El tiempo y la salud de nuestros niños
Vivimos en un mundo agitado, donde el tiempo no corresponde con los ciclos naturales, y somos obligados a encajar 4 o 5 días dentro del tiempo de uno. Estamos constantemente mirando al móvil, las redes sociales, las noticias, los whatsapps... toda una red que nos mantiene conectados 24h. Sufrimos una presión constante para producir, sea en el trabajo, o por la red con comentarios, fotos, o "me gusta". El tren ha salido y nosotros corriendo por detrás a ver si lo alcanzamos...
Esta increíble presión nos alcanza en la vida familiar y en la crianza de nuestros hijos de una manera perversa, por un lado transformando el tiempo de ocio en “pérdida de tiempo”, teniéndonos en un estado de estrés permanente por este tiempo desaprovechado; y por otro lado, sustituyendo el contacto humano, las miradas, la atención, en juguetes de última generación. Se juega con un perrito robot, el libro va con un cd para que el niño lo pueda oír solo, la consola y la tablet se usan sin un control o asistencia.
El tema del juego libre, del uso de las tecnologías y de las nuevas enfermedades psicológicas (déficit de atención, hiperactividad) son temas que están muy relacionados, y no deberían ser tratados separadamente.
Si nuestros niños viven y comparten con nosotros el tiempo acelerado, el abuso de las tecnologías, y no disfrutan del tiempo y juego libre, es normal que muchos tengan dificultad en desarrollarse en un ritmo más natural, sin contar con la aburrida y anti didáctica que puede ser la escuela, o el poder que tienen las grandes farmacéuticas en el momento de generar diagnósticos y vender sus respectivas medicinas.
Tal y como recoge CDC -Centers for Disease Control and Prevention- casi la mitad de los niños en edad preescolar con el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) estaba tomando medicamentos para el TDAH en 2009, siendo que hasta 2011 el 11% de los niños de 4 a 17 años habían sido diagnosticados.
La lectura nocturna con los hijos es salud
Poder estar media hora con nuestros hijos en la cama leyendo un libro es salud.
La cuestión no es separar 30 minutos de tu día para leer dos páginas de un libro con tu hijo, y así poder volver corriendo y con la conciencia limpia a las tareas importantes. Esto es lo importante, lo otro, el trabajo, la conexión con este mundo loco, lo hacemos para que esta media hora pueda suceder.
El tema es que el juego libre de los niños merece ser acompañado y mirado, no vale llevarlos al parque y estar contestando el whatsapp, la hora del parque lleva consigo un mundo de contenido... ahí podemos observar cómo es la relación de nuestros pequeños con otros niños, cómo está el desarrollo motor, cómo están ellos. Podemos mirar cuando nos llaman orgullosos de sus proezas, e entender la importancia de pequeños gestos de atención.
La sociedad de consumo, el tiempo indefinido y la tecnología nos están ahogando en un contínuum de alerta que no nos permite relajar, escuchar y estar... Nos invade en los espacios privados, y esto lo vamos enseñando a nuestros pequeños cotidianamente. Les enseñamos que el móvil, la tele o el ordenador son más importantes que ellos, les enseñamos que el trabajo ocupa todo el tiempo disponible, que el contar un cuento, o solamente hablar de cómo fue su día tiene que ser rápido, estar encajado en un tiempo preciso y que se en aquel momento no le apetece hablar... Entonces ya lo ha perdido, pues más tarde mamá y papá están ocupados.
Es nuestra responsabilidad como familia construir espacios lúdicos donde posamos estar con nuestros hijos, pelear en la escuela por clases con respecto y atención, y dedicarnos a estar con ellos. Muchas veces no es el tiempo que se dedica, pero sí cómo se lo hace. Los niños suelen ser respetuosos con nuestras necesidades de trabajo cuando nosotros somos con las de ellos, de ocio y compañía.
El amor nunca es demasiado
No debemos temer por el amor y la atención que les damos, la idea de que es nuestro deber “imponer un límite” nos tiene rehenes y no nos permite entender que los límites se conquistan con el amor hacia al otro, con el sentimiento de empatía, con la preocupación por el bien estar común, y que todos estos valores sólo pueden ser cosechados con el ejemplo, con tiempo y libertad. Es en el nuestro cotidiano que debe vivir el tiempo tranquilo, el tiempo de las estaciones, el tiempo del juego y de la riza.
Todos los días hay que tener un espacio para el nada. Los niños necesitan este espacio, estas pausas para poder asimilar el mundo. Para tener ideas brillantes, y transformar el nada en algo bonito que vienen a compartir con nosotros.
Si eres novato en esta experiencia puede empezar por la lectura del cuento en la cama, o por al recoger los niños en el cole parar a merendar y dejar que te cuenten su día, o mismo buscar algunas actividades para hacer juntos, lo que a ti te guste y que quiera compartir con él... Algunos nos parece genial el cocinar con nuestros peques, a otros (cómo yo), nos apuntamos a danza en familia, y nos redescubrimos en el mundo de la música y el movimiento.
El tiempo es fundamental para la salud. Un tiempo natural, un tiempo con nuestros niños, un tiempo sin reloj...