La fiebre del Mandala, moda o terapia
Últimamente podemos encontrar libros de colorear mandalas en cualquier librería o papelería, también los podemos hallar fácilmente en Internet como imprimibles o para pintar con la ayuda del ratón, e incluso se han creado aplicaciones para los móviles. Los hay circulares, con formas de animales, de aves exóticas, de seres mágicos de la naturaleza… hay una gran diversidad de modelos para elegir, pero ¿de dónde viene esto de los mandalas?
El origen de los mandalas
Carl Gustav Jung (1875-1961) fue un prestigioso médico psiquiatra, y psicólogo; figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.
Jung dibujaba diariamente un mandala para comprender sus propios procesos psíquicos e interpretar sus sueños. Él estaba convencido de que los sueños son una forma de comunicación desde nuestro inconsciente.
Jung opinaba que la psique es un organismo de autorregulación en el que las actitudes conscientes son propensas a ser compensadas por el inconsciente (dentro del sueño).
Es por ello que para Jung los Mandalas eran representaciones de la mente, puesto que en ellos se reflejaban los aspectos conscientes e inconscientes de los seres humanos, y los utilizó en su consulta como técnica terapéutica para identificar desórdenes emocionales.
Jung defendía que el comportamiento del individuo se formaba sobre dos estructuras, la conciencia individual y la conciencia colectiva y que ambas se veían reflejadas en los Mandalas que los pacientes dibujaban. En el centro se hallaría la conciencia individual sobre la cual hay que trabajar para modelarla positivamente, y los contornos representaban el marco social, el entorno.
La aplicación terapéutica de los mandalas
Vemos, por tanto, que lejos de ser una mera moda, el hecho de recurrir a los Mandalas con sentido terapéutico obtiene un gran valor y unos grandes resultados para la persona con la que se trabaja.
Para mi es fundamental y de gran utilidad la terapia creativa "Lienzos del Alma" que consiste en dibujar y colorear tu propio mandala. No se trata de hacer un mandala perfecto, artístico, como los que podemos encontrar en los cuadros y cuadernos de colorear, sino todo lo contrario, se trata de dejarnos llevar y dejar libre a nuestra mano para que haga el trabajo.
El mandala que tú estás haciendo en un momento determinado es un modelo de la psique en ese mismo momento, por eso no pueden haber dos mandalas iguales. Para que me entiendas, es como si hiciéramos una fotografía al conjunto de procesos conscientes e inconscientes de un individuo. Tu mandala reflejará qué y cómo te sientes en el momento en que lo creas.
Como dice Carl Jung:
El mandala no permite mentira. Lo que salió, es lo que está.
Carl Jung
Es una técnica de expresión inconsciente y de liberación, ya que al interpretar el mandala podemos averiguar y entender cosas de nosotros mismos que no sabíamos, que nos bloqueaban o que nos sabíamos expresar desde la conciencia.
Una vez que la persona tiene su mandala terminado y hemos trabajado en su lectura e interpretación, se inicia un proceso de trabajo individual reflexivo con el uso de diferentes técnicas que se adapten a la persona con la que se trabaja.
Terminado ese proceso reflexivo de auto conocimiento, el siguiente paso es dibujar de nuevo otro mandala que nos sirva de nuevo de fotografía o de espejo y valoraremos así los cambios que se han ido experimentando. Observaremos que este segundo es mucho más positivo, optimista, con colores más armonizados entre sí.
Los beneficios de los "Lienzos del Alma"
Y si aún no te has decidido a experimentar tu Lienzo del Alma, quizá lo hagas al leer los beneficios que proporciona esta terapia:
- Creatividad: nos permite ejercer nuestra creatividad de forma constante y en niveles que impliquen un desafío cada vez mayor.
- Terapéutico: nos permite drenar frustraciones íntimas.
- Introspección: Al pintar el mandala estamos creando un mapa de nuestras emociones y estados de ánimo.
- Auto curación: El identificar en que parte del cuerpo sentimos los símbolos de nuestro mandala, nos da la pista de cómo nos están afectando físicamente las emociones.
- Meditación y relajación: ya que es una terapia que nos ayuda a desconectar del exterior y conectar con nosotros mismos.
- Autoconocimiento y autoexploración: te ayuda a conocerte más a ti mismo.