Claves para que te escuchen con interés
Todos, como profesionales, hemos tenido la oportunidad de exponer nuestros conocimientos y habilidades, ante un auditorio más o menos numeroso, en conferencias, en cursos o talleres, en clases magistrales, etc.
El máximo afán de cualquier ponente es conseguir despertar el interés del auditorio y que nos escuchen con interés y atención.
Todos hemos sufrido esos nervios que nos atenazan en la boca del estómago, ese sudor frío, ese malestar, que nos ataca cuando estamos a punto de enfrentarnos al público. Este pánico escénico suele solventarse con:
- La práctica y la repetición.
- Apelando y desarrollando nuestra autoconfianza.
- Gestionando nuestras propias emociones.
- Practicando la meditación, la respiración consciente, las afirmaciones positivas, …
- Confiando en nuestra preparación y habilidades.
- Y recurriendo a nuestros conocimientos y experiencia.
Una vez superado este miedo inicial, nuestros esfuerzos deben centrarse en despertar la máxima atención e interés en nuestra exposición por parte de nuestra audiencia.
Esta tarea no es sencilla en absoluto, y solemos fiarla al talento propio y a la suerte.
Pero existen unas cuantas herramientas y habilidades que pueden ayudarnos a convertirnos en unos ponentes extraordinarios, que llenen salas y consigan atraer al público.
Herramientas y habilidades eficaces para lograr que te escuchen con interés
A continuación os desgrano aquellos que, a lo largo de mi propia experiencia, he comprobado que son más eficaces para lograr esos objetivos.
- Muévete por el escenario: Un ponente estático conduce a su auditorio a la pasividad. Si te mueves, llamas su atención y los predispones a la escucha.
- Involucra al público: No seas uno de esos ponentes que “sueltan su rollo” como si el público no les importara. Hazles preguntas, sugiere comentarios, acepta preguntas en cualquier momento, … en definitiva, hazles sentir como parte activa del evento.
- Gesticula: La comunicación no verbal es casi tan importante como la expresión oral, a la hora de despertar interés. No solo es importante lo que dices, sino como lo dices.
Además es necesario apoyarse en un lenguaje no verbal adecuado, para aportar un extra de coherencia a nuestra exposición. Si hablamos con pasión, debemos ser coherentes y expresarnos con la misma pasión.
Recuerda que tus gestos pueden transmitir más que tus palabras. - Bromea de vez en cuando: No debes convertir tus apariciones públicas en símiles del “Club de la Comedia” pero tampoco aburrir a las ovejas.
Una broma, un chiste a tiempo, hacen reír a tu público, les relaja, les hace sentirse a gusto y, por tanto, más receptivos. - Cuenta historias interesantes: Las personas solemos identificarnos mejor con una historia personal. La empatía aparece con mucha más facilidad si contamos una historia, que sí nos limitamos a “decir cómo deben hacerse las cosas”.
Los consejos y recomendaciones, no llaman tanto la atención como las vivencias. - Divide todo en bloques de 10 minutos: Está comprobado que la capacidad de atención es limitada. Si saturas de información, por muy interesante que sea, tu auditorio se perderá entre tantos datos acumulados.
Es mucho mejor estructurar nuestras intervenciones en bloques de unos diez minutos por tema a tratar, para impedir esas distracciones. - Establece pequeñas pausas: También es recomendables introducir ligeras paradas en nuestra exposición, por los mismos motivos. Estas pausas permiten descansar brevemente al público, y acoger el siguiente tema con fuerzas renovadas.
- Destaca 3 características/ideas (o grupos de 3): El 3, además de ser un número “mágico” determina el número de ideas o conceptos que la mayoría de las personas son capaces de asimilar adecuadamente de una vez.
Aunque nuestra enumeración sea mayor, es aconsejable dividirla en grupos de 3, para maximizar la atención. - Utiliza hechos probados y datos: Generalmente, las personas suelen dar mayor credibilidad a los datos. La eficacia de los argumentos es mucho mayor cuando se apoyan en estudios, experimentos y pruebas que cuando se expresan sin más apoyo.
- Apela también a los sentimientos: Pero también es necesario apelar a los sentimientos y emociones, tocar la fibra de las personas, para completar el proceso de transmisión de la información.
Si no somos capaces de establecer un vínculo emocional con nuestro auditorio, nuestra ponencia quedará siempre coja. - Utiliza medios audiovisuales: En la medida de lo posible, es una práctica muy recomendable, la utilización de presentaciones, vídeos y audios, para reforzar y ejemplificar nuestras argumentaciones.
Además representan un “cambio de aires” para el público, le distraen y entretienen. El uso de estos recursos tecnológicos nos hará ganar muchos puntos ante nuestra audiencia. - Controla la energía que se genera: Es absolutamente imprescindible generar y armonizar los flujos de energía que se establecen entre público y ponente:
Elevarlos cuando deseemos enfatizar un argumento, relajarlos en momentos puntuales para no forzar la situación, llevarlos in crescendo para cerrar el evento en todo lo alto,…
Sin una adecuada gestión de esos flujos de energía, nos será imposible conseguir la implicación del público en nuestra exposición.
Estoy convencido de que, incorporando estas habilidades a vuestras capacidades innatas, seréis capaces de conseguir la máxima atención e interés de cualquier auditorio.
Solo me queda desearos mucha suerte en el camino.