¿Es eficaz el cambio de creencias?
El dogma científico actual sobre el comportamiento, sobre qué nos controla, mantiene que son los genes quienes dictan nuestras acciones, nuestra salud, nuestras experiencias. Así, esta teoría nos deja poco lugar para la acción: somos “víctimas” de nuestra propia herencia genética. Pero... ¿eso es así al 100%? La respuesta es, por suerte, “no”.
Para nuestra mayor fortuna hay una corriente emergente que contradice esta teoría genética y establece que la vida y los procesos que en ella se generan tienen mucho que ver con la percepción de la realidad y no tanto con la genética adquirida. Los genes se activan causando ciertas enfermedades, generalmente, cuando se les señala que deben hacerlo, ciertas consecuencias a nuestros actos si así han sido programadas en el subconsciente. E ahí la libertad de la que habla esta nueva corriente científica. Como diría Bruce Lipton, biólogo celular:
Es nuestra percepción la que controla nuestra biología, dirige nuestros comportamientos e influencia profundamente en nuestra salud.Bruce Lipton
La importancia de la percepción
Nuestra percepción crea nuestra realidad y, en base a ello, si cambiamos nuestras creencias respecto a lo que vemos, sentimos o cómo nos comportamos, podríamos cambiar todo lo que hasta ahora hemos aprendido en cuestión de minutos. Y todo por un cambio de creencia respecto a cualquier aspecto. Lo importante no es dónde mirar sino cómo miramos, para ver aquello que está ocurriendo. Ahí, justo ahí está el cambio.
Nuestras percepciones de la realidad, como decía, las adquirimos mediante todas aquellas experiencias vividas. En el momento en que ocurre la experiencia, nuestra mente y nuestro cuerpo establece una respuesta a ese estímulo, almacenado en la mente subconsciente.
La mente subconsciente parece no haber importado demasiado, durante algunos siglos de estudio, a los investigadores. Pero es Bruce Lipton quien, tras varios estudios sobre la célula y su entorno, y el psicólogo e investigador, Rob Williams, quienes proponen una nueva visión de todo esto. Si la célula cambia y se comporta de una determinada forma al cambiar su entorno, el cerebro establece diferentes respuestas para diferentes estímulos. Si el sistema nervioso funciona como conductor de nuestros sistemas culturales, mentor de nuestro aprendizaje del lenguaje y las habilidades sociales, entonces, haciendo pequeños cambios en el cerebro, que es quien manda la orden, podremos cambiar la realidad.
Esta nueva vertiente de la psicología moderna apareció en 1988 con el objetivo de cambiar la perspectiva desde la cual se estaban estudiando y tratando los traumas, miedos o problemas de las personas. No bastaba con hablar de ello, sino de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo para poder ponerle remedio (rápido y efectivo, por otro lado). Conocer la causa del problema, en si mismo, no lo cambia, ya que esto no afecta en absoluto (o muy poco) a la mente subconsciente, motor de todo cambio.
Es a partir de estas investigaciones cuando se llega a la conclusión de que la llave del cambio no estaba donde se buscaba anteriormente, sino en la propia mente, en el subconsciente.
No todo depende de la voluntad, ni del paciente ni del terapeuta, cuando tratamos de enfrentar miedos, sanar traumas o llegar donde queremos llegar. No basta con querer, sino con creer que se puede. No cabe duda que es indispensable que “pensar mejor” nos hará “mejores”, dicho esto. Pero este postulado va mucho más allá.
Cierto es que es de suma importancia para tu salud y tu propio bienestar un cambio en la forma en la que piensas, sientes y lo vives, concentrándote en los pensamientos positivos y eliminando todos aquellos obstáculos que impidan tu crecimiento personal, como por ejemplo tus extenuantes pensamiento negativos. Pero no es tan sencillo: pensar mejor no nos hará hacer grandes cambios en nuestras vidas, al menos entendiendo el cambio como profundo e irrevocable. Por ello, la gente que trata de “pensar mejor” y no consigue resultados palpables en sus vidas, cree haber fracasado, y caen en una espiral de desesperación por no saber hacia dónde dirigirse para lograr sus metas. Creen que su situación no tiene remedio. Desalentador.
Es por ello muy importante que sepamos separar ambas partes del cerebro humano y entenderlas de ese modo, separadas. Por un lado encontramos la mente consciente, y por otro la subconsciente. La mente consciente es aquella que crea esos pensamientos positivos. La mente subconsciente, de otro lado, es totalmente automática: funciona tal como está programada, dando siempre las mismas señales ante los mismos estímulos o ideas. Es por ello que la mente subconsciente es muchísimo más poderosa que la consciente. Por tanto, los cambios profundos tendrán grandes efectos si se hacen en esta parte. Aquí reside la importancia del Cambio de creencias a este nivel.
Durante toda nuestra vida, desde bien pequeños, nuestra mente subconsciente está siendo programada desde diferentes ámbitos: sociedad, familia... algo tan simple e inocente como un “te vas a caer si sigues haciendo eso”, dicho a un niño, cala tan rápido en su subconsciente que, finalmente, acaba cayendo irremediablemente al suelo. Curioso, pero real.
¿Cuál es la calidad de tus creencias subconscientes?
Nuestras creencias establecen los límites de lo que podemos alcanzar. Y, si supongo bien, a todos nos gustaría alcanzar ese estado deseado, esa meta casi inalcanzable, esa sensación de haberlo conseguido. Por eso, ¿qué ocurre cuando decidimos cambiar esa percepción que dicta nuestra realidad? ¿Podemos hacerlo? La respuesta es “Sí”, rotundo.
Por norma general miramos a nuestro alrededor en busca de algo que nos indique una cierta realidad, una que nos convenga o no, pero quizá se trata de mirar menos al azar y fijar la vista en la buena dirección. No se trata de creer que ocurrirá lo que queramos, sino de que ocurra y ocurra bien. Y ahí, justo ahí, es donde trabaja Cambio de creencias.
En Cambio de creencias se utilizan diferentes técnicas para llegar al subconsciente, que, recordemos, es la “centralita” de todo nuestro cerebro y, por ende, de nuestras acciones y comportamientos.
Podemos cambiar aquellas creencias limitantes que impiden un crecimiento personal en cualquier ámbito. Podemos ser más prósperos si eliminamos de nuestro subconsciente aquellas creencias que impiden que lo seamos. ¿Crees que eres incapaz de hacer algo, lo que sea? Lo serás. Pero aquí está una vía de cambio, una herramienta poderosa para ayudarte a ser quien quieras ser, llegar donde quieras llegar. Sin límites, de una manera rápida, cómoda, y altamente efectiva.
Ejemplos de creencias subconscientes
Para ayudarte a identificar algunas creencias subconscientes que te impiden materializar la vida que tú quieres, he preparado una pequeña lista que te ayudará a tomar conciencia de qué programas saboteadores pueden estar influyéndote en tu día a día.
- No puedo encontrar un trabajo bien remunerado
- No soy capaz de trabajar en una empresa de éxito
- No merezco un aumento de sueldo.
- No encontraré pareja, porque nadie se fijará en mí.
- Los ricos son malas personas (por lo que nunca seré rico)
- La gente es mala y envidiosa
- Si tengo éxito me odiarán y me quedaré solo
- Si digo mi opinión caeré mal.
Mi experiencia con el cambio de creencias ha sido reveladora y transformadora. Es por ello por lo que no podía dejar pasar la oportunidad de contártelo y animarte a que pruebes la dinámica del cambio de creencias como técnica de empoderamiento personal y conseguir materializar tus sueños.
Gracias por tu tiempo y enhorabuena por conocer un poquito más de esta poderosa herramienta.