación que repite demasiado la memoria o vivencia del factor crítico, debe tener claro que no ha resuelto todavía el siguiente peldaño. Es un signo de alarma, ¡no debe dejarse transcurrir más tiempo!
Aprender a buscar ayuda, quizás sea otro gran escalón. Normalmente, el sujeto siente fuertemente algunas emociones como la tristeza, llanto, rabia, y se trata de una respuesta corriente, no es especial sentirlo, y hay que trabajar, no solo el redituar a la nueva vida, nueva orientación de los recursos, sino que es sano poder expresar los sentimientos de una manera que ayude con el proceso de comprender la pérdida o el cambio, evitando cronificar y llevar el problema a otras personas o situaciones. Para ello es muy bueno poder poner palabras, darle forma...y estaremos acabado nuestra escalera!
El esfuerzo en reorganizar la persona, los conceptos, las causas, averiguar el porqué final de lo ocurrido, aumentar los recursos o resituarlos, y obtener el beneficio de la evolución a partir de lo que hemos llamado "crisis", podemos considerar es la resolución final o último peldaño.
Se comprende que esto ocurre sin negar, sin quitar valor a lo perdido, o incluso honrarlo en el corazón y la memoria, pero sí eliminando el autoengaño, aferramiento o debilidad que quizás posibilitaron los sucesos o la incapacidad de asimilar lo que es inevitable.
En ese momento, quizás regresemos al concepto relativo de la psicología homeostática.
El mérito no reside en definitiva, en no sufrir crisis, sino en la habilidad de resolverlas bien y aprovecharlas para evolucionar.