Depresión post-jubilación
La palabra jubilación deriva de júbilo, que significa gozo o alegría intensa. Así, cuando alguien se jubila después de toda una vida de trabajo y obtiene el derecho a cobrar una paga sin tener que trabajar, disponiendo de más tiempo libre, debería ser motivo de alegría, de júbilo. Sin embargo, en muchos casos se produce un efecto contrario, tristeza, desorientación, depresión...
Cuando una larga vida laboral se interrumpe definitivamente, se produce un cambio importante, radical. Y todo cambio requiere un periodo de adaptación en el que la persona deberá amoldarse a la nueva situación. Si no consigue adaptarse, entonces pueden aparecer problemas.
¿Por qué la llegada de la jubilación puede generar sentimientos negativos?
Existen diversas circunstancias que pueden configurar panoramas negativos para quien se jubila. El hecho de que la prestación que se cobre sea inferior a los ingresos habituales puede ser un factor en contra. Una jubilación anticipada de forma forzosa también. Lo mismo que padecer problemas de salud, o que cada vez le queden menos amigos y familiares en quien apoyarse. Si la persona no cultivó ningún hobby o afición, ni tiene objetivos para su jubilación, puede tener dificultades para emplear su tiempo positivamente, porque no sabe qué hacer.
En ocasiones, si la persona basó su vida, su identidad social y su rol familiar en el trabajo, se puede encontrar con que disminuya su autoestima al sentir que ha dejado de ser útil, que ha perdido su fortaleza y su reconocimiento personal, de forma que se produce un duelo por esa pérdida.
Sea cual fuere el motivo o motivos principales por los que no consigue aceptar el nuevo rol y adaptarse a las nuevas circunstancias, o no supera ese duelo interno, se puede empezar a sentir tristeza, desgana, apatía, incluso miedos y desorientación que, de no solucionarse, puede generar la depresión, la cual cursará con un mayor nivel de estrés, ansiedad, alteraciones del sueño, cansancio, mal humor, falta de apetito, pérdida de placer, aislamiento, apatía y, en general, un estado de pesimismo y melancolía generalizada.
Además, si la depresión no se soluciona y se vuelve severa y duradera, puede acarrear problemas físicos, empeorar viejas enfermedades o propiciar la aparición de otras nuevas. Incluso puede deprimir el sistema inmune, de forma que algunas enfermedades pueden verse agravadas por la falta de respuesta de las defensas.
No infravalorar la depresión post-jubilación
Por eso es fundamental no infravalorar la depresión post-jubilación y tratar de afrontarla contundentemente, porque las consecuencias pueden ser muy desfavorables. Y como, además, cuando se tiene este tipo de depresión es muy difícil solucionarla por sí solo, se necesita ayuda externa, porque de lo contrario se hará resistente y cada vez costará más.
Los problemas de una persona la pueden afectar más o menos, pero su impacto final dependerá también de cómo se lo toma, por lo tanto, hay de procurar mirar estos cambios de la jubilación de una forma lo más positiva posible.
¿Cómo prevenir la depresión?
Pensar que va a poder descansar más tiempo, podrá cuidarse más, gozar de más oportunidades para compartir el tiempo y experiencias con la familia y amigos, tendrá más posibilidades de realizar aquellas actividades que siempre ha deseado o soñado, viajar, leer, escribir, estudiar, escuchar música, ir al cine, teatro, buscar un hobby, jardinería, cocina, relajación, yoga, espiritualidad, compartir y enseñar las experiencias vividas y conocimientos con los más jóvenes, realizar alguna labor de voluntariado...
Hay que intentar adaptarse a la nueva situación, aceptarla y empezar a sacarle partido. ¡Se pueden hacer tantas cosas para disfrutar de la jubilación!
Lo que se debe evitar es aislarse, estar solos o quedarse encerrado en casa. Hay que procurar estar activo, salir a la calle, pasear, tomar el sol, juntarse con amigos y familiares, conversar con ellos, asistir a charlas, exposiciones, talleres, cursos o ir a lugares donde haya algún motivo de interés o atracción, realizar actividades de ocio o recreativas que le hagan disfrutar del tiempo libre, conocer gente nueva y, en definitiva, actividades que le alegren y le hagan recuperar las ganas de vivir y disfrutar.
Pero entre tantas actividades agradables también hay que imponerse pequeñas rutinas, hábitos que en cierto modo obliguen a estar ocupado, evitando estar tanto tiempo sin hacer nada, y que le obligue a gestionar positivamente esa energía que aún le queda.
Mantener unos hábitos alimenticios y un estilo de vida saludable, con ejercicio, es primordial, para poder cuidarse y mantener la mejor salud posible, evitando tener que estar hablando siempre de enfermedades... Hay que hablar de lo maravillosa que es la vida. Como dijo Jorge Guillén, el poeta:
La vida es bella, no porque sea bella, sino porque es vida.
Jorge Guillén
En definitiva, si te vas a jubilar, puedes prevenir la depresión. Si estás jubilado, puedes evitarla. Y si ya la tienes, por favor, no la infravalores y busca ayuda de un profesional de la salud, porque es un problema que difícilmente puede solucionarse en solitario. Te ayudará a superarlo, incluso de forma natural, y podrás volver a sentir el placer de vivir con más fuerza que nunca. De otra manera, pero con toda tu energía.