7 trucos para evitar el sufrimiento
En nuestra sociedad está muy arraigado el concepto de sufrimiento. Es tal su normalización que no concebimos una persona sin sufrimiento, y cuando oímos que existe alguien así, le tachamos de insensible, ignorante y egoísta.
Lo primero que habría que hacer es definir el sufrimiento. Lo solemos identificar con el dolor, cuando no es así. El sufrimiento suele partir de un dolor sentido, mientras que el dolor no tiene por qué llevar al sufrimiento.
Tomémosnos unos instantes para observarnos sin enjuiciarnos y observar qué conductas tenemos que muestran nuestro sufrimiento y analicémoslas. Seguro que si cambiamos las gafas con las que vemos la causa, cambia nuestro estado.
Hay una serie de herramientas que podemos emplear para evitar ese sufrimiento.
1. Discernimiento
Lo primero que debemos hacer es tener clara la diferencia entre dolor y sufrimiento. El dolor lo podemos entender como un sentimiento causado por un hecho traumático, frustrante o que ataca a nuestra integridad. En cambio el sufrimiento es una actitud que decidimos tomar como respuesta a ese dolor.
De otra manera: el dolor lo sentimos involuntariamente y el sufrimiento lo elegimos como una actitud más entre otras. Este primer discernimiento nos puede ayudar mucho a detectar y evitar el sufrimiento.
2. Perdón
Cuando sentimos un rencor por algo que sufrimos en el pasado y no perdonamos, en el fondo estamos eligiendo no hacerlo. Esto se traduce en un sufrimiento por omisión del acto del Perdón que permitiría dejar de sufrir.
Cuando perdonamos estamos decidiendo cambiar, transmutando un sentimiento de malestar a otro de bienestar. Podremos sentir el dolor todavía, pero nos habremos librado de la carga pesada del sufrimiento.
3. Autoestima
Cuando nos queremos a nosotros mismos estamos aceptándonos completamente. Así, no solo nos queremos por nuestras virtudes y talentos, también por nuestras debilidades y dolores del pasado.
Una autoestima fuerte nos evita el sufrimiento puesto que nos hace ser responsables de nuestra vida y por tanto tomar las mejores decisiones para nuestra salud y felicidad. Dejaremos de ser víctimas para ser “guerreros”.
4. Conciencia
En relación con el primer punto, tener conciencia y estar abierto a la nuestra realidad sin ningún tipo de juicio permite que veamos las cosas tal y como “son” según nuestro yo más profundo.
Conseguimos ver las cosas sin motivación oculta, ni segundas intenciones en maquiavélicos planes universales dirigidos contra nosotros. Dejamos de ser los corderos manipulables a ser dueños de nuestras vidas.
5. Sabiduría
Todo el aprendizaje que podemos obtener de nuestras experiencias es una herramienta potentísima para luchar contra el sufrimiento. Podemos comparar nuestra situación actual con otra parecida del pasado.
Así, no nos fijemos en las diferencias que usamos para quedarnos en nuestro estado de sufrimiento; pongamos toda nuestra atención en las semejanzas y extraer conclusiones que nos sirvan para modificar nuestro estado actual.
6. Determinación
Quizás uno de los puntos más delicados es la determinación para cambiar. Cuando sufrimos queremos que algo de fuera cambie dejando una mínima parte de ese cambio a nosotros mismos. Es cierto que esto es difícil.
Solo una actitud determinante, de gran voluntad puede enfrentarse al sufrimiento complaciente y reconocer en primer lugar nuestro estado y en segundo la necesidad de cambio y responsabilidad por nuestra parte.
7. Prevención
Una actitud humilde y de aceptación de la realidad, nos ayuda a evitar caer en el sufrimiento. Cuando entendemos que las cosas "son como son", estamos aceptando nuestro dolor, nuestra existencia y nuestra voluntad.
Una vez aceptada la realidad podremos tomar cartas en el asunto hasta donde podamos, y modificar lo que no nos gusta. Una actitud de este tipo nos previene ante la negación de la realidad y por tanto del sufrimiento.