La comunicación musical: Musicoterapia pre y post natal
¿Cómo se produce la comunicación?
La alimentación, el sueño y la locomoción son imprescindibles para la supervivencia, pero el ser humano, como ya lo ha planteado la filosofía, es un “animal social”.
El vínculo madre-hijo que se logre establecer durante los primeros años de vida impactan en el desarrollo de circuitos cerebrales implicados en la regulación (fisiológica, afectiva, conductual) del niño.
En líneas generales, la personalidad del niño intrauterino que una mujer lleva en su vientre, es en función de la importancia de la comunicación madre-hijo y también de su especificidad. Esta comunicación es parte importante del vínculo, por tal motivo sería provechoso (tanto para la madre como para el hijo) pensar en la calidad de esta comunicación y del vínculo, no solo después del nacimiento, sino también antes del mismo.
Tomemos como referencia que, el aparato auditivo del bebé se termina de desarrollar al tercer mes y medio. A partir de ese momento (aproximadamente en la semana 14-15 de gestación), comienza a captar los sonidos intrauterinos. Puede comenzar a oír entre el cuarto y quinto mes, porque a partir del cuarto mes está apto para captar los sonidos que provienen del exterior.
Existen muchas maneras de comunicarse y una de ellas es por medio de la música.
Hacer música es un medio más beneficioso que escuchar música pasivamente. Ambas actividades influyen en los niveles hormonales, en el ritmo cardíaco y la presión arterial pero cantar también hace circular vibraciones energéticas por los músculos y huesos, vigorizando a la madre y a su hijo no nacido; mejora la respiración, enviando oxígeno sustentador hacia el bebé y quizá va bien para liberarse activamente de la ansiedad e infelicidad.
Cuando cantamos permitimos que se expresen nuestros sueños, dejamos salir nuestros miedos, nos animamos a sentir y expresar toda la gama de nuestras emociones, desde la amistad y el afecto hasta el dolor y la pena por las pérdidas. No todas las canciones tiene que producir un "efecto relajante", algunas pueden ser energéticas, mientras que otras, alegres y animadas.
Vocalizar es una actividad sedante parecida a cantar, en la que se emite una vocal durante un tiempo prolongado, ofrece a las embarazadas el beneficio añadido de aumentar la focalización y la serenidad al comienzo o al final de un día ajetreado. Las vibraciones que produce esta vocalización producen la sensación de un masaje interno en la madre y el bebé, oxigenan el cuerpo, hacen más profunda la respiración y relajan los músculos; el bebé se beneficia de la serenidad y sensación de bienestar que le deriva su madre. Es una práctica que se remonta a siglos, que también se puede emplear para abrir los canales naturales de la energía del cuerpo, igual como usamos la electricidad.
No hay nada momentos específicos para tener un "espacio musical con el bebé"; se puede hacer la sesión de canto mientras la madre se ducha, o cantar en casa con la pareja, para que el bebé llegue a amar su voz también.
La comunicación prenatal
A medida que el niño va conociendo y amando la voz de su madre, también va aprendiendo a amar la música que ésta le ofrece.
Para el bebé en desarrollo la música es todo un lenguaje y a través de sus complejas formas y ritmos genera un lazo entre la familia y el niño aun no nacido. Las canciones cantadas por la familia lo introduce al calor de las voces y le dicen muchísimo acerca de la relación emocional entre madre y padre, padres e hijos.
A través de la música se puede crear un espacio para relacionarse con el bebé por nacer, fundando de esta manera un vínculo afectivo prenatal entre la madre y el bebé..
El bebé por nacer necesita tanto de la presencia física y mental de la madre; la presencia verdadera y plena, con la capacidad de aprehender y estar en el momento actual, en cuerpo y alma. De esta manera, también es cómo la madre podrá percibir y sentir la presencia del bebé.
En el espacio de musicoterapia, las futuras mamás encuentran un lugar donde pueden desconectarse (del trabajo, estrés, etc) y a la vez conectarse con ellas mismas y comunicarse con su hijo.
A través de la música, la mamá puede "despertar su escucha" para conectarse consigo misma, con su bebé y su pareja.
Los recursos musicales pueden nutrir el vínculo intrauterino mamá-bebé. Por ejemplo, a través de las canciones de cuna se pueden expresar los deseos, amor, ternura de la madre respecto de su hijo. De este modo, no es el estímulo por sí solo (la música);no es que el bebé oye para aprender, sino que es el amor que transmiten las canciones lo que hace posible la estimulación; no es lo que comunican o dicen las palabras, sino lo que transmiten las mamás con sus propios sentimientos al pronunciarlas, éste es el mensaje que le llega al bebé.
La canción de nacimiento
Desde el espacio de musicoterapia se alienta a las gestantes o a los futuros padres a crear una "canción de nacimiento" única para sus bebés. Anima a los padres a hablar con ella acerca de sus deseos y primeras percepciones de su bebé. Después refleja lo que le han dicho en música, creando letras y melodías a partir de sus mundos. Esto estimula a los padres a reaccionar mediante el juego musical y la improvisación usando solo la voz e instrumentos musicales sencillos (como cascabeles, chas-chas, sonajas, etc.). Si los padres no tienen experiencia musical formal, esto les permite crear una canción de cuna, que capta la esencia de amor que sienten por su bebé. El objetivo de crear esta canción de nacimiento es justamente que el bebé la llegue a reconocer mucho antes de nacer, lo tranquilice, lo conforte y luego del nacimiento. también le brinde las mismas sensaciones placenteras como cuando estaba dentro del útero...
Las canciones de cuna que pertenecen a nuestra cultura son valiosos instrumentos para estimular las capacidades lingüísticas del bebé; dado que éstas presentan una melodía sencilla, sonidos vocálicos alargados y el ritmo repetitivo favorecen a introducir al bebé en la comunicación verbal. Cuando la madre le canta a su niño intrauterino ocurren dos cosas: cuando ella pronuncia las palabras con la intención de comunicarse con su bebé, canta con más expresión y entusiasmo. Por otro lado, el bebé la oirá con mayor placer aún que si escuchara música grabada
No hay música adecuadas, en el sentido que, si la música que la mamá escucha le causa placer, si le transmite tranquilidad o sensación de bienestar, seguramente se las derivará a su bebé.
Lo importante no es que la madre escuche música sino el sentido que le atribuye ella a la misma; ya que esta sensación que a la mamá le produce, será recibida por su niño intrauterino.
En musicoterapia se puede abordar la comunicación con el bebé por nacer a través de diferentes recursos musicales: seleccionando temas musicales que a la mamá le causen placer, ternura, emoción, etc; conectándose con su bebé a través de los mismos. Utilizando instrumentos musicales como intermediarios de dicha comunicación. También, las canciones en forma de juego (preparando previamente el cuerpo, la mente y las emociones) despojándose de los prejuicios y tabúes que la sociedad impone. Es frecuente escuchar como excusa: "... No, yo no sé cantar... Tengo un oído muy malo... Desafino...". Ello pasa a segundo plano y se trata de que los propios padres encuentren en ellos mismos esa veta creativa, ya que en este sentido cualquier persona es compositor en potencia cuando se trata de dedicar sus propias canciones a sus hijos en las cuales lo que prevalece es el amor y la ternura que las mismas transmiten, y no el ritmo y la entonación...
La comunicación musical post natal
Desde el primer momento que se toma a un bebé en brazos se siente naturalmente el deseo de mecerlo y cantarle suavemente.
¿Por qué los seres humanos sienten la necesidad de cantar en presencia de sus hijos? Tal vez su canto representa un deseo instintivo de inculcar al hijo su determinado código cultural, de moldear el cuerpo y el cerebro del bebé conforme a los ritmos de su tribu. O tal vez el poder de la música como lenguaje. Su capacidad para inducir sus reacciones físicas y mantener ocupado el cerebro genera una atención tan embelesada por parte del bebé que el progenitor no puede resistirse a hacer una y otra vez esa misma conexión.
Los componentes básicos de la música, el ritmo y la melodía parecen creados para estimular el cerebro y el cuerpo. Así como antes de que naciera, los suaves movimientos mecedores de la madre, los golpeteos rítmicos en el abdomen, la entonación y el ritmo de la voz de la madre al hablarle y cantarle le estimulan su sistema vestibular (equilibrio), de igual modo después del nacimiento se estimula el oído interno mientras la madre está meciéndolo en un sillón, o realizando percusiones corporales a medida que juntos oyen una canción, ello ayuda al bebé a percibir dónde está su cuerpo en el espacio.
La voz de la madre
La música de la voz de una persona amada no se parece a ninguna otra. La voz es tan individual como las huellas digitales, única en timbre, entonación y ritmo, que acaricia los oídos de nuestro familiares como una melodía conocida. Esta reacción visceral a la voz humana forma parte de un proceso biológico llamado "impronta vocal"; ésta nos permite distinguir a las personas, identificar a los miembros de nuestro pueblo, localizar a los familiares y distinguir a los amigos de los desconocidos. Los seres humanos usamos las voz para vincularnos afectivamente unos con otros.
Ya desde el embarazo y luego de que nace el bebé, la madre se encontrará "imprimiéndolo vocalmente" mediante sonidos musicales, balbuceos, o lo que los científicos llaman "parentese" (modo de hablar los padres al bebé). Este estilo de conversación, vendría a ser el habla puesta en música (ritmo, expresividad extrema, sonidos vocálicos) acompañados por expresiones faciales exageradas. Todo ello atrae la atención del bebé, puesto que desde antes de nacer ha estado especialmente enganchado a las cualidades concretas de la voz de su madre.
La madre puede ser eficaz en estimular los centros del lenguaje de su bebé combinando la atención instintiva de este a su voz con las mejores cualidades de esos sonidos conversacionales.
Cuando la madre conversa con su bebé, ella puede comprobar que no siempre él es un participante pasivo en este proceso. Mediante contacto visual, movimientos de brazos y piernas, arrullos y sonrisas le hace saber a su madre qué tipo de balbuceos le van bien o no. La madre, de forma consciente o no, responde a estos mensajes, dejando de lado los juegos verbales a los que no reacciona y repitiendo los que le gustan. De esta manera la madre no solo le enseña a comunicarse sino que también, el bebé le enseña a la madre. A medida que transcurren los meses y la madre pasa de simples palabras a canciones, estribillos, juegos musicales y cuentos irá aumentando el "repertorio de favoritos" generando un manantial de recuerdos para toda la vida.
El bebé puede llorar o mostrarse intranquilo cuando tiene alguna molestia física (dolor de oídos, gases, hambre) pero también cuando siente alguna necesidad psíquica, como inseguridad, miedo, soledad... En cualquier caso, escuchar la voz de su madre o de su padre es un modo muy eficaz de calmarse cuando no se siente bien. Es por esto que susurrándole algunas palabras, algún cuento o tarareando una canción la madre le puede transmitir la tranquilidad, la calma que el bebé necesita.
En cuanto a las características de estas canciones se puede decir que:
El ritmo, la primera nana que oye el niño son los latidos del corazón de su madre.
En cuanto al Tono, la voz bajita con la que se dirige la madre a su bebé crea entre ellos un clima íntimo que propicia la calma y lo hace sentirse muy querido.
El Movimiento, las canciones suelen acompañarse de movimientos suaves que apoyan los valores rítmicos de la melodía. Se puede acunar al bebé teniéndolo en brazos, moviendo el cochecito o la cuna, o simplemente acariciándolo cuando está recostado.
Se ha comprobado que el sonido sincroniza el ritmo cardíaco, el ritmo respiratorio, los movimientos motores y las ondas cerebrales. Así, cantarle al bebé o ponerle música tranquila (canciones de cuna, por ejemplo) a la hora de dormir, puede hacer más lentos los ritmos naturales del bebé, calmándolo e induciéndolo a la relajación y somnolencia. Repetir este proceso a la misma hora cada noche le establecerá el hábito de sentir sueño a la misma hora.
Como ocurre en el caso del habla, la riqueza, precisión y frecuencia con que el bebé crea sonidos musicales, depende en gran parte de la frecuencia y calidad de la música que oye. El canto de la madre con todo el espectro de sonidos fonéticos, es posiblemente el estímulo musical más importante para él en estos momentos. La combinación de los sonidos de la madre junto con su atracción emocional es irresistible para el bebé.
Dentro del espacio de Musicoterapia se estimula a la madre a que invente canciones para su bebé ; en el caso en que no se anime a hacerlo, se le brinda un repertorio de canciones de cuna tradicionales, de modo que la madre pueda cantarlas después, cuando están solas con sus recién nacidos. Estas canciones conocidas representan el deseo de la madre de acunar a su bebé, que tal vez ciertas canciones populares u otras canciones de cuna de otras culturas, no lo consiguen. Algunas mujeres recuerdan a sus madres y abuelas cantándoles estas canciones.
Además de los efectos calmantes y relajantes inmediatos, las nanas aportan al bebé beneficios a largo plazo.
La sensación de seguridad y de protección que le transmiten le ayudan a construir su autoestima. Cuando la madre le canta a su niño, se diriges sólo a él,; es decir, haciendo que se sienta la persona más importante del mundo, y esta sensación queda grabada en su memoria y lo acompañará en la vida adulta.
Por otro lado, la cadencia repetitiva de las nanas favorece la creación de las conexiones neuronales básicas para que el bebé conquiste el lenguaje. Junto a ello, las rimas de las nanas enseñan al bebé lo que es el ritmo, algo fundamental para que en el futuro desarrolle su capacidad motriz y su coordinación corporal.
Por último, las nanas ayudan al niño a interiorizar rutinas en su día a día, lo que le permite anticiparse a lo que va a ocurrir y hace que se sienta más seguro tanto ahora como en el futuro.